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Columnista - 25 octubre, 2013

Dos Cerebros Mundiales: Leandro Díaz y Stephen Hawking

Por Hilario Añez  Dice Stevenson Marulanda Plata eminente médico fonsequero orgullo nuestro, que los cerebros de Leandro y Hawking son idénticos en superación personal y en coraje. Ambos escribieron con sus vidas y así nos lo demostraron que no hay discapacidad física sino discapacidad mental.  Ambos son testimonio mundial, que la mente humana es el […]

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Por Hilario Añez 

Dice Stevenson Marulanda Plata eminente médico fonsequero orgullo nuestro, que los cerebros de Leandro y Hawking son idénticos en superación personal y en coraje.

Ambos escribieron con sus vidas y así nos lo demostraron que no hay discapacidad física sino discapacidad mental. 

Ambos son testimonio mundial, que la mente humana es el instrumento más poderoso de la creación, ambos son modelos a seguir.

El mensaje de Leandro y Hawking es claro: Incapacitados, discapacitados, imposibilitados, inválidos, inhabilitados, impedidos, inutilizados, lisiados, paralíticos, disminuidos o como se les quiera llamar; no son los que tienen dificultad física si no los que tienen carencia mental.

Hawking eminente profesor lucasiano, mudo y paralitico perdió la electricidad de movimiento pero se quedó con una de las mentes más iluminadas del universo, su trabajo en física teórica es meramente intelectual, su total inmovilidad corporal no le ha paralizado la mente ni impedido en lo más mínimo su brillante desempeño como cosmólogo y ser humano integral.

Leandro, monumental campesino Guajiro, pobre y ciego de nacimiento, fue un hombre feliz sin resentimiento ni envidia, nada le pidió a la vida, sino todo lo contrario, todos los días le agradeció a Dios por haberlo traído al mundo y dejarlo cantar sus canciones a sus amigos a sus amores, a la naturaleza, y  a su pueblo.

Leandro enseñó a sus hijos, a sus nietos y a quienes lo conocieron que la luz de los ojos no hace falta para andar seguro en los difíciles caminos de la vida, que en las oscuras tinieblas de ceguera visual resplandece la luz del espíritu humano, que el alma tiene ojos bondadosos.

Y sigue diciendo el médico Marulanda Plata que tanto Leandro como Hawking nos enseñaron que nuestro cerebro es una bola de plastilina y que podemos hacer con él, lo que nos venga en gana.

Columnista
25 octubre, 2013

Dos Cerebros Mundiales: Leandro Díaz y Stephen Hawking

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Hilario Añez

Por Hilario Añez  Dice Stevenson Marulanda Plata eminente médico fonsequero orgullo nuestro, que los cerebros de Leandro y Hawking son idénticos en superación personal y en coraje. Ambos escribieron con sus vidas y así nos lo demostraron que no hay discapacidad física sino discapacidad mental.  Ambos son testimonio mundial, que la mente humana es el […]


Por Hilario Añez 

Dice Stevenson Marulanda Plata eminente médico fonsequero orgullo nuestro, que los cerebros de Leandro y Hawking son idénticos en superación personal y en coraje.

Ambos escribieron con sus vidas y así nos lo demostraron que no hay discapacidad física sino discapacidad mental. 

Ambos son testimonio mundial, que la mente humana es el instrumento más poderoso de la creación, ambos son modelos a seguir.

El mensaje de Leandro y Hawking es claro: Incapacitados, discapacitados, imposibilitados, inválidos, inhabilitados, impedidos, inutilizados, lisiados, paralíticos, disminuidos o como se les quiera llamar; no son los que tienen dificultad física si no los que tienen carencia mental.

Hawking eminente profesor lucasiano, mudo y paralitico perdió la electricidad de movimiento pero se quedó con una de las mentes más iluminadas del universo, su trabajo en física teórica es meramente intelectual, su total inmovilidad corporal no le ha paralizado la mente ni impedido en lo más mínimo su brillante desempeño como cosmólogo y ser humano integral.

Leandro, monumental campesino Guajiro, pobre y ciego de nacimiento, fue un hombre feliz sin resentimiento ni envidia, nada le pidió a la vida, sino todo lo contrario, todos los días le agradeció a Dios por haberlo traído al mundo y dejarlo cantar sus canciones a sus amigos a sus amores, a la naturaleza, y  a su pueblo.

Leandro enseñó a sus hijos, a sus nietos y a quienes lo conocieron que la luz de los ojos no hace falta para andar seguro en los difíciles caminos de la vida, que en las oscuras tinieblas de ceguera visual resplandece la luz del espíritu humano, que el alma tiene ojos bondadosos.

Y sigue diciendo el médico Marulanda Plata que tanto Leandro como Hawking nos enseñaron que nuestro cerebro es una bola de plastilina y que podemos hacer con él, lo que nos venga en gana.