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Columnista - 24 mayo, 2014

Llegó la hora

Llegó la hora, luego de una campaña marcada por acciones repugnantes, sin propuestas determinantes, donde hablar de paz no es convincente, con candidatos que procuran el poder bajo la figura del endoso y con movidas perversas que son capaces de vender el alma si es necesario para conquistar el poder. El ciudadano colombiano, está avocado […]

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Llegó la hora, luego de una campaña marcada por acciones repugnantes, sin propuestas determinantes, donde hablar de paz no es convincente, con candidatos que procuran el poder bajo la figura del endoso y con movidas perversas que son capaces de vender el alma si es necesario para conquistar el poder.

El ciudadano colombiano, está avocado a elegir no por las mejores propuestas, ni por lo que considera conveniente para el pais, la coyuntura está demarcada por la confianza en la continuidad del proceso de paz. Es absurdo que sigamos eligiendo gobernantes que no son consecuentes con la vocación del poder y el respeto por la institucionalidad, sino porque son llevados de la mano por un mentor que goza de popularidad; este es el caso del candidato Oscar Iván Zuluaga, sin embargo, en las pasadas elecciones sucedió lo mismo con el actual presidente Juan Manuel Santos.
Pero el presidente candidato Juan Manuel Santos, cambió el libreto considerando que la salida negociada del conflicto es lo favorable para el país, esa es la impronta que sustenta la aspiración de reelegirse, aunque simultáneamente ha representado un alto valor de desprestigio electoral. Con el conflicto hacen politica, por ello, lo mejor es terminarlo para construir nación.

Oscar Iván Zuluaga, aunque es un hombre inteligente y capacitado tiene empeñado su criterio en torno a la salida negocida del conflicto, ahí yace su talante político y electoral, arguye que la respalda pero en el marco del respeto de la justicia; semejante imperativo es una talanquera gigante para una nación que ha visto como han quedado impunes magnicidios y la violación constante de los Derechos Humanos; no solo por parte de los grupos al margen de la ley, también, nuestras fuerzas militares estuvieron involucradas.

La lucha por el poder presidencial está tipificada en el fin del conflicto o en su continuidad, las encuestas lo respaldan descartando otras posibilidades, la segunda vuelta será entre Juan Manuel Santos y Oscar Iván Zuluaga. No obstante, en esta contienda las FARC gozan de protagonismo, no solo por las especualciones y verdades en consideración por la influencia que logran en espacios del territorio nacional, sino además, porque para la elección de Andrés Pastrana fueron determinantes, no en razón de su fuerza militar, sino porque el país anhela el fin del conflicto pese a que han jugado con su buena fe, de esta manera se entiende el síntoma de desconfianza por el proceso actual.

El conflicto sexagenario ha sido contrapruducente para el desarrollo y crecimiento del país, se ha invertido mucho dinero para contrarrestarlo, han sido sacrificadas muchas vidas inocentes, tanto en nuestras fuerzas militares como en los grupos armados irregulares, las victimas son de origen humilde porque el pueblo razo siempre pone los muertos. Es la hora de creer en que hombres de estado están dispuestos a terminar con la polarización política firmando el fin del conflicto con las FARC, el proceso logró avanzar, pero necesita tiempo para consolidarse.

Columnista
24 mayo, 2014

Llegó la hora

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Luis Elquis Diaz

Llegó la hora, luego de una campaña marcada por acciones repugnantes, sin propuestas determinantes, donde hablar de paz no es convincente, con candidatos que procuran el poder bajo la figura del endoso y con movidas perversas que son capaces de vender el alma si es necesario para conquistar el poder. El ciudadano colombiano, está avocado […]


Llegó la hora, luego de una campaña marcada por acciones repugnantes, sin propuestas determinantes, donde hablar de paz no es convincente, con candidatos que procuran el poder bajo la figura del endoso y con movidas perversas que son capaces de vender el alma si es necesario para conquistar el poder.

El ciudadano colombiano, está avocado a elegir no por las mejores propuestas, ni por lo que considera conveniente para el pais, la coyuntura está demarcada por la confianza en la continuidad del proceso de paz. Es absurdo que sigamos eligiendo gobernantes que no son consecuentes con la vocación del poder y el respeto por la institucionalidad, sino porque son llevados de la mano por un mentor que goza de popularidad; este es el caso del candidato Oscar Iván Zuluaga, sin embargo, en las pasadas elecciones sucedió lo mismo con el actual presidente Juan Manuel Santos.
Pero el presidente candidato Juan Manuel Santos, cambió el libreto considerando que la salida negociada del conflicto es lo favorable para el país, esa es la impronta que sustenta la aspiración de reelegirse, aunque simultáneamente ha representado un alto valor de desprestigio electoral. Con el conflicto hacen politica, por ello, lo mejor es terminarlo para construir nación.

Oscar Iván Zuluaga, aunque es un hombre inteligente y capacitado tiene empeñado su criterio en torno a la salida negocida del conflicto, ahí yace su talante político y electoral, arguye que la respalda pero en el marco del respeto de la justicia; semejante imperativo es una talanquera gigante para una nación que ha visto como han quedado impunes magnicidios y la violación constante de los Derechos Humanos; no solo por parte de los grupos al margen de la ley, también, nuestras fuerzas militares estuvieron involucradas.

La lucha por el poder presidencial está tipificada en el fin del conflicto o en su continuidad, las encuestas lo respaldan descartando otras posibilidades, la segunda vuelta será entre Juan Manuel Santos y Oscar Iván Zuluaga. No obstante, en esta contienda las FARC gozan de protagonismo, no solo por las especualciones y verdades en consideración por la influencia que logran en espacios del territorio nacional, sino además, porque para la elección de Andrés Pastrana fueron determinantes, no en razón de su fuerza militar, sino porque el país anhela el fin del conflicto pese a que han jugado con su buena fe, de esta manera se entiende el síntoma de desconfianza por el proceso actual.

El conflicto sexagenario ha sido contrapruducente para el desarrollo y crecimiento del país, se ha invertido mucho dinero para contrarrestarlo, han sido sacrificadas muchas vidas inocentes, tanto en nuestras fuerzas militares como en los grupos armados irregulares, las victimas son de origen humilde porque el pueblo razo siempre pone los muertos. Es la hora de creer en que hombres de estado están dispuestos a terminar con la polarización política firmando el fin del conflicto con las FARC, el proceso logró avanzar, pero necesita tiempo para consolidarse.