Por Rosendo Romero Ospino “Cuando los poetas se van dejan una estela de versos tras de sí…” Hay un poeta vallenato en Estados Unidos, uno en Bogotá y dos en Bucaramanga. No son sencillamente compositores, son poetas consumados, magos de la palabra, ungidos por las musas celestiales y reconocidos por los corazones vallenatos que aman […]
Por Rosendo Romero Ospino
“Cuando los poetas se van dejan una estela de versos tras de sí…”
Hay un poeta vallenato en Estados Unidos, uno en Bogotá y dos en Bucaramanga. No son sencillamente compositores, son poetas consumados, magos de la palabra, ungidos por las musas celestiales y reconocidos por los corazones vallenatos que aman la vida y a Dios dador de esta maravillosa bendición que emana de los ríos, las montañas, la brisa, los cultivos, los pájaros al amanecer y las noches de estrellas conectadas con la risa de nuestras mujeres.
Cantó Nicolás Maestre, el bardo de Patillal: “Y en la falda se oye rabiar el hacha de un agricultor/ Y un caracolí que al caerrompe el silencio con furor/Luego un imponente higuerón se desmaya ante Rafael/ Las abejas manan su miel y las aves vuelan al sol (El hachero)
La magia del aprendizaje en la inspiración es indescriptible, beber de la fuente del alma es beber directamente del universo, Nicolás se fue para Bucaramanga pero es como si hubiese ido para la Patagonia pues no se oyó más; Claro, públicamente, porque yo sé que nada calla a un poeta, ni el mismo.
Emiro Zuleta, quiso engarzar en hilos de oro el cielo vallenato con sus cantos, pues su corazón tiene figura de acordeón y gritaba desde Bogotá como para que su voz le ganara a los semáforos y burlara el pavimento: “La paz es mi pueblo” y lleno de un romanticismo humano y Divino cantó: “Hacen dos años que te entregue todo mi cariño/ En una noche igualita a esta llena de estrella/ La misma luna con sus luceros y yo contigo/ Pa’ que mi vida junto a tu vida siempre estuviera.
El gran maestro dejó sus versos sobre su rutinaria y fatigante oficina y se fue a encobijar con el frio bogotano pero ni eso le arrancará del alma un merengue.
Fernando Dangond Castro dijo: “La vecina más linda eres tú, pero vives en mi corazón”. Cuando escuché estos versos dije: pero como puede ser vecina y vivir dentro de él mismo !Carajo! que verso tan bello! El gran autor de: “Nació mi poesía” -canción que es himno popular de Valledupar-, se volvió hombre de ciencia, pero ¿quién calla a ese corazón?
Fernando Meneses cantó: Porque si aquel relicario de besos
Que yo te ofreciera echas al olvido/Crucificado y temblando de rabia/Con llanto en los ojos desbarato el nido
De los cuatro, Meneses es el que está activo, permanentemente hace giras cantando sus éxitos. Alternamos en Bucaramanga en una fiesta privada para los trabajadores del Diario Vanguardia Liberal, también en Barrancabermeja y Aguachica.
Por Rosendo Romero Ospino “Cuando los poetas se van dejan una estela de versos tras de sí…” Hay un poeta vallenato en Estados Unidos, uno en Bogotá y dos en Bucaramanga. No son sencillamente compositores, son poetas consumados, magos de la palabra, ungidos por las musas celestiales y reconocidos por los corazones vallenatos que aman […]
Por Rosendo Romero Ospino
“Cuando los poetas se van dejan una estela de versos tras de sí…”
Hay un poeta vallenato en Estados Unidos, uno en Bogotá y dos en Bucaramanga. No son sencillamente compositores, son poetas consumados, magos de la palabra, ungidos por las musas celestiales y reconocidos por los corazones vallenatos que aman la vida y a Dios dador de esta maravillosa bendición que emana de los ríos, las montañas, la brisa, los cultivos, los pájaros al amanecer y las noches de estrellas conectadas con la risa de nuestras mujeres.
Cantó Nicolás Maestre, el bardo de Patillal: “Y en la falda se oye rabiar el hacha de un agricultor/ Y un caracolí que al caerrompe el silencio con furor/Luego un imponente higuerón se desmaya ante Rafael/ Las abejas manan su miel y las aves vuelan al sol (El hachero)
La magia del aprendizaje en la inspiración es indescriptible, beber de la fuente del alma es beber directamente del universo, Nicolás se fue para Bucaramanga pero es como si hubiese ido para la Patagonia pues no se oyó más; Claro, públicamente, porque yo sé que nada calla a un poeta, ni el mismo.
Emiro Zuleta, quiso engarzar en hilos de oro el cielo vallenato con sus cantos, pues su corazón tiene figura de acordeón y gritaba desde Bogotá como para que su voz le ganara a los semáforos y burlara el pavimento: “La paz es mi pueblo” y lleno de un romanticismo humano y Divino cantó: “Hacen dos años que te entregue todo mi cariño/ En una noche igualita a esta llena de estrella/ La misma luna con sus luceros y yo contigo/ Pa’ que mi vida junto a tu vida siempre estuviera.
El gran maestro dejó sus versos sobre su rutinaria y fatigante oficina y se fue a encobijar con el frio bogotano pero ni eso le arrancará del alma un merengue.
Fernando Dangond Castro dijo: “La vecina más linda eres tú, pero vives en mi corazón”. Cuando escuché estos versos dije: pero como puede ser vecina y vivir dentro de él mismo !Carajo! que verso tan bello! El gran autor de: “Nació mi poesía” -canción que es himno popular de Valledupar-, se volvió hombre de ciencia, pero ¿quién calla a ese corazón?
Fernando Meneses cantó: Porque si aquel relicario de besos
Que yo te ofreciera echas al olvido/Crucificado y temblando de rabia/Con llanto en los ojos desbarato el nido
De los cuatro, Meneses es el que está activo, permanentemente hace giras cantando sus éxitos. Alternamos en Bucaramanga en una fiesta privada para los trabajadores del Diario Vanguardia Liberal, también en Barrancabermeja y Aguachica.