“Yo estoy plenamente seguro que alguien por envidia o por una retaliación le prendió fuego a la casa con mi hijo adentro, porque la forma como quedó la vivienda totalmente quemada, no es que el niño haya causado fuego, es más, la casa la estaba construyendo de tablas y zinc y las paredes eran de tablas y estaba verde, porque las había aserrado recientemente”. Así lo explicó Hernando de Jesús Ramírez, un humilde cultivador de hortalizas, desplazado por la violencia desde el municipio de Caicedo, Antioquia, al referirse de la horrible muerte de su hijo, Hernando de Jesús Ramírez Mercado, de dos años y siete meses de nacido, cuyo cuerpo quedó completamente calcinado por la acción de la candela, toda vez que la casa se prendió íntegra y en menos de 15 minutos quedó en el suelo.

“Eso para mí sí es raro, porque según me comentó mi vecino de la parcela más cercana, observó como una luz de linterna, pero no le prestó atención, porque pensaba que era yo que había llegado; luego vio humo en la casa y pensaba que estaba haciendo comida, pero luego la vivienda quedó envuelta en llamas y ahí si dijo que algo ocurrió allá y cuando llegó la casa ya estaba en el suelo y pensaba que el niño estaba conmigo, pero una vez llegué, que vi eso desolado, corrí a mover todo para rescatar a mi hijo, pero ya no había nada que hacer, murió calcinado”, indicó el padre.

El hecho se registró entre las 6:45 y 7:00 de la noche del pasado sábado en predios de la parcela de su propiedad El Mirador, localizada en la vereda La Unión, corregimiento de Estados Unidos, en jurisdicción municipal de Becerril, parte alta de la serranía de Perijá, distante a dos horas y media de Becerril en carro.

“Cuando yo salía a regar el cultivo de hortalizas que está a pocos metros de la casa, yo dejaba al niño con todas las medidas de seguridad y nada a su alcance para provocar fuego y estoy convencido que mi hijo no tuvo esa capacidad para prenderle fuego, eso es extraño y nadie me puede convencer de lo que yo pienso, y es que alguien le roció gasolina a la casa y la prendió con mi hijo adentro”, sostuvo en medio del dolor y las lágrimas que le corrían por sus mejillas.

Por Abdel Martínez Pérez
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