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Columnista - 24 julio, 2014

La Ecología como salida a la crisis (Parte I)

En medio de una crisis mundial en torno al medio ambiente y múltiples crisis económicas alrededor del mundo, parece haber una nueva salida para ambos problemas. El dinero hoy se proyecta en verde, pues más allá de las variaciones en el precio del dólar, los proyectos ambientales que buscan renovar las fuentes de energía y […]

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En medio de una crisis mundial en torno al medio ambiente y múltiples crisis económicas alrededor del mundo, parece haber una nueva salida para ambos problemas.

El dinero hoy se proyecta en verde, pues más allá de las variaciones en el precio del dólar, los proyectos ambientales que buscan renovar las fuentes de energía y sanar algunos de los aspectos más afectados por el cambio climático se muestran como la nueva fuente de desarrollo y progreso para el mundo.

En la cumbre del G-20 en Pittsburg, Jomo K. Sundaram, subsecretario general para el desarrollo económico en el Departamento de Asuntos Económicos y Sociales de las Naciones Unidas, resaltó la importancia de convertir los brotes verdes de la recuperación económica en un “crecimiento verde” sostenible, que impulse economías verdes que tengan dentro de sus prioridades la protección del clima mundial. Diferentes gobiernos de los países ricos están comenzando a enunciar en palabras lo que esto significará en términos de política: Un cambio de estilo de vida e inversiones que desarrollen fuentes de energías limpias.

Sin embargo, el reto más grande es regular la producción de energía limpia en países que no pueden incluir dentro de sus presupuestos proyectos de producción y desarrollo de este tipo de energías. Los países industrializados tendrán la responsabilidad de apoyar este tipo de proyectos y diseñar estrategias para equilibrar las cargas de consumo y producción.

Los indicadores económicos, tras las iniciativas para cerrar las brechas energéticas entre países industrializados y países tercermundistas, son relativamente simples. Hasta un umbral de cerca de 100 Kwh per cápita, el consumo de energía y los indicadores de desarrollo humano van de la mano. Si tenemos en cuenta los precios actuales, serían necesarios entre 10 y 20 dólares por persona por día para alcanzar ese umbral.

Como consecuencia, la seguridad energética está fuera del alcance no sólo de lo más pobres, sino también de la mayoría de las personas en las economías emergentes. Gastar 10 dólares por día en energía, por ejemplo, agotaría los ingresos per cápita de países como Angola, Ecuador y Macedonia.

Sin embargo el calentamiento global no da espera y la única salida es una inversión pública masiva en la construcción de suministros de energías limpias combinada con subsidios que compensen los precios iníciales. Hasta ahora los países ricos no han estado a la altura del reto; a pesar de los compromisos firmados en Kioto, Bali y otros encuentros, los recursos que buscaban mitigar las consecuencias del cambio climático en los países en desarrollo no han sido los esperados.

Columnista
24 julio, 2014

La Ecología como salida a la crisis (Parte I)

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Hernán Maestre Martínez

En medio de una crisis mundial en torno al medio ambiente y múltiples crisis económicas alrededor del mundo, parece haber una nueva salida para ambos problemas. El dinero hoy se proyecta en verde, pues más allá de las variaciones en el precio del dólar, los proyectos ambientales que buscan renovar las fuentes de energía y […]


En medio de una crisis mundial en torno al medio ambiente y múltiples crisis económicas alrededor del mundo, parece haber una nueva salida para ambos problemas.

El dinero hoy se proyecta en verde, pues más allá de las variaciones en el precio del dólar, los proyectos ambientales que buscan renovar las fuentes de energía y sanar algunos de los aspectos más afectados por el cambio climático se muestran como la nueva fuente de desarrollo y progreso para el mundo.

En la cumbre del G-20 en Pittsburg, Jomo K. Sundaram, subsecretario general para el desarrollo económico en el Departamento de Asuntos Económicos y Sociales de las Naciones Unidas, resaltó la importancia de convertir los brotes verdes de la recuperación económica en un “crecimiento verde” sostenible, que impulse economías verdes que tengan dentro de sus prioridades la protección del clima mundial. Diferentes gobiernos de los países ricos están comenzando a enunciar en palabras lo que esto significará en términos de política: Un cambio de estilo de vida e inversiones que desarrollen fuentes de energías limpias.

Sin embargo, el reto más grande es regular la producción de energía limpia en países que no pueden incluir dentro de sus presupuestos proyectos de producción y desarrollo de este tipo de energías. Los países industrializados tendrán la responsabilidad de apoyar este tipo de proyectos y diseñar estrategias para equilibrar las cargas de consumo y producción.

Los indicadores económicos, tras las iniciativas para cerrar las brechas energéticas entre países industrializados y países tercermundistas, son relativamente simples. Hasta un umbral de cerca de 100 Kwh per cápita, el consumo de energía y los indicadores de desarrollo humano van de la mano. Si tenemos en cuenta los precios actuales, serían necesarios entre 10 y 20 dólares por persona por día para alcanzar ese umbral.

Como consecuencia, la seguridad energética está fuera del alcance no sólo de lo más pobres, sino también de la mayoría de las personas en las economías emergentes. Gastar 10 dólares por día en energía, por ejemplo, agotaría los ingresos per cápita de países como Angola, Ecuador y Macedonia.

Sin embargo el calentamiento global no da espera y la única salida es una inversión pública masiva en la construcción de suministros de energías limpias combinada con subsidios que compensen los precios iníciales. Hasta ahora los países ricos no han estado a la altura del reto; a pesar de los compromisos firmados en Kioto, Bali y otros encuentros, los recursos que buscaban mitigar las consecuencias del cambio climático en los países en desarrollo no han sido los esperados.