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Columnista - 19 marzo, 2014

Jose Luis Urón

Aquí quiero consignar un principio, que es capital. Los hombres no somos, en definitiva, más que servidores, los unos de los otros; que para eso estamos hechos. El verbo primordial es servir. El cual debe ser bien conjugado por cada quien. Por ejemplo, los funcionarios públicos y los particulares que ejercen funciones públicas, y todo […]

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Aquí quiero consignar un principio, que es capital. Los hombres no somos, en definitiva, más que servidores, los unos de los otros; que para eso estamos hechos. El verbo primordial es servir. El cual debe ser bien conjugado por cada quien.

Por ejemplo, los funcionarios públicos y los particulares que ejercen funciones públicas, y todo servidor privado.
Ojalá los encontráramos en los altos mandos, en los medios y hacía abajo; no ocurre así, generalmente; sino lo contrario.

Por eso, los usuarios se mantienen resentidos y hasta aburridos de un Estado que no se interesa propiamente por la prestación de un eficiente servicio público, porque no capacita suficientementea sus empleados, no solo en el oficio en sí, sino en la atención esmerada y amable. Algunos se encierran en su despacho y ponen cerrojo, alejándose del usuario en vez de acercársele.

Excúseseme la siguiente alusión personal. Cuando ejercí funciones públicas, primero Registrador de Instrumentos Públicos y después Notario, del Circulo de Valledupar, coloqué en la puerta de mi despacho, un letrero que advertía: “No toque, siga”. Con lo cual quería significar, una cordial invitación a ingresar, al ciudadano necesitado de acceder al servicio.

Actualmente, como abogado en ejercicio, debo concurrir a varias oficinas, y valga la verdad, desearía contar con una mejor atención, como todo mundo lo anhela y tiene derecho, en cualesquieras clases de servicios.

Lo que voy a decir es mi opinión personal, pero tengo la sensación de que en general es percibido así.

Como se sabe, José Luís Urón, es el actual Presidente Ejecutivo de la Cámara de Comercio de Valledupar. Siempre he observado que su atención personalizada al usuario, cada vez que se la solicita, es excelente. Antes me había ocurrido lo mismo con su antecesor, José Orlandy Castro.

Urón, está dotado de las mejores cualidades personales, cívicas y profesionales – abogado comercialista, especializado en Derecho Administrativo, y otros títulos –para dirigir los destinos de la Cámara, cuyos íntegros oficios y tareas conoce muy bien, pues está vinculado a ella desde tiempo atrás.

Su estilo es el de ayudar al usuario a satisfacer sus necesidades; que el problema planteado encuentre solución; abreviar la distancia entre el solicitante y el funcionario; apoyar al ciudadano, buscando la lógica de una respuesta positiva, aliviarlo del peso muchas veces agobiante de la tramitología — apropósito todos los años, el Gobierno Nacional dicta un nuevo decreto, dizque para eliminar los trámites insulsos, pero es como si no los dictara, pues los empleados subalternos, de cualquier oficina pública, continúan aplicando el Código de la Rutina, inmodificable.

Pero Urón no es solamente eso, lo que dejo dicho de él, que es bastante. Al lado tiene una faceta interesante de su personalidad promisoria. Es un acertado analista de políticas económicas y muy enterado conocedor y expositor de las realidades sociales del país, por manera que discurre fácilmente acerca de los conflictos que al respecto atañen.Su voz hace importantes aportes en los foros a que concurre, dentro del Departamento y fuera de él.

Ahora bien, generosamente se interesa, cada vez que ocurre la ocasión, por destacar los nombres de personas y empresas que se esfuerzan por el bienestar económico, empresarial, cultural y espiritual, con el objeto de estimular justamente el logro del bien común en nuestra comarca. ¿Por qué no, entonces, batirle palmas, así sea a través de este modesto escrito, y proponerlo como un líder ejemplarizante dentro del ámbito del Departamento?

