Los cortes continuos del servicio en distintos barrios de Valledupar, y especialmente en las poblaciones del Cesar donde el servicio es intermitente, la tardía respuesta a los llamados de la comunidad cuando se presentan daños en las redes y transformadores, la mala atención en la línea 115, y la mala educación de los operarios con el usuario, son las perlas que tejen el collar de irregularidades con la prestación del servicio de energía.
Los cortes continuos del servicio en distintos barrios de Valledupar, y especialmente en las poblaciones del Cesar donde el servicio es intermitente, la tardía respuesta a los llamados de la comunidad cuando se presentan daños en las redes y transformadores, la mala atención en la línea 115, y la mala educación de los operarios con el usuario, son las perlas que tejen el collar de irregularidades con la prestación del servicio de energía.
A estas situaciones se suma el riesgo que corren los habitantes del barrio Populandia de Valledupar, donde habita una comunidad numerosa, debido a la forma cómo instalaron los medidos de las viviendas de este sector.
Hoy estos medidores están a la intemperie, con cables sueltos, sin ningún tipo de seguridad, poniendo en peligro la vida de los vecinos.
Aunque este problema ha sido denunciado por la comunidad de Populandia en reiteradas ocasiones, la empresa indicó que ese no es un asunto que le compete, sino que debe ser resuelto por los mismos dueños de las viviendas. ¿Cómo van a hacerlo sino tienen las competencias técnicas para hacerlo?, más cuando la instalación de estos medidores los hizo Electricaribe y no la comunidad.
Si esta es la solución para un problema tan específico, que queda para otros problemas de mayor magnitud. De nada sirvieron los foros y los llamados que desde el Congreso de la República ha hecho el representante cesarense Juan Manuel Campo desde el año 2012, quien ha salido a defender a los usuarios de la empresa Electricaribe por las constantes quejas de los mismos, catalogándola como “un imperio de ineficiencia” que no ha cumplido con los compromisos que adquirió en el pasado.
Diariamente por las redes sociales se cuentan los padecimientos de las comunidades que deben soportar las familias por la ausencia del servicio de energía eléctrica.
Municipios como La Paz, Curumaní, Chiriguaná, La Jagua de Ibirico, entre otros, son los más afectados, o por lo menos son los que más visibilizan su problema, mientras que otros aún contando con el servicio, se deben someter a un bajo voltaje que daña electrodomésticos y equipos electrónicos.
Así como el barrio Populandia, muchos otros sectores de Valledupar y otros municipios, esperan una solución. Los líos de Electricaribe con los usuarios crecen cada vez más y a la empresa parece no importarle la calidad del servicio, sino solo el recaudo por el supuesto ‘buen servicio’.
¿Ya se le acabó la energía al representante Juan Manuel Campo?, que era el más aguerrido defensor de los usuarios. No baje la guardia, que las irregularidades siguen, y por el contrario a esta defensa se deben sumar más fuerzas que logren resultados concretos y compromisos de la empresa que sí pueda cumplir.
Los cortes continuos del servicio en distintos barrios de Valledupar, y especialmente en las poblaciones del Cesar donde el servicio es intermitente, la tardía respuesta a los llamados de la comunidad cuando se presentan daños en las redes y transformadores, la mala atención en la línea 115, y la mala educación de los operarios con el usuario, son las perlas que tejen el collar de irregularidades con la prestación del servicio de energía.
Los cortes continuos del servicio en distintos barrios de Valledupar, y especialmente en las poblaciones del Cesar donde el servicio es intermitente, la tardía respuesta a los llamados de la comunidad cuando se presentan daños en las redes y transformadores, la mala atención en la línea 115, y la mala educación de los operarios con el usuario, son las perlas que tejen el collar de irregularidades con la prestación del servicio de energía.
A estas situaciones se suma el riesgo que corren los habitantes del barrio Populandia de Valledupar, donde habita una comunidad numerosa, debido a la forma cómo instalaron los medidos de las viviendas de este sector.
Hoy estos medidores están a la intemperie, con cables sueltos, sin ningún tipo de seguridad, poniendo en peligro la vida de los vecinos.
Aunque este problema ha sido denunciado por la comunidad de Populandia en reiteradas ocasiones, la empresa indicó que ese no es un asunto que le compete, sino que debe ser resuelto por los mismos dueños de las viviendas. ¿Cómo van a hacerlo sino tienen las competencias técnicas para hacerlo?, más cuando la instalación de estos medidores los hizo Electricaribe y no la comunidad.
Si esta es la solución para un problema tan específico, que queda para otros problemas de mayor magnitud. De nada sirvieron los foros y los llamados que desde el Congreso de la República ha hecho el representante cesarense Juan Manuel Campo desde el año 2012, quien ha salido a defender a los usuarios de la empresa Electricaribe por las constantes quejas de los mismos, catalogándola como “un imperio de ineficiencia” que no ha cumplido con los compromisos que adquirió en el pasado.
Diariamente por las redes sociales se cuentan los padecimientos de las comunidades que deben soportar las familias por la ausencia del servicio de energía eléctrica.
Municipios como La Paz, Curumaní, Chiriguaná, La Jagua de Ibirico, entre otros, son los más afectados, o por lo menos son los que más visibilizan su problema, mientras que otros aún contando con el servicio, se deben someter a un bajo voltaje que daña electrodomésticos y equipos electrónicos.
Así como el barrio Populandia, muchos otros sectores de Valledupar y otros municipios, esperan una solución. Los líos de Electricaribe con los usuarios crecen cada vez más y a la empresa parece no importarle la calidad del servicio, sino solo el recaudo por el supuesto ‘buen servicio’.
¿Ya se le acabó la energía al representante Juan Manuel Campo?, que era el más aguerrido defensor de los usuarios. No baje la guardia, que las irregularidades siguen, y por el contrario a esta defensa se deben sumar más fuerzas que logren resultados concretos y compromisos de la empresa que sí pueda cumplir.