“Pues no saldréis precipitadamente, ni iréis como fugitivos; porque delante de vosotros irá el Señor, y vuestra retaguardia será el Dios de Israel”. Isaías 52:12 Siendo esta mi última columna del 2013, quiero aprovecharla para enviarles un saludo de esperanza y de ventura para el nuevo año 2014. Son muchas las batallas que hemos vivido […]
“Pues no saldréis precipitadamente, ni iréis como fugitivos; porque delante de vosotros irá el Señor, y vuestra retaguardia será el Dios de Israel”. Isaías 52:12
Siendo esta mi última columna del 2013, quiero aprovecharla para enviarles un saludo de esperanza y de ventura para el nuevo año 2014.
Son muchas las batallas que hemos vivido en este año que pasa, unas las perdimos otras las ganamos, todas delante de Dios. Las victorias obtenidas, primero hemos tenido que lucharlas en los lugares secretos de nuestras almas, antes que en el mundo exterior; nos hemos sentidos obligados a luchar y vencer de cara a los problemas y circunstancias. Si por ventura, hemos logrado que Dios se forme con nosotros y permanecidos a solas con él; peleando las batallas delante de él, seguramente seremos vencedores; de lo contrario, el tiempo y la oportunidad no se alinearon con nosotros.
Las batallas vividas pudieron durar un minuto o todo el año, eso no dependió de Dios sino de mí. De allí la importancia de luchar a solas delante de él y estar dispuestos a atravesar con firmeza el infierno de la negación personal. Nada ni nadie podrá tener poder sobre la persona que ha peleado la batalla delante de Dios y la ha ganado ahí.
Trato de decir, que no debo esperar que las circunstancias se tornen difíciles para solicitar la ayuda de Dios y ponerlo a prueba, sino que debo resolver la situación primero entre él y yo en los lugares secretos de mi alma, donde ningún extraño puede caber. Entonces podré seguir adelante con la certeza del triunfo frente a la adversidad y las pruebas. Las batallas no se ganan cuando primero trato de lograr la victoria en el mundo exterior, sino permaneciendo a solas, de rodillas en su presencia, para resolver el asunto en el corazón de Dios, antes que frente a las circunstancias.
Amados amigos lectores: Tres promesas de seguridad que alimentarán nuestro diario caminar en el nuevo año: Primera, Dios restaura lo pasado. “Lo que es, ya antes fue; lo que será, ya es. Y Dios restaura lo pasado”. Al terminar este año, nos extendemos con avidez hacia lo que Dios tiene para el futuro. Sin embargo, la ansiedad puede aparecer cuando recordamos el pasado. Nuestro gozo actual, tiende a opacarse por el recuerdo de los yerros y equivocaciones del pasado. Pero Jesús quien ha prometido ser el mismo ayer, hoy y por los siglos, convertirá nuestro pasado en una plataforma de lanzamiento hacia el futuro.
Segunda, No saldremos apresurados hacia lo desconocido. No saldremos con el apresuramiento impetuoso de la alegría olvidadiza, ni con la huida de una irreflexión impulsiva, sino con el poder paciente que surge cuando sabemos que Dios peleará por nosotros.
Tercera, Dios irá delante y detrás de nosotros. Esta es una promesa maravillosa, que nos asegura que Dios hará guardia donde nosotros hemos dejado de hacerlo. Él vigilará para que no caigamos otra vez en las mismas trampas. La mano de Dios se alargará hasta el pasado para liquidar todas las demandas que existen contra nuestras conciencias.
Amados amigos: Aunque el pasado pueda mostrarnos daños irreparables. Aunque pueda ser cierto que hemos perdido oportunidades que nunca volverán, Dios puede transformar esa ansiedad destructiva en una solida plataforma para el futuro. Hoy les invito a que dejemos el pasado irreversible y todos los acontecimientos del 2013 en las manos de Dios; y avancemos hacia el irresistible futuro del 2014, asidos de sus fuertes brazos de amor.
“Pues no saldréis precipitadamente, ni iréis como fugitivos; porque delante de vosotros irá el Señor, y vuestra retaguardia será el Dios de Israel”. Isaías 52:12 Siendo esta mi última columna del 2013, quiero aprovecharla para enviarles un saludo de esperanza y de ventura para el nuevo año 2014. Son muchas las batallas que hemos vivido […]
“Pues no saldréis precipitadamente, ni iréis como fugitivos; porque delante de vosotros irá el Señor, y vuestra retaguardia será el Dios de Israel”. Isaías 52:12
Siendo esta mi última columna del 2013, quiero aprovecharla para enviarles un saludo de esperanza y de ventura para el nuevo año 2014.
Son muchas las batallas que hemos vivido en este año que pasa, unas las perdimos otras las ganamos, todas delante de Dios. Las victorias obtenidas, primero hemos tenido que lucharlas en los lugares secretos de nuestras almas, antes que en el mundo exterior; nos hemos sentidos obligados a luchar y vencer de cara a los problemas y circunstancias. Si por ventura, hemos logrado que Dios se forme con nosotros y permanecidos a solas con él; peleando las batallas delante de él, seguramente seremos vencedores; de lo contrario, el tiempo y la oportunidad no se alinearon con nosotros.
Las batallas vividas pudieron durar un minuto o todo el año, eso no dependió de Dios sino de mí. De allí la importancia de luchar a solas delante de él y estar dispuestos a atravesar con firmeza el infierno de la negación personal. Nada ni nadie podrá tener poder sobre la persona que ha peleado la batalla delante de Dios y la ha ganado ahí.
Trato de decir, que no debo esperar que las circunstancias se tornen difíciles para solicitar la ayuda de Dios y ponerlo a prueba, sino que debo resolver la situación primero entre él y yo en los lugares secretos de mi alma, donde ningún extraño puede caber. Entonces podré seguir adelante con la certeza del triunfo frente a la adversidad y las pruebas. Las batallas no se ganan cuando primero trato de lograr la victoria en el mundo exterior, sino permaneciendo a solas, de rodillas en su presencia, para resolver el asunto en el corazón de Dios, antes que frente a las circunstancias.
Amados amigos lectores: Tres promesas de seguridad que alimentarán nuestro diario caminar en el nuevo año: Primera, Dios restaura lo pasado. “Lo que es, ya antes fue; lo que será, ya es. Y Dios restaura lo pasado”. Al terminar este año, nos extendemos con avidez hacia lo que Dios tiene para el futuro. Sin embargo, la ansiedad puede aparecer cuando recordamos el pasado. Nuestro gozo actual, tiende a opacarse por el recuerdo de los yerros y equivocaciones del pasado. Pero Jesús quien ha prometido ser el mismo ayer, hoy y por los siglos, convertirá nuestro pasado en una plataforma de lanzamiento hacia el futuro.
Segunda, No saldremos apresurados hacia lo desconocido. No saldremos con el apresuramiento impetuoso de la alegría olvidadiza, ni con la huida de una irreflexión impulsiva, sino con el poder paciente que surge cuando sabemos que Dios peleará por nosotros.
Tercera, Dios irá delante y detrás de nosotros. Esta es una promesa maravillosa, que nos asegura que Dios hará guardia donde nosotros hemos dejado de hacerlo. Él vigilará para que no caigamos otra vez en las mismas trampas. La mano de Dios se alargará hasta el pasado para liquidar todas las demandas que existen contra nuestras conciencias.
Amados amigos: Aunque el pasado pueda mostrarnos daños irreparables. Aunque pueda ser cierto que hemos perdido oportunidades que nunca volverán, Dios puede transformar esa ansiedad destructiva en una solida plataforma para el futuro. Hoy les invito a que dejemos el pasado irreversible y todos los acontecimientos del 2013 en las manos de Dios; y avancemos hacia el irresistible futuro del 2014, asidos de sus fuertes brazos de amor.