Publicidad
Categorías
Categorías
Columnista - 20 junio, 2014

Juanpaz

Después de la guerra viene la paz, de la incertidumbre y la zozobra el sosiego y la tranquilidad; pasaron las elecciones, ganó Colombia con Juanpaz y todo continúa normal. Esto de Juanpaz es obra de Edgar García Ochoa, Flash, famoso periodista y que a mí me gusta mucho, no Juanpa sino Juanpaz, que el Presidente […]

Boton Wpp

Después de la guerra viene la paz, de la incertidumbre y la zozobra el sosiego y la tranquilidad; pasaron las elecciones, ganó Colombia con Juanpaz y todo continúa normal. Esto de Juanpaz es obra de Edgar García Ochoa, Flash, famoso periodista y que a mí me gusta mucho, no Juanpa sino Juanpaz, que el Presidente debería adoptarlo porque está a tono con su obsesión de conseguir y que este proceso que camina en La Habana no a pasos agigantados y rápidos, sino pequeño pero seguro, llegue a un final feliz, aunque en el camino todavía tengamos que tragarnos muchos sapos, comernos con asco muchos ratones podridos y engullirnos aunque no nos gusten muchos reptiles.

Si Juanpaz, nuestro Presidente logra consolidar la Paz en Colombia, nuestra querida Colombia, que no es fácil por culpa de una guerrilla terca y prepotente que no ha querido entender que ya no lucen, que el pueblo no los quiere y que ya es hora que permitan que Colombia entre al grupo de los países desarrollados y que Juanpaz pase a la historia, no como el Pacificador Morillo en la época de la independencia arrasando, matando y destruyendo si no como el Gran Pacifista al mejor estilo de Mandela, cuyo nombre en el momento se me olvida y no tengo a la mano el celular para llamar al Agraciado y preguntarle, sembrando la semilla de la concordia, cultivando el fruto del amor, construyendo anchos y luminosos caminos para que por ellos transite la seguridad que permita que en nuestra patria no se registre más un solo atentado criminal por parte de grupos subversivos.

Eso se va a conseguir y rápido y lo van a ver los escépticos que todavía, vencidos, dicen que esto no tiene ni pies ni cabeza y que están convencidos de que el balín como dice Cayo, es el único elemento válido para doblegar a la guerrilla; amanecerá y veremos y con seguridad que amanecerá muy rápido y veremos a una Colombia repleta de felicidad con un Presidente harto de dicha por haber conseguido lo que otros no pudieron conseguir por otros medios.

Presidente Juanpaz, acuérdese que aquí en el Cesar le quedamos requetebién y que necesitamos su decidida ayuda para superar los difíciles momentos que estamos viviendo y cuando venga al Valle, que creo que será rápido, lo invito a La Paz en carro, a comerse una rica y deliciosa almojábana con tinto en la casa de Edith Calderón, a bañarse en el Chorro de Pepe Castro que es una piscina natural, remodelada y bella con sus aguas tibias y medicinales, extasiarse viendo las hermosas caderas, pechos exhuberantes, caras lindas y piernas bien torneadas de las mujeres pacíficas, deleitar el paladar con los deditos y “fritos” como le dice Juvalito a todos sus productos, una arepa rellena y empanadas asadas en horno de leña donde mi compadre Andrés Sierra y la sin par Rosita y finalmente degustar un mondongo dietético acompañado del parlamentario José Alfredo Gnecco o un pollo frito, que es el mejor del mundo donde Edulfo.

Le repito, vamos en carro, para que se dé cuenta de lo duro que muerde un maco haciendo 15 kilómetros en 45 minutos y con los nervios de punta, para que desde La Paz llame en forma urgente a su Ministro y tajantemente le de la orden de conseguir los recursos, pero ya, para la construcción de la vía con 4 carriles que a gritos y en forma desesperada le pedimos los cesarenses.

Registro complacido la recuperación de mi cuñado y compadre Rodrigo Morón Cuello, quien después de permanecer 45 días en cuidados intensivos en la moderna Clínica Buenos Aires, como consecuencia de quemaduras severas, ya se encuentra nuevamente en su residencia gozando del calor y cariño de Ayleen, sus hijos y sus familiares y de las severas prohibiciones de su médico de cabecera, mi ahijado Fernando Iván, más conocido por sus amigos como “Zepiro”.

Columnista
20 junio, 2014

Juanpaz

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
José M. Aponte Martínez

Después de la guerra viene la paz, de la incertidumbre y la zozobra el sosiego y la tranquilidad; pasaron las elecciones, ganó Colombia con Juanpaz y todo continúa normal. Esto de Juanpaz es obra de Edgar García Ochoa, Flash, famoso periodista y que a mí me gusta mucho, no Juanpa sino Juanpaz, que el Presidente […]


Después de la guerra viene la paz, de la incertidumbre y la zozobra el sosiego y la tranquilidad; pasaron las elecciones, ganó Colombia con Juanpaz y todo continúa normal. Esto de Juanpaz es obra de Edgar García Ochoa, Flash, famoso periodista y que a mí me gusta mucho, no Juanpa sino Juanpaz, que el Presidente debería adoptarlo porque está a tono con su obsesión de conseguir y que este proceso que camina en La Habana no a pasos agigantados y rápidos, sino pequeño pero seguro, llegue a un final feliz, aunque en el camino todavía tengamos que tragarnos muchos sapos, comernos con asco muchos ratones podridos y engullirnos aunque no nos gusten muchos reptiles.

Si Juanpaz, nuestro Presidente logra consolidar la Paz en Colombia, nuestra querida Colombia, que no es fácil por culpa de una guerrilla terca y prepotente que no ha querido entender que ya no lucen, que el pueblo no los quiere y que ya es hora que permitan que Colombia entre al grupo de los países desarrollados y que Juanpaz pase a la historia, no como el Pacificador Morillo en la época de la independencia arrasando, matando y destruyendo si no como el Gran Pacifista al mejor estilo de Mandela, cuyo nombre en el momento se me olvida y no tengo a la mano el celular para llamar al Agraciado y preguntarle, sembrando la semilla de la concordia, cultivando el fruto del amor, construyendo anchos y luminosos caminos para que por ellos transite la seguridad que permita que en nuestra patria no se registre más un solo atentado criminal por parte de grupos subversivos.

Eso se va a conseguir y rápido y lo van a ver los escépticos que todavía, vencidos, dicen que esto no tiene ni pies ni cabeza y que están convencidos de que el balín como dice Cayo, es el único elemento válido para doblegar a la guerrilla; amanecerá y veremos y con seguridad que amanecerá muy rápido y veremos a una Colombia repleta de felicidad con un Presidente harto de dicha por haber conseguido lo que otros no pudieron conseguir por otros medios.

Presidente Juanpaz, acuérdese que aquí en el Cesar le quedamos requetebién y que necesitamos su decidida ayuda para superar los difíciles momentos que estamos viviendo y cuando venga al Valle, que creo que será rápido, lo invito a La Paz en carro, a comerse una rica y deliciosa almojábana con tinto en la casa de Edith Calderón, a bañarse en el Chorro de Pepe Castro que es una piscina natural, remodelada y bella con sus aguas tibias y medicinales, extasiarse viendo las hermosas caderas, pechos exhuberantes, caras lindas y piernas bien torneadas de las mujeres pacíficas, deleitar el paladar con los deditos y “fritos” como le dice Juvalito a todos sus productos, una arepa rellena y empanadas asadas en horno de leña donde mi compadre Andrés Sierra y la sin par Rosita y finalmente degustar un mondongo dietético acompañado del parlamentario José Alfredo Gnecco o un pollo frito, que es el mejor del mundo donde Edulfo.

Le repito, vamos en carro, para que se dé cuenta de lo duro que muerde un maco haciendo 15 kilómetros en 45 minutos y con los nervios de punta, para que desde La Paz llame en forma urgente a su Ministro y tajantemente le de la orden de conseguir los recursos, pero ya, para la construcción de la vía con 4 carriles que a gritos y en forma desesperada le pedimos los cesarenses.

Registro complacido la recuperación de mi cuñado y compadre Rodrigo Morón Cuello, quien después de permanecer 45 días en cuidados intensivos en la moderna Clínica Buenos Aires, como consecuencia de quemaduras severas, ya se encuentra nuevamente en su residencia gozando del calor y cariño de Ayleen, sus hijos y sus familiares y de las severas prohibiciones de su médico de cabecera, mi ahijado Fernando Iván, más conocido por sus amigos como “Zepiro”.