Está haciendo carrera en nuestras naciones latinoamericanas, la máxima: Presidente que sea elegido, debe aspirar a la reelección inmediata.
Por Darío Arregocés
Está haciendo carrera en nuestras naciones latinoamericanas, la máxima: Presidente que sea elegido, debe aspirar a la reelección inmediata.
Para el logro de dicho cometido, promueven los mandatarios reformasa la Constitución, en donde se legitima la posibilidad de continuar gobernando, por otro período, con la cómoda ventaja de presentarse a unos comicios siendo presidente en ejercicio.
En su momento lo hicieron los presidentes de Colombia,Venezuela, Brasil, Argentina, Ecuador, Bolivia, República Dominicana y Nicaragua que la aprobó a través de un polémico fallo judicial que favoreció los intereses del presidente Daniel Ortega. Uruguay, Chile y Costa Rica, permiten la reelección pero no de manera inmediata.
Dentro de las honrosas excepciones, se encuentran países como México, Paraguay, El Salvador y Honduras, que no aprueban la reelección en ninguna de sus formas.
Como se puede ver, es toda una tendencia pandémica que se extiende a todo lo largo y ancho de la región, cuyos mandatarios toman casi como una obligación el atornillarse a la silla presidencial.
Pero el caso de Ecuador realmente sorprende, pues el presidente Rafael Correa, no conforme con haber obtenido la reelección inmediