Por Alberto Herazo Palmera. Tengo que comenzar manifestando que nosotros los vallenatos puros hemos sido ingratos y desagradecidos con nuestro Hospital Rosario Pumarejo de López, ente emblemático para todos nosotros como lo es el colegio Loperena, nuestro Aeropuerto Alfonso López, la Escuela de Bellas Artes, el Hotel Sicarare y la Tarima Francisco el Hombre entre […]
Por Alberto Herazo Palmera.
Tengo que comenzar manifestando que nosotros los vallenatos puros hemos sido ingratos y desagradecidos con nuestro Hospital Rosario Pumarejo de López, ente emblemático para todos nosotros como lo es el colegio Loperena, nuestro Aeropuerto Alfonso López, la Escuela de Bellas Artes, el Hotel Sicarare y la Tarima Francisco el Hombre entre otras. Y lo digo con autoridad pues casi todos los niños de nuestra sociedad nacieron en el hospital por cuanto en esa época no existían las clínicas en esta ciudad. Habían pocos profesionales entre ellos se destacaba el ginecólogo Hermes Pumarejo y pocos pediatras entre ellos la doctora Paulina Daza. O es que acaso los miembros de nuestra sociedad se les olvido que sus hijos nacieron en el hospital, que lo tienen a menos y nos ha sucedido con nuestro río Guatapurí.
Me siento culpable que jamás tuve que ver con nuestro hospital hasta que el día 31 de diciembre a las cuatro de la tarde fui sometido a una delicada operación, que por fortuna fue exitosa. Y tengo que reconocer aquí al equipo de profesionales que me atendieron los destacados cirujanos Manuel del Castillo Amaris y Miguel Mora, el anestesiólogo Manolo del Castillo y el cardiólogo Javier del Castillo residenciado en Bogotá. Gracias mil.
Quiero aprovechar esta columna para dar un testimonio público de lo bueno que sigue siendo Dios conmigo, después de tres cánceres, me da la cuarta oportunidad de continuar viviendo gracias a su infinita misericordia y seguir compartiendo con mi familia y amigos hasta que se haga su voluntad. Gracias mil a los padres Jesús Alberto, Iceda y Castañeda por sus oraciones, a mis familiares, amigos y muchas otras personas que estuvieron pendientes de mi. ¿Qué me salvó? La fe en Dios.
Ahora si quiero referirme un poco al centro hospitalario y asistencial más grande del Cesar como lo es el Rosario Pumarejo de López. Tengo la mejor impresión del HRPL, no tengo quejas de sus servicios, que catalogo como excelentes. Cuenta con una sala de cirugía que envidiaría cualquier clínica de la ciudad. La unidad de cuidados intensivos en la que permanecí cinco días, puedo decir que completa, funcional, aseada, la atención del grupo de profesionales que atiende sobresale en bondad, mérito y quiero aprovechar para agradecerle al grupo que labora en la Unidad, a las coordinadoras Jefe Dubis Pacheco, Isabel Canabal y las distinguidas enfermeras Carmencita Solano, Yolibis Martínez, Iyeris, Katherine Ortega, Verónica, Yoli, Tatiana, Mariaisabella, Irina entre otras. Gracias por las atenciones recibidas. La calidad del servicio se lleva el más alto puntaje.
¿Qué pido para el hospital? Primero, un apoyo total de las entidades oficiales, recomendarle al señor Gobernador Luis Alberto Monsalvo y al gerente del HRPL Rubén Sierra Rodríguez, un mayor acercamiento y limar cualquier mal entendido y a las entidades que le adeuden al hospital que paguen para que esos dineros se puedan utilizar para invertir en obras de infraestructura y atención al usuario y lo más importante para que se ponga al día con sus empleados.
Por Alberto Herazo Palmera. Tengo que comenzar manifestando que nosotros los vallenatos puros hemos sido ingratos y desagradecidos con nuestro Hospital Rosario Pumarejo de López, ente emblemático para todos nosotros como lo es el colegio Loperena, nuestro Aeropuerto Alfonso López, la Escuela de Bellas Artes, el Hotel Sicarare y la Tarima Francisco el Hombre entre […]
Por Alberto Herazo Palmera.
Tengo que comenzar manifestando que nosotros los vallenatos puros hemos sido ingratos y desagradecidos con nuestro Hospital Rosario Pumarejo de López, ente emblemático para todos nosotros como lo es el colegio Loperena, nuestro Aeropuerto Alfonso López, la Escuela de Bellas Artes, el Hotel Sicarare y la Tarima Francisco el Hombre entre otras. Y lo digo con autoridad pues casi todos los niños de nuestra sociedad nacieron en el hospital por cuanto en esa época no existían las clínicas en esta ciudad. Habían pocos profesionales entre ellos se destacaba el ginecólogo Hermes Pumarejo y pocos pediatras entre ellos la doctora Paulina Daza. O es que acaso los miembros de nuestra sociedad se les olvido que sus hijos nacieron en el hospital, que lo tienen a menos y nos ha sucedido con nuestro río Guatapurí.
Me siento culpable que jamás tuve que ver con nuestro hospital hasta que el día 31 de diciembre a las cuatro de la tarde fui sometido a una delicada operación, que por fortuna fue exitosa. Y tengo que reconocer aquí al equipo de profesionales que me atendieron los destacados cirujanos Manuel del Castillo Amaris y Miguel Mora, el anestesiólogo Manolo del Castillo y el cardiólogo Javier del Castillo residenciado en Bogotá. Gracias mil.
Quiero aprovechar esta columna para dar un testimonio público de lo bueno que sigue siendo Dios conmigo, después de tres cánceres, me da la cuarta oportunidad de continuar viviendo gracias a su infinita misericordia y seguir compartiendo con mi familia y amigos hasta que se haga su voluntad. Gracias mil a los padres Jesús Alberto, Iceda y Castañeda por sus oraciones, a mis familiares, amigos y muchas otras personas que estuvieron pendientes de mi. ¿Qué me salvó? La fe en Dios.
Ahora si quiero referirme un poco al centro hospitalario y asistencial más grande del Cesar como lo es el Rosario Pumarejo de López. Tengo la mejor impresión del HRPL, no tengo quejas de sus servicios, que catalogo como excelentes. Cuenta con una sala de cirugía que envidiaría cualquier clínica de la ciudad. La unidad de cuidados intensivos en la que permanecí cinco días, puedo decir que completa, funcional, aseada, la atención del grupo de profesionales que atiende sobresale en bondad, mérito y quiero aprovechar para agradecerle al grupo que labora en la Unidad, a las coordinadoras Jefe Dubis Pacheco, Isabel Canabal y las distinguidas enfermeras Carmencita Solano, Yolibis Martínez, Iyeris, Katherine Ortega, Verónica, Yoli, Tatiana, Mariaisabella, Irina entre otras. Gracias por las atenciones recibidas. La calidad del servicio se lleva el más alto puntaje.
¿Qué pido para el hospital? Primero, un apoyo total de las entidades oficiales, recomendarle al señor Gobernador Luis Alberto Monsalvo y al gerente del HRPL Rubén Sierra Rodríguez, un mayor acercamiento y limar cualquier mal entendido y a las entidades que le adeuden al hospital que paguen para que esos dineros se puedan utilizar para invertir en obras de infraestructura y atención al usuario y lo más importante para que se ponga al día con sus empleados.