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Columnista - 23 junio, 2014

Se vale soñar

La selección Colombia arrancó con pie derecho en la primera ronda del mundial, mostrando jerarquía y el pundonor que se requiere para enfrentar torneos de élite con equipos sólidos. Y digo que se vale soñar, porque contamos con un cuadro aplicado que atraviesa un buen momento, conducido por José Pékerman, un técnico serio y aterrizado, […]

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La selección Colombia arrancó con pie derecho en la primera ronda del mundial, mostrando jerarquía y el pundonor que se requiere para enfrentar torneos de élite con equipos sólidos.

Y digo que se vale soñar, porque contamos con un cuadro aplicado que atraviesa un buen momento, conducido por José Pékerman, un técnico serio y aterrizado, pero no pesimista como los otrora Maturana y Bolillo, que no salían del improductivo toque, toque, que tantas desilusiones nos dio, en la época de “La rosca paisa”.

El argentino sabe leer muy bien los partidos y le entrega a los jugadores la confianza necesaria para tener un mejor desempeño.

A este equipo se le nota el roce internacional de los jugadores: En el arco, David Ospina ha respondido a cada una de las exigencias, dejando claro que tiene categoría. En la defensa, la dupla Yepes-Zapata, es impasable, se han acoplado muy bien. Por los laterales, Armero y Zúñiga, marcando y aportado en la salida, no se han arrugado ante la responsabilidad. En la primera línea del medio, dos titanes que se comen la cancha, Carlos Sánchez y Abel Aguilar, corriendo y marcando con amor patrio.

En segunda, Víctor Ibarbo, el único que ha estado un poco ausente y Cuadrado, que en cada corrida por la derecha se convierte en un peligro para el rival y, hoy, es pretendido por los mejores equipos del mundo.

De media punta-enlace James, el gran James Rodríguez, nuestra figura, armador pero también goleador, con su zurda prodigiosa puede convertirse en una de las grandes estrellas de este mundial, en contraste con el bajo nivel que han mostrado Cristiano Ronaldo y Messi; en la delantera, con Teófilo Gutiérrez y sus movimientos como pibot y buscando el espacio, se ha ganado el respeto de los defensas contrarios que ven en él a un auténtico goleador; no han dejado sentir la ausencia de Falcao.

Este es nuestro equipo y aún tenemos en la banca talento de sobra: Juan Fernando Quintero, Carlos Bacca, Jakcson Martínez, Fredy Guarín y otros, esperando la oportunidad para lucirse, en un campeonato mundial que sigue abierto y en el que cualquier cosa puede ocurrir.

Las grandes selecciones no han expuesto la casta; rápidamente salieron históricas como Inglaterra y España; Italia y Uruguay, se juegan la vida por un cupo; al igual que Alemania, Brasil y Argentina, que han sufrido para eliminar a sus rivales. Este es el mundial de los mal llamados “chicos”, como  Costa Rica, México, Chile y, por qué no, Colombia, que prácticamente está jugando de local, en cada partido lo acompañan 65.000 compatriotas, que hacen sentir al equipo como si estuviera en Barranquilla; además, a los europeos les ha dado duro el cambio y eso se nota en la cancha, se ven cansados y desconectados, a excepción de Holanda que muestra un poder avasallador.

Lo que sí preocupa, es la manera de celebrar, víctimas fatales en cada victoria, en el partido contra Grecia, 10 muertos en Bogotá, evidenciando la espiral de violencia en la que continúa inmersa nuestra sociedad, incluso en tiempos en los que se habla de paz; la falta de tolerancia, mezclada con alcohol y drogas, son una bomba de tiempo. Vamos Colombia, podemos hacer historia y llegar más lejos.

Columnista
23 junio, 2014

Se vale soñar

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Jacobo Solano Cerchiaro

La selección Colombia arrancó con pie derecho en la primera ronda del mundial, mostrando jerarquía y el pundonor que se requiere para enfrentar torneos de élite con equipos sólidos. Y digo que se vale soñar, porque contamos con un cuadro aplicado que atraviesa un buen momento, conducido por José Pékerman, un técnico serio y aterrizado, […]


La selección Colombia arrancó con pie derecho en la primera ronda del mundial, mostrando jerarquía y el pundonor que se requiere para enfrentar torneos de élite con equipos sólidos.

Y digo que se vale soñar, porque contamos con un cuadro aplicado que atraviesa un buen momento, conducido por José Pékerman, un técnico serio y aterrizado, pero no pesimista como los otrora Maturana y Bolillo, que no salían del improductivo toque, toque, que tantas desilusiones nos dio, en la época de “La rosca paisa”.

El argentino sabe leer muy bien los partidos y le entrega a los jugadores la confianza necesaria para tener un mejor desempeño.

A este equipo se le nota el roce internacional de los jugadores: En el arco, David Ospina ha respondido a cada una de las exigencias, dejando claro que tiene categoría. En la defensa, la dupla Yepes-Zapata, es impasable, se han acoplado muy bien. Por los laterales, Armero y Zúñiga, marcando y aportado en la salida, no se han arrugado ante la responsabilidad. En la primera línea del medio, dos titanes que se comen la cancha, Carlos Sánchez y Abel Aguilar, corriendo y marcando con amor patrio.

En segunda, Víctor Ibarbo, el único que ha estado un poco ausente y Cuadrado, que en cada corrida por la derecha se convierte en un peligro para el rival y, hoy, es pretendido por los mejores equipos del mundo.

De media punta-enlace James, el gran James Rodríguez, nuestra figura, armador pero también goleador, con su zurda prodigiosa puede convertirse en una de las grandes estrellas de este mundial, en contraste con el bajo nivel que han mostrado Cristiano Ronaldo y Messi; en la delantera, con Teófilo Gutiérrez y sus movimientos como pibot y buscando el espacio, se ha ganado el respeto de los defensas contrarios que ven en él a un auténtico goleador; no han dejado sentir la ausencia de Falcao.

Este es nuestro equipo y aún tenemos en la banca talento de sobra: Juan Fernando Quintero, Carlos Bacca, Jakcson Martínez, Fredy Guarín y otros, esperando la oportunidad para lucirse, en un campeonato mundial que sigue abierto y en el que cualquier cosa puede ocurrir.

Las grandes selecciones no han expuesto la casta; rápidamente salieron históricas como Inglaterra y España; Italia y Uruguay, se juegan la vida por un cupo; al igual que Alemania, Brasil y Argentina, que han sufrido para eliminar a sus rivales. Este es el mundial de los mal llamados “chicos”, como  Costa Rica, México, Chile y, por qué no, Colombia, que prácticamente está jugando de local, en cada partido lo acompañan 65.000 compatriotas, que hacen sentir al equipo como si estuviera en Barranquilla; además, a los europeos les ha dado duro el cambio y eso se nota en la cancha, se ven cansados y desconectados, a excepción de Holanda que muestra un poder avasallador.

Lo que sí preocupa, es la manera de celebrar, víctimas fatales en cada victoria, en el partido contra Grecia, 10 muertos en Bogotá, evidenciando la espiral de violencia en la que continúa inmersa nuestra sociedad, incluso en tiempos en los que se habla de paz; la falta de tolerancia, mezclada con alcohol y drogas, son una bomba de tiempo. Vamos Colombia, podemos hacer historia y llegar más lejos.