Columnista
19 marzo, 2014

Jose Luis Urón

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Rodrigo López Barros

Aquí quiero consignar un principio, que es capital. Los hombres no somos, en definitiva, más que servidores, los unos de los otros; que para eso estamos hechos. El verbo primordial es servir. El cual debe ser bien conjugado por cada quien. Por ejemplo, los funcionarios públicos y los particulares que ejercen funciones públicas, y todo […]


Aquí quiero consignar un principio, que es capital. Los hombres no somos, en definitiva, más que servidores, los unos de los otros; que para eso estamos hechos. El verbo primordial es servir. El cual debe ser bien conjugado por cada quien.

Por ejemplo, los funcionarios públicos y los particulares que ejercen funciones públicas, y todo servidor privado.
Ojalá los encontráramos en los altos mandos, en los medios y hacía abajo; no ocurre así, generalmente; sino lo contrario.

Por eso, los usuarios se mantienen resentidos y hasta aburridos de un Estado que no se interesa propiamente por la prestación de un eficiente servicio público, porque no capacita suficientementea sus empleados, no solo en el oficio en sí, sino en la atención esmerada y amable. Algunos se encierran en su despacho y ponen cerrojo, alejándose del usuario en vez de acercársele.

Excúseseme la siguiente alusión personal. Cuando ejercí funciones públicas, primero Registrador de Instrumentos Públicos y después Notario, del Circulo de Valledupar, coloqué en la puerta de mi despacho, un letrero que advertía: “No toque, siga”. Con lo cual quería significar, una cordial invitación a ingresar, al ciudadano necesitado de acceder al servicio.

Actualmente, como abogado en ejercicio, debo concurrir a varias oficinas, y valga la verdad, desearía contar con una mejor atención, como todo mundo lo anhela y tiene derecho, en cualesquieras clases de servicios.

Lo que voy a decir es mi opinión personal, pero tengo la sensación de que en general es percibido así.

Como se sabe, José Luís Urón, es el actual Presidente Ejecutivo de la Cámara de Comercio de Valledupar. Siempre he observado que su atención personalizada al usuario, cada vez que se la solicita, es excelente. Antes me había ocurrido lo mismo con su antecesor, José Orlandy Castro.

Urón, está dotado de las mejores cualidades personales, cívicas y profesionales – abogado comercialista, especializado en Derecho Administrativo, y otros títulos –para dirigir los destinos de la Cámara, cuyos íntegros oficios y tareas conoce muy bien, pues está vinculado a ella desde tiempo atrás.

Su estilo es el de ayudar al usuario a satisfacer sus necesidades; que el problema planteado encuentre solución; abreviar la distancia entre el solicitante y el funcionario; apoyar al ciudadano, buscando la lógica de una respuesta positiva, aliviarlo del peso muchas veces agobiante de la tramitología — apropósito todos los años, el Gobierno Nacional dicta un nuevo decreto, dizque para eliminar los trámites insulsos, pero es como si no los dictara, pues los empleados subalternos, de cualquier oficina pública, continúan aplicando el Código de la Rutina, inmodificable.

Pero Urón no es solamente eso, lo que dejo dicho de él, que es bastante. Al lado tiene una faceta interesante de su personalidad promisoria. Es un acertado analista de políticas económicas y muy enterado conocedor y expositor de las realidades sociales del país, por manera que discurre fácilmente acerca de los conflictos que al respecto atañen.Su voz hace importantes aportes en los foros a que concurre, dentro del Departamento y fuera de él.

Ahora bien, generosamente se interesa, cada vez que ocurre la ocasión, por destacar los nombres de personas y empresas que se esfuerzan por el bienestar económico, empresarial, cultural y espiritual, con el objeto de estimular justamente el logro del bien común en nuestra comarca. ¿Por qué no, entonces, batirle palmas, así sea a través de este modesto escrito, y proponerlo como un líder ejemplarizante dentro del ámbito del Departamento?