El propósito de hoy no puede ser uno diferente a la construcción de la madurez política que necesita el elector del departamento del Cesar, para votar independiente a las presiones económicas o burocráticas, sobre las que hoy se estructuraran las ‘exitosas’ campañas políticas al Congreso de la República. Tarea difícil, hoy la crisis de valores […]
El propósito de hoy no puede ser uno diferente a la construcción de la madurez política que necesita el elector del departamento del Cesar, para votar independiente a las presiones económicas o burocráticas, sobre las que hoy se estructuraran las ‘exitosas’ campañas políticas al Congreso de la República. Tarea difícil, hoy la crisis de valores acepta que muchos se vendan al mejor postor sin palidecerse siquiera, pero con una persona que cambie de parecer al leer estas líneas y se someta a los méritos del candidato como variable desequilibrante en la decisión electoral, me doy por bien servido.
Ya está bueno de “jugadas maestras pero sucias y aleves”, como calificara en su muy buen escrito Jacobo Solano Cerchiaro, a las volteretas políticas que cambian los sueños, el recato y las consideraciones, por centenas de millones de pesos. Todos sabemos que el dinero es necesario para sufragar los gastos básicos de cualquier iniciativa, pero cuando dejamos que se convierta en la máscara que oculta la ineptitud; cuando la comprada credencial de congresista se convierte en el pasaporte al corrupto mundo de mercaderes y comisionistas, como dijera la publicidad de un buen candidato; cuando los gastos electorales se tienen que multiplicar en ganancias económicas, sacrificando la equidad social que reclama el pueblo y cambiando de paso la representación democrática por el cómplice silencio; cuando nos dejamos parcelar a costa de convenios inter administrativos y poderosas chequeras, tal como en su momentos lo hicieran los actores armados con sus pistolas, puede decirse que tocamos fondo y que llegó el momento de reaccionar.
Por eso celebro cuando Jacobo Solano Cerchiaro, como válido generador de opinión se atreve a hablar de “alianzas siniestras”, cuestionamientos y escasez de propuestas, dirigiéndose a los candidatos que gozan del apoyo de la familia del señor gobernador y sus nuevos parientes, con quien el columnista tiene vínculos de consanguinidad. Igualmente aplaudo el informe del diario El Pilón, que incluso superando el temor de sus periodistas, en la edición del lunes develó públicamente lo que todos sabemos pero que nadie se atreve a decir, “en el Cesar se consolida una estrategia que se aleja del concepto original de la palabra política, para convertirse quien en un negocio en el que lo único que interesa es el dinero”. Estos hechos son un adelanto.
Diagnosticado el problema, le corresponde reaccionar electoralmente a la sociedad civil. Es hora de que en las urnas se expresen los que sienten miedo de hablar; de que los padres y jóvenes universitarios castiguen la odisea de pagar semestralmente una desproporcionada matrícula financiera; de que los docentes mil veces ignorados voten libremente; de que los constreñidos empleados alcen la voz; de que los medios de comunicación objetivamente pongan a pensar al ciudadano de a pie, para que brille una luz de esperanza y se cumpla el vaticinio, varias veces consumado en nuestro departamento, en el que las grandes chequeras han sido derrotadas por la soberana voluntad popular. ¡A votar bien!
El propósito de hoy no puede ser uno diferente a la construcción de la madurez política que necesita el elector del departamento del Cesar, para votar independiente a las presiones económicas o burocráticas, sobre las que hoy se estructuraran las ‘exitosas’ campañas políticas al Congreso de la República. Tarea difícil, hoy la crisis de valores […]
El propósito de hoy no puede ser uno diferente a la construcción de la madurez política que necesita el elector del departamento del Cesar, para votar independiente a las presiones económicas o burocráticas, sobre las que hoy se estructuraran las ‘exitosas’ campañas políticas al Congreso de la República. Tarea difícil, hoy la crisis de valores acepta que muchos se vendan al mejor postor sin palidecerse siquiera, pero con una persona que cambie de parecer al leer estas líneas y se someta a los méritos del candidato como variable desequilibrante en la decisión electoral, me doy por bien servido.
Ya está bueno de “jugadas maestras pero sucias y aleves”, como calificara en su muy buen escrito Jacobo Solano Cerchiaro, a las volteretas políticas que cambian los sueños, el recato y las consideraciones, por centenas de millones de pesos. Todos sabemos que el dinero es necesario para sufragar los gastos básicos de cualquier iniciativa, pero cuando dejamos que se convierta en la máscara que oculta la ineptitud; cuando la comprada credencial de congresista se convierte en el pasaporte al corrupto mundo de mercaderes y comisionistas, como dijera la publicidad de un buen candidato; cuando los gastos electorales se tienen que multiplicar en ganancias económicas, sacrificando la equidad social que reclama el pueblo y cambiando de paso la representación democrática por el cómplice silencio; cuando nos dejamos parcelar a costa de convenios inter administrativos y poderosas chequeras, tal como en su momentos lo hicieran los actores armados con sus pistolas, puede decirse que tocamos fondo y que llegó el momento de reaccionar.
Por eso celebro cuando Jacobo Solano Cerchiaro, como válido generador de opinión se atreve a hablar de “alianzas siniestras”, cuestionamientos y escasez de propuestas, dirigiéndose a los candidatos que gozan del apoyo de la familia del señor gobernador y sus nuevos parientes, con quien el columnista tiene vínculos de consanguinidad. Igualmente aplaudo el informe del diario El Pilón, que incluso superando el temor de sus periodistas, en la edición del lunes develó públicamente lo que todos sabemos pero que nadie se atreve a decir, “en el Cesar se consolida una estrategia que se aleja del concepto original de la palabra política, para convertirse quien en un negocio en el que lo único que interesa es el dinero”. Estos hechos son un adelanto.
Diagnosticado el problema, le corresponde reaccionar electoralmente a la sociedad civil. Es hora de que en las urnas se expresen los que sienten miedo de hablar; de que los padres y jóvenes universitarios castiguen la odisea de pagar semestralmente una desproporcionada matrícula financiera; de que los docentes mil veces ignorados voten libremente; de que los constreñidos empleados alcen la voz; de que los medios de comunicación objetivamente pongan a pensar al ciudadano de a pie, para que brille una luz de esperanza y se cumpla el vaticinio, varias veces consumado en nuestro departamento, en el que las grandes chequeras han sido derrotadas por la soberana voluntad popular. ¡A votar bien!