El momento que vive el departamento de La Guajira es crítico, sin liderazgo de ninguna especie y envuelto en el peor escándalo de la historia; varios ex gobernadores presos, incluyendo al actual, Kiko Gómez, y el encargado Faihan Al-FayesChaljub, con la administración parada hasta que no se nombre su reemplazo, que aún se está definiendo, en una rapiña de buitres, entre los miembros del partido Cambio Radical.
Por Jacobo Solano
El momento que vive el departamento de La Guajira es crítico, sin liderazgo de ninguna especie y envuelto en el peor escándalo de la historia; varios ex gobernadores presos, incluyendo al actual, Kiko Gómez, y el encargado Faihan Al-FayesChaljub, con la administración parada hasta que no se nombre su reemplazo, que aún se está definiendo, en una rapiña de buitres, entre los miembros del partido Cambio Radical.
A los políticos, los encargados de sacar el departamento adelante, nunca les ha interesado la región, únicamente el poder y lo que este genera, se han convertido en vulgares prepagos que negocian sus caudales electorales con senadores de fuera, como el movimiento “Nueva” Guajira, en manos de Armando Benedetti y Antonio Guerra;o el tal Ñoño Elías, de la U;vampiros que se aprovechan del puebloy se llevan los votos a costa de dinero, fiestas y comida, afectando al único político raizal decente que aspira al senado, Stevenson Marulanda, quien está a punto de ahogarse, porque sus paisanos para respaldarlo exigen dinero, además de no tener liderazgo en su partido, tomado por Alfonso Mattos, otro aspirante foráneo, cuya única pretensión al ternar a Beto Barros para la gobernación, es llevarse descaradamente los votos y, lo más triste, con el beneplácito de los guajiros.
De obras, ni hablar, las vías en el peor estado, la represa del Ranchería parada desde hace cuatro años por capricho de Santos, se llevó las regalías, pero ahora regresa a buscar los votos para asegurar su reelección; y seguro gana sobrado, porque hoy, la mayoría de guajiros, no saben ni por quien votan.
En orden público hay un caos, los indígenas cada vez que quieren bloquean la válvula del gas; la guerrilla, dinamita la línea férrea una vez a la semana; las bandas criminales controlan el narcotráfico y la gasolina ilegal; asesinan a Jorge Daza un destacado neurólogo en Barranquilla y nadie dice nada. La inseguridad, desbordada, nadie quiere hacer turismo, en este momento hay un español secuestrado en el Cabo de la Vela y las autoridades se hacen los de la vista gorda.
En medio Ambiente, no hay buenas perspectivas, Drummond quiere sacar su carbón por la península y Cerrejón sigue haciendo de las suyas, por lo menos Batista, el dueño de CCX, se quebró, porque la devastación en San Juan hubiese sido histórica. En lo social, el departamento continúa ocupando los primeros lugares en pobreza y los niños indígenas mueren por desnutrición, 15 en 2013. Para no hablar de educación, que es donde está peor la cosa.
En las poblaciones, alcaldes que dan grima, solo pendientes de festivales para gastarse el dinero haciendo protagonismo corroncho. Por citar un ejemplo: Claudia Gómez, alcaldesa de Villanueva, posa orgullosa en redes sociales con una pistola o con un costoso vestido de carnaval, sin importarle las repercusiones, y el pueblo, ahogándose en la desesperanza.
Descabellado que solo Rafael Ceballos, alcalde de Riohacha, haya mostrado resultados, aunque todavía con muchos desafíos, esperemos que no vaya a entregar su capital político a los mismos que por años han desangrado la tierra de Padilla.
Me duele porque quiero mucho a La Guajira, pero así como pintan las cosas, pasará mucho tiempo para que una zona con tanto potencial natural, no así intelectual, ni político, se recupere de esta debacle, resultado de la cultura de la ilegalidad en la que ha vivido el departamento desde la época de la marimba y lo tienen, hoy por hoy, tan señalado a nivel nacional.
@JACOBOSOLANOC
El momento que vive el departamento de La Guajira es crítico, sin liderazgo de ninguna especie y envuelto en el peor escándalo de la historia; varios ex gobernadores presos, incluyendo al actual, Kiko Gómez, y el encargado Faihan Al-FayesChaljub, con la administración parada hasta que no se nombre su reemplazo, que aún se está definiendo, en una rapiña de buitres, entre los miembros del partido Cambio Radical.
Por Jacobo Solano
El momento que vive el departamento de La Guajira es crítico, sin liderazgo de ninguna especie y envuelto en el peor escándalo de la historia; varios ex gobernadores presos, incluyendo al actual, Kiko Gómez, y el encargado Faihan Al-FayesChaljub, con la administración parada hasta que no se nombre su reemplazo, que aún se está definiendo, en una rapiña de buitres, entre los miembros del partido Cambio Radical.
A los políticos, los encargados de sacar el departamento adelante, nunca les ha interesado la región, únicamente el poder y lo que este genera, se han convertido en vulgares prepagos que negocian sus caudales electorales con senadores de fuera, como el movimiento “Nueva” Guajira, en manos de Armando Benedetti y Antonio Guerra;o el tal Ñoño Elías, de la U;vampiros que se aprovechan del puebloy se llevan los votos a costa de dinero, fiestas y comida, afectando al único político raizal decente que aspira al senado, Stevenson Marulanda, quien está a punto de ahogarse, porque sus paisanos para respaldarlo exigen dinero, además de no tener liderazgo en su partido, tomado por Alfonso Mattos, otro aspirante foráneo, cuya única pretensión al ternar a Beto Barros para la gobernación, es llevarse descaradamente los votos y, lo más triste, con el beneplácito de los guajiros.
De obras, ni hablar, las vías en el peor estado, la represa del Ranchería parada desde hace cuatro años por capricho de Santos, se llevó las regalías, pero ahora regresa a buscar los votos para asegurar su reelección; y seguro gana sobrado, porque hoy, la mayoría de guajiros, no saben ni por quien votan.
En orden público hay un caos, los indígenas cada vez que quieren bloquean la válvula del gas; la guerrilla, dinamita la línea férrea una vez a la semana; las bandas criminales controlan el narcotráfico y la gasolina ilegal; asesinan a Jorge Daza un destacado neurólogo en Barranquilla y nadie dice nada. La inseguridad, desbordada, nadie quiere hacer turismo, en este momento hay un español secuestrado en el Cabo de la Vela y las autoridades se hacen los de la vista gorda.
En medio Ambiente, no hay buenas perspectivas, Drummond quiere sacar su carbón por la península y Cerrejón sigue haciendo de las suyas, por lo menos Batista, el dueño de CCX, se quebró, porque la devastación en San Juan hubiese sido histórica. En lo social, el departamento continúa ocupando los primeros lugares en pobreza y los niños indígenas mueren por desnutrición, 15 en 2013. Para no hablar de educación, que es donde está peor la cosa.
En las poblaciones, alcaldes que dan grima, solo pendientes de festivales para gastarse el dinero haciendo protagonismo corroncho. Por citar un ejemplo: Claudia Gómez, alcaldesa de Villanueva, posa orgullosa en redes sociales con una pistola o con un costoso vestido de carnaval, sin importarle las repercusiones, y el pueblo, ahogándose en la desesperanza.
Descabellado que solo Rafael Ceballos, alcalde de Riohacha, haya mostrado resultados, aunque todavía con muchos desafíos, esperemos que no vaya a entregar su capital político a los mismos que por años han desangrado la tierra de Padilla.
Me duele porque quiero mucho a La Guajira, pero así como pintan las cosas, pasará mucho tiempo para que una zona con tanto potencial natural, no así intelectual, ni político, se recupere de esta debacle, resultado de la cultura de la ilegalidad en la que ha vivido el departamento desde la época de la marimba y lo tienen, hoy por hoy, tan señalado a nivel nacional.
@JACOBOSOLANOC