Cuando huía con las pertenencias, el ladrón fue perseguido y luego lo capturó la Policía.
Mientras recibía la eucaristía en un templo de la iglesia católica, un hombre fue despojado de sus pertenencias por un atracador.
El curioso hurto se registró hacia las 10:15 de la noche del pasado sábado en la Iglesia ‘Santa María del Camino’, localizada en la carrera 19D del barrio El Amparo de Valledupar, cuando el párroco, Audrey Enrique Troya Toloza oficiaba la Misa Solemne de la Vigila Pascual.
Sin importarle que a pocos metros, en las afueras del templo varios agentes de Policía prestaban seguridad por la cantidad de feligreses, Norberto Dávila Berrío, un hombre de 34 años demoró más de tres horas sentado en una de las bancas esperando la oportunidad de robarse uno de los bolsos de una de las prestantes damas que asistían a la Eucaristía.
Cuando el sacerdote otorgaba la sagrada comunión, la mayoría de las sillas quedaron solas y los feligreses dejaban sus pertenencias en las mismas.
En el momento en que quedó solo, Dávila Berrío se apropió de dos bolsos que estaban en las últimas bancas y huyó por la puerta principal, pero fue visto por personas que no comulgaron y dieron alerta a los agentes de la Policía que estaban en la parte externa.
Quienes estaban en las últimas bancas se dieron cuenta del robo y comenzó la persecución, pero a menos de cincuenta metros, el ladrón fue arrestado, y los elementos hurtados los tiró hacia una urbanización que se construye al lado del templo. Para desviar la operatividad policial, se quitó la camisa, pero ya estaba plenamente identificado.
Las damas afectadas, tras recuperar sus bolsos se pusieron nerviosas y no quisieron formular denuncia, situación que fue refutada por la Policía y la misma comunidad, porque sin denuncia, quedará en libertad durante las veinticuatro horas siguientes por falta de pruebas.
Sin embargo, en medio de las reacciones de la ciudadanía, los uniformados lo embarcaron en uno de los carros de la Policía y lo condujeron hasta la Permanente Central.
Por Abdel Martínez Pérez
[email protected]
Cuando huía con las pertenencias, el ladrón fue perseguido y luego lo capturó la Policía.
Mientras recibía la eucaristía en un templo de la iglesia católica, un hombre fue despojado de sus pertenencias por un atracador.
El curioso hurto se registró hacia las 10:15 de la noche del pasado sábado en la Iglesia ‘Santa María del Camino’, localizada en la carrera 19D del barrio El Amparo de Valledupar, cuando el párroco, Audrey Enrique Troya Toloza oficiaba la Misa Solemne de la Vigila Pascual.
Sin importarle que a pocos metros, en las afueras del templo varios agentes de Policía prestaban seguridad por la cantidad de feligreses, Norberto Dávila Berrío, un hombre de 34 años demoró más de tres horas sentado en una de las bancas esperando la oportunidad de robarse uno de los bolsos de una de las prestantes damas que asistían a la Eucaristía.
Cuando el sacerdote otorgaba la sagrada comunión, la mayoría de las sillas quedaron solas y los feligreses dejaban sus pertenencias en las mismas.
En el momento en que quedó solo, Dávila Berrío se apropió de dos bolsos que estaban en las últimas bancas y huyó por la puerta principal, pero fue visto por personas que no comulgaron y dieron alerta a los agentes de la Policía que estaban en la parte externa.
Quienes estaban en las últimas bancas se dieron cuenta del robo y comenzó la persecución, pero a menos de cincuenta metros, el ladrón fue arrestado, y los elementos hurtados los tiró hacia una urbanización que se construye al lado del templo. Para desviar la operatividad policial, se quitó la camisa, pero ya estaba plenamente identificado.
Las damas afectadas, tras recuperar sus bolsos se pusieron nerviosas y no quisieron formular denuncia, situación que fue refutada por la Policía y la misma comunidad, porque sin denuncia, quedará en libertad durante las veinticuatro horas siguientes por falta de pruebas.
Sin embargo, en medio de las reacciones de la ciudadanía, los uniformados lo embarcaron en uno de los carros de la Policía y lo condujeron hasta la Permanente Central.
Por Abdel Martínez Pérez
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