El cementerio es el lugar sagrado donde reina el misterio del sueño y el silencio. La palabra cementerio viene del término griego koimetérion, que significa dormitorio, porque según la creencia cristiana, ahí los cuerpos dormían hasta el día de la resurrección. La profecía bíblica, de polvo eres y en polvo te convertirás, para los cristianos […]
El cementerio es el lugar sagrado donde reina el misterio del sueño y el silencio. La palabra cementerio viene del término griego koimetérion, que significa dormitorio, porque según la creencia cristiana, ahí los cuerpos dormían hasta el día de la resurrección.
La profecía bíblica, de polvo eres y en polvo te convertirás, para los cristianos se cumple en el cementerio; por eso prefieren el rito de sepultar el cuerpo y no la cremación del cadáver (aunque a veces hay circunstancias que ameritan la incineración). El apego por el recuerdo a los muertos genera respeto por este lugar sagrado.
Con la ceremonia fúnebre y la arquitectura de la tumba, los familiares reflejan la identidad del difunto. De manera similar, el orden en la construcción de las bóvedas y el mantenimiento adecuado del cementerio, refleja la concordia entre los miembros de la comunidad, los líderes cívicos y las autoridades.
El desorden en un cementerio es la ausencia de civismo y la desidia para honrar la memoria de los fallecidos. Quien no cuida o colabora para que permanezca en buen estado el cementerio donde yacen los restos de sus padres, es un ingrato al amor que debe profesar un hijo a sus progenitores.
En los pueblos, les corresponde a los corregidores velar por el crecimiento organizado de la población. Claro está, que a la administración municipal le concierne socializar el Plan de Organización Territorial para planificar el desarrollo urbanístico: trazar las calles, dejar zonas especiales para futuras construcciones o ampliaciones de centros de salud, colegios, bibliotecas, casa de la cultura, parques, canchas deportivas y el cementerio. Es necesario diseñar el desarrollo de los pueblos y capacitar a los corregidores, ediles y líderes cívicos para que se conviertan en guardianes progresistas de las comunidades.
En los pueblos donde hay parroquia, el sacerdote debería liderar la organización del cementerio para que sea un lugar agradable, con árboles sombríos, de espacios libres para entrar los ataúdes, separación entre una y otra bóveda, y educar a las familias para construir bóvedas de manera vertical, de dos cuerpos, con sus respectivos osarios, porque el espacio es un problema universal y hay que aprovecharlo.
En Valencia de Jesús, unos señores irresponsables que anteponen el interés del dinero a la importancia de proteger el medio ambiente y el respeto por lugares sagrados, cortaron varios árboles del cementerio. Un típico sacrilegio.
En Mariangola algunas personas construyen las bóvedas en lugares prohibidos, casi encima de otras, toman la paredilla de encerramiento como otra pared de la bóveda. Tumban árboles que son un oasis para los visitantes del cementerio.
Respetuosamente hago una invitación al señor corregidor, a la junta directiva de Acción Comunal y al Párroco para que lideren la administración del cementerio.
El cementerio es el lugar sagrado donde reina el misterio del sueño y el silencio. La palabra cementerio viene del término griego koimetérion, que significa dormitorio, porque según la creencia cristiana, ahí los cuerpos dormían hasta el día de la resurrección. La profecía bíblica, de polvo eres y en polvo te convertirás, para los cristianos […]
El cementerio es el lugar sagrado donde reina el misterio del sueño y el silencio. La palabra cementerio viene del término griego koimetérion, que significa dormitorio, porque según la creencia cristiana, ahí los cuerpos dormían hasta el día de la resurrección.
La profecía bíblica, de polvo eres y en polvo te convertirás, para los cristianos se cumple en el cementerio; por eso prefieren el rito de sepultar el cuerpo y no la cremación del cadáver (aunque a veces hay circunstancias que ameritan la incineración). El apego por el recuerdo a los muertos genera respeto por este lugar sagrado.
Con la ceremonia fúnebre y la arquitectura de la tumba, los familiares reflejan la identidad del difunto. De manera similar, el orden en la construcción de las bóvedas y el mantenimiento adecuado del cementerio, refleja la concordia entre los miembros de la comunidad, los líderes cívicos y las autoridades.
El desorden en un cementerio es la ausencia de civismo y la desidia para honrar la memoria de los fallecidos. Quien no cuida o colabora para que permanezca en buen estado el cementerio donde yacen los restos de sus padres, es un ingrato al amor que debe profesar un hijo a sus progenitores.
En los pueblos, les corresponde a los corregidores velar por el crecimiento organizado de la población. Claro está, que a la administración municipal le concierne socializar el Plan de Organización Territorial para planificar el desarrollo urbanístico: trazar las calles, dejar zonas especiales para futuras construcciones o ampliaciones de centros de salud, colegios, bibliotecas, casa de la cultura, parques, canchas deportivas y el cementerio. Es necesario diseñar el desarrollo de los pueblos y capacitar a los corregidores, ediles y líderes cívicos para que se conviertan en guardianes progresistas de las comunidades.
En los pueblos donde hay parroquia, el sacerdote debería liderar la organización del cementerio para que sea un lugar agradable, con árboles sombríos, de espacios libres para entrar los ataúdes, separación entre una y otra bóveda, y educar a las familias para construir bóvedas de manera vertical, de dos cuerpos, con sus respectivos osarios, porque el espacio es un problema universal y hay que aprovecharlo.
En Valencia de Jesús, unos señores irresponsables que anteponen el interés del dinero a la importancia de proteger el medio ambiente y el respeto por lugares sagrados, cortaron varios árboles del cementerio. Un típico sacrilegio.
En Mariangola algunas personas construyen las bóvedas en lugares prohibidos, casi encima de otras, toman la paredilla de encerramiento como otra pared de la bóveda. Tumban árboles que son un oasis para los visitantes del cementerio.
Respetuosamente hago una invitación al señor corregidor, a la junta directiva de Acción Comunal y al Párroco para que lideren la administración del cementerio.