Desde Valledupar, el director de Escuela Latinoamericana de Cooperación y Desarrollo, de la universidad San Buenaventura en Cartagena, Jairo Agudelo Taborda, abordó temas del post conflicto en Colombia.
La percepción en los habitantes de Colombia es que, a pesar de recibir en promedio 1.000 millones de dólares como Ayuda Oficial para el Desarrollo (AOD), somos es el segundo país de América Latina y el Caribe que más recibe AOD, después de Haití, sin embargo, las comunidades siguen sintiéndose pobres.
Para Jairo Agudelo Taborda, director de la Escuela Latinoamericana de Cooperación y Desarrollo de la Universidad San Buenaventura de Cartagena, vale la pena preguntarse si todo ese dinero que llega a nuestro territorio realmente está contribuyendo a disminuir la pobreza y a mejorar la calidad de vida de los colombianos. Las cifras indican que no es así.
“Más del 60% se gasta en atención primaria a desplazados; función que le corresponde al estado. La AOD debería ser para promover la microempresa, mejorar la estructura de derechos humanos, la justicia, y las escuelas” señaló Agudelo Taborda.
El decano, quien llegó a Valledupar con el fin de socializar el proyecto de maestría en Cooperación Internacional para el Desarrollo, en convenio con la universidad Pavía, de Italia, que se desarrollará en Cartagena, expresó que en todo el mundo la AOD se ha desviado a otros fines con respecto a su objetivo principal, por lo que su eficacia en los países pobres es tema de debate recurrente.
Para Agudelo, la AOD no puede quitarle responsabilidades al estado, porque entonces se constituye en otro mecanismo que empeora la condición general. “La plata que se ahorra el Estado va a concentrarse en manos de los ricos, lo cual genera más inequidad”.
Además, si uno de los incentivos principales para obtener ayuda es ser pobre, las malas políticas harán lo posible por mantener esa condición.
De igual manera, Agudelo Taborda presenta por estos días el libro llamado ‘Cooperar al desarrollo y desarrollar la cooperación: Desafío post 2015’, que trata la etapa del post conflicto que ha vivido latinoamérica durante el siglo 20.
“Este libro trata de cómo se espera sea la cooperación después del 2015, desde el año 2000 venimos hablando de la cooperación. Ahora, finalmente se va a decir cuál fue el impacto de la cooperación para lograr los objetivos del desarrollo en el mundo, y en los continentes; ese examen va a ser desde lo global, hasta lo local. En éste libro se dice que intentó la cooperación desde su comienzo, y qué se supone debe hacer de ahora en adelante: Cooperar al desarrollo y desarrollar la cooperación”, comentó el editor.
“A Colombia le fue mal, porque perdió posiciones en el nivel de desarrollo humano sostenible; en el país estaba en el puesto 61, y pasó al 67. El problema en Colombia es la desigualdad, nosotros somos el tercer país más desigual en el mundo, y el más desigual en América Latina”, finalizó Jairo Agudelo.
“Colombia casi que tiene el mismo porcentaje de pobres, de indigentes, de los que había en el 2000; la bonanza no sirvió para nada”.
Desde Valledupar, el director de Escuela Latinoamericana de Cooperación y Desarrollo, de la universidad San Buenaventura en Cartagena, Jairo Agudelo Taborda, abordó temas del post conflicto en Colombia.
La percepción en los habitantes de Colombia es que, a pesar de recibir en promedio 1.000 millones de dólares como Ayuda Oficial para el Desarrollo (AOD), somos es el segundo país de América Latina y el Caribe que más recibe AOD, después de Haití, sin embargo, las comunidades siguen sintiéndose pobres.
Para Jairo Agudelo Taborda, director de la Escuela Latinoamericana de Cooperación y Desarrollo de la Universidad San Buenaventura de Cartagena, vale la pena preguntarse si todo ese dinero que llega a nuestro territorio realmente está contribuyendo a disminuir la pobreza y a mejorar la calidad de vida de los colombianos. Las cifras indican que no es así.
“Más del 60% se gasta en atención primaria a desplazados; función que le corresponde al estado. La AOD debería ser para promover la microempresa, mejorar la estructura de derechos humanos, la justicia, y las escuelas” señaló Agudelo Taborda.
El decano, quien llegó a Valledupar con el fin de socializar el proyecto de maestría en Cooperación Internacional para el Desarrollo, en convenio con la universidad Pavía, de Italia, que se desarrollará en Cartagena, expresó que en todo el mundo la AOD se ha desviado a otros fines con respecto a su objetivo principal, por lo que su eficacia en los países pobres es tema de debate recurrente.
Para Agudelo, la AOD no puede quitarle responsabilidades al estado, porque entonces se constituye en otro mecanismo que empeora la condición general. “La plata que se ahorra el Estado va a concentrarse en manos de los ricos, lo cual genera más inequidad”.
Además, si uno de los incentivos principales para obtener ayuda es ser pobre, las malas políticas harán lo posible por mantener esa condición.
De igual manera, Agudelo Taborda presenta por estos días el libro llamado ‘Cooperar al desarrollo y desarrollar la cooperación: Desafío post 2015’, que trata la etapa del post conflicto que ha vivido latinoamérica durante el siglo 20.
“Este libro trata de cómo se espera sea la cooperación después del 2015, desde el año 2000 venimos hablando de la cooperación. Ahora, finalmente se va a decir cuál fue el impacto de la cooperación para lograr los objetivos del desarrollo en el mundo, y en los continentes; ese examen va a ser desde lo global, hasta lo local. En éste libro se dice que intentó la cooperación desde su comienzo, y qué se supone debe hacer de ahora en adelante: Cooperar al desarrollo y desarrollar la cooperación”, comentó el editor.
“A Colombia le fue mal, porque perdió posiciones en el nivel de desarrollo humano sostenible; en el país estaba en el puesto 61, y pasó al 67. El problema en Colombia es la desigualdad, nosotros somos el tercer país más desigual en el mundo, y el más desigual en América Latina”, finalizó Jairo Agudelo.
“Colombia casi que tiene el mismo porcentaje de pobres, de indigentes, de los que había en el 2000; la bonanza no sirvió para nada”.