“Por cuanto has guardado la palabra de mi paciencia…” Apocalipsis 3:10 La palabra paciencia se traduce de diferentes maneras en las biblias; es sinónimo de perseverancia, fidelidad, constancia, longanimidad. La paciencia no es indiferencia. La paciencia es más que resistencia, más que simplemente aguantar hasta el final. La paciencia nos transmite la idea de una […]
“Por cuanto has guardado la palabra de mi paciencia…” Apocalipsis 3:10
La palabra paciencia se traduce de diferentes maneras en las biblias; es sinónimo de perseverancia, fidelidad, constancia, longanimidad. La paciencia no es indiferencia. La paciencia es más que resistencia, más que simplemente aguantar hasta el final. La paciencia nos transmite la idea de una roca inmensamente fuerte y capaz de resistir todo ataque violento.
Nuestras vidas están en las manos de Dios, como el arco y las flechas en las manos de un arquero.
Dios está apuntando a un blanco, a un propósito, que en ocasiones no podemos ver; por eso, cuando el arco se estira y tensiona, experimentamos que ya no podemos más. Sin embargo, Dios sigue estirando hasta cuando su propósito esté a la vista… y entonces lanza su flecha.
Amado amigo lector, colócate en las manos de Dios. ¿Hay alguna circunstancia en tu vida para la cual necesitas paciencia? Mantén firme, sin fluctuar, la profesión de la esperanza. Conserva el rumbo de la relación personal con Dios por medio de Jesús y disfruta de los beneficios de su amistad por medio de la paciencia que produce la fe.
La paciencia que produce la fe no es una emoción débil y lastimosa, sino una confianza fuerte y energética que se fundamenta en el hecho de que Dios es amor. Y aunque en ocasiones no lo podamos ver y no podamos comprender lo que Dios está haciendo, tenemos la certeza absoluta de que lo conocemos y esperamos en su amor.
El desastre se presenta en nuestras vidas, cuando vivimos de espaldas a Dios, haciendo nuestra propia voluntad y creyendo que somos superiores. Allí, nos falta la serenidad mental que proviene de arraigarnos en la verdad eterna de que Dios es amor y misericordia. La paciencia que produce la fe, es el esfuerzo supremo de nuestras vidas que significa que nos rendimos con absoluta confianza a él.
¿Correremos el riesgo de confiar plenamente en Dios? Dios arriesgó todo en su hijo Jesucristo para traernos vida y vida en abundancia. Puede ser que existan en nuestras vidas áreas donde esa fe no ha obrado todavía, lugares que no han sido tocados por Dios; éste es el momento para rendirnos completamente a Dios y para experimentar el verdadero significado de la vida eterna: ¡Conocerlo a Él! Es el momento de vivir el desafío de una vida de victoria, enfrentando la realidad sin vacilaciones, plenos de esperanza conciliadora.
Cuando asumimos esta perspectiva, la vida se convierte en una gloriosa oportunidad de ver situaciones maravillosas todo el tiempo. De ver como Dios trueca y transforma lo insípido del agua, en vino nuevo de mejor calidad.
¡Ten paciencia y confía en Dios! ¡Vale la pena!
Abrazos y bendiciones…
“Por cuanto has guardado la palabra de mi paciencia…” Apocalipsis 3:10 La palabra paciencia se traduce de diferentes maneras en las biblias; es sinónimo de perseverancia, fidelidad, constancia, longanimidad. La paciencia no es indiferencia. La paciencia es más que resistencia, más que simplemente aguantar hasta el final. La paciencia nos transmite la idea de una […]
“Por cuanto has guardado la palabra de mi paciencia…” Apocalipsis 3:10
La palabra paciencia se traduce de diferentes maneras en las biblias; es sinónimo de perseverancia, fidelidad, constancia, longanimidad. La paciencia no es indiferencia. La paciencia es más que resistencia, más que simplemente aguantar hasta el final. La paciencia nos transmite la idea de una roca inmensamente fuerte y capaz de resistir todo ataque violento.
Nuestras vidas están en las manos de Dios, como el arco y las flechas en las manos de un arquero.
Dios está apuntando a un blanco, a un propósito, que en ocasiones no podemos ver; por eso, cuando el arco se estira y tensiona, experimentamos que ya no podemos más. Sin embargo, Dios sigue estirando hasta cuando su propósito esté a la vista… y entonces lanza su flecha.
Amado amigo lector, colócate en las manos de Dios. ¿Hay alguna circunstancia en tu vida para la cual necesitas paciencia? Mantén firme, sin fluctuar, la profesión de la esperanza. Conserva el rumbo de la relación personal con Dios por medio de Jesús y disfruta de los beneficios de su amistad por medio de la paciencia que produce la fe.
La paciencia que produce la fe no es una emoción débil y lastimosa, sino una confianza fuerte y energética que se fundamenta en el hecho de que Dios es amor. Y aunque en ocasiones no lo podamos ver y no podamos comprender lo que Dios está haciendo, tenemos la certeza absoluta de que lo conocemos y esperamos en su amor.
El desastre se presenta en nuestras vidas, cuando vivimos de espaldas a Dios, haciendo nuestra propia voluntad y creyendo que somos superiores. Allí, nos falta la serenidad mental que proviene de arraigarnos en la verdad eterna de que Dios es amor y misericordia. La paciencia que produce la fe, es el esfuerzo supremo de nuestras vidas que significa que nos rendimos con absoluta confianza a él.
¿Correremos el riesgo de confiar plenamente en Dios? Dios arriesgó todo en su hijo Jesucristo para traernos vida y vida en abundancia. Puede ser que existan en nuestras vidas áreas donde esa fe no ha obrado todavía, lugares que no han sido tocados por Dios; éste es el momento para rendirnos completamente a Dios y para experimentar el verdadero significado de la vida eterna: ¡Conocerlo a Él! Es el momento de vivir el desafío de una vida de victoria, enfrentando la realidad sin vacilaciones, plenos de esperanza conciliadora.
Cuando asumimos esta perspectiva, la vida se convierte en una gloriosa oportunidad de ver situaciones maravillosas todo el tiempo. De ver como Dios trueca y transforma lo insípido del agua, en vino nuevo de mejor calidad.
¡Ten paciencia y confía en Dios! ¡Vale la pena!
Abrazos y bendiciones…