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Columnista - 30 mayo, 2014

Mis Derechos

“Si vas a la mano izquierda, yo iré a la derecha; y si a la mano derecha, yo iré a la izquierda” Gn 13:9 Sabiamente se dice que nuestros derechos terminan donde comienzan los de los demás. Y siempre que nuestros derechos se convierten en la guía de nuestra vida, la percepción espiritual se adormece. […]

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“Si vas a la mano izquierda, yo iré a la derecha; y si a la mano derecha, yo iré a la izquierda” Gn 13:9

Sabiamente se dice que nuestros derechos terminan donde comienzan los de los demás. Y siempre que nuestros derechos se convierten en la guía de nuestra vida, la percepción espiritual se adormece. El más grande enemigo de la vida de fe en Dios no es el pecado, sino las buenas elecciones que no son las mejores. Porque lo bueno se convierte en enemigo de lo mejor.

Tan pronto comenzamos a vivir la vida de fe en Dios, se abrirán delante de nosotros, posibilidades fascinantes y gratificantes, las cuales son nuestras por derecho propio. Y si ya estamos viviendo la vida de fe, debemos ejercer nuestro derecho a renunciar a nuestros derechos permitiendo que Dios elija por nosotros, y confiando en que su elección siempre será santa, agradable y perfecta.

En ocasiones, Dios permite que entremos en lugares de exámenes a través de las circunstancias, donde lo correcto sería que tomáramos en cuenta nuestro bienestar personal y de una manera egocéntrica decidiéramos basados en nuestros propios intereses; pero, si vivimos la vida de fe en Dios, podremos renunciar con gozo a nuestros derechos y dejar que Dios escoja por nosotros.

La más recia disciplina que Dios utiliza para transformar lo natural en espiritual, es por medio de la obediencia a su voz.

En el epígrafe, durante la separación de Abraham y Lot, el primero confía su derecho a la elección de Dios y otorga a su sobrino la opción de elegir primero, con la seguridad que Dios no lo dejaría avergonzado y cuidaría de sus derechos. Parecería que lo más sabio de este mundo era que Abraham escogiera, pues era su derecho. Y la gente a su alrededor, así también lo consideraba.

Amados amigos lectores: Muchos de nosotros, nos estancamos espiritualmente porque preferimos elegir sobre la base de nuestros derechos, en lugar de confiar en la elección de Dios para nosotros.

Debemos aprender a confiar en Dios, caminando en consonancia con la norma de poner nuestra mirada en Dios, y entonces, él nos dirá, como le dijo a Abraham: ¡…Anda delante de mi…!
En el pensamiento neo testamentario, la declaración equivalente sería: “Buscad primeramente el reino de Dios”. Considero que estás palabras de Jesús, son la declaración más revolucionaria que jamás haya escuchado el ser humano. En nuestra cotidianidad, afirmamos lo contrario: Debo vivir, debo ganar mucho dinero, debo divertirme. Nuestra gran preocupación no es el reino de Dios, sino cómo nos las arreglamos para vivir.

Pero, Jesús invirtió el orden: Primero debemos relacionarnos correctamente con Dios, asegurarnos de que esa relación sea el interés más importante de nuestras vidas y confiar en que nuestros derechos están protegidos por su elección de bendiciones para nosotros.

Desde la perspectiva divina, es irrazonable estar ansiosos y preocupados acerca de cómo vamos a vivir. Los discípulos del Señor, deben hacer de su relación con Dios, el enfoque predominante de sus vidas y despreocuparse prudentemente de cualquier otro aspecto que no los conduzca hacia esa dirección. El principal interés de nuestras vidas debe ser, poner en primer lugar nuestra relación con Dios, y todo lo demás dejarlo descender a un segundo plano, con responsabilidad.

Es verdad, es una disciplina difícil y confusa, pero permitamos que sea el mismo Espíritu quien nos lleve a creerlo y experimentarlo. Empecemos a confiar en sus elecciones por nosotros, mientas buscamos primeramente su presencia.

Saludos y muchas bendiciones.

Columnista
30 mayo, 2014

Mis Derechos

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Valerio Mejía Araújo

“Si vas a la mano izquierda, yo iré a la derecha; y si a la mano derecha, yo iré a la izquierda” Gn 13:9 Sabiamente se dice que nuestros derechos terminan donde comienzan los de los demás. Y siempre que nuestros derechos se convierten en la guía de nuestra vida, la percepción espiritual se adormece. […]


“Si vas a la mano izquierda, yo iré a la derecha; y si a la mano derecha, yo iré a la izquierda” Gn 13:9

Sabiamente se dice que nuestros derechos terminan donde comienzan los de los demás. Y siempre que nuestros derechos se convierten en la guía de nuestra vida, la percepción espiritual se adormece. El más grande enemigo de la vida de fe en Dios no es el pecado, sino las buenas elecciones que no son las mejores. Porque lo bueno se convierte en enemigo de lo mejor.

Tan pronto comenzamos a vivir la vida de fe en Dios, se abrirán delante de nosotros, posibilidades fascinantes y gratificantes, las cuales son nuestras por derecho propio. Y si ya estamos viviendo la vida de fe, debemos ejercer nuestro derecho a renunciar a nuestros derechos permitiendo que Dios elija por nosotros, y confiando en que su elección siempre será santa, agradable y perfecta.

En ocasiones, Dios permite que entremos en lugares de exámenes a través de las circunstancias, donde lo correcto sería que tomáramos en cuenta nuestro bienestar personal y de una manera egocéntrica decidiéramos basados en nuestros propios intereses; pero, si vivimos la vida de fe en Dios, podremos renunciar con gozo a nuestros derechos y dejar que Dios escoja por nosotros.

La más recia disciplina que Dios utiliza para transformar lo natural en espiritual, es por medio de la obediencia a su voz.

En el epígrafe, durante la separación de Abraham y Lot, el primero confía su derecho a la elección de Dios y otorga a su sobrino la opción de elegir primero, con la seguridad que Dios no lo dejaría avergonzado y cuidaría de sus derechos. Parecería que lo más sabio de este mundo era que Abraham escogiera, pues era su derecho. Y la gente a su alrededor, así también lo consideraba.

Amados amigos lectores: Muchos de nosotros, nos estancamos espiritualmente porque preferimos elegir sobre la base de nuestros derechos, en lugar de confiar en la elección de Dios para nosotros.

Debemos aprender a confiar en Dios, caminando en consonancia con la norma de poner nuestra mirada en Dios, y entonces, él nos dirá, como le dijo a Abraham: ¡…Anda delante de mi…!
En el pensamiento neo testamentario, la declaración equivalente sería: “Buscad primeramente el reino de Dios”. Considero que estás palabras de Jesús, son la declaración más revolucionaria que jamás haya escuchado el ser humano. En nuestra cotidianidad, afirmamos lo contrario: Debo vivir, debo ganar mucho dinero, debo divertirme. Nuestra gran preocupación no es el reino de Dios, sino cómo nos las arreglamos para vivir.

Pero, Jesús invirtió el orden: Primero debemos relacionarnos correctamente con Dios, asegurarnos de que esa relación sea el interés más importante de nuestras vidas y confiar en que nuestros derechos están protegidos por su elección de bendiciones para nosotros.

Desde la perspectiva divina, es irrazonable estar ansiosos y preocupados acerca de cómo vamos a vivir. Los discípulos del Señor, deben hacer de su relación con Dios, el enfoque predominante de sus vidas y despreocuparse prudentemente de cualquier otro aspecto que no los conduzca hacia esa dirección. El principal interés de nuestras vidas debe ser, poner en primer lugar nuestra relación con Dios, y todo lo demás dejarlo descender a un segundo plano, con responsabilidad.

Es verdad, es una disciplina difícil y confusa, pero permitamos que sea el mismo Espíritu quien nos lleve a creerlo y experimentarlo. Empecemos a confiar en sus elecciones por nosotros, mientas buscamos primeramente su presencia.

Saludos y muchas bendiciones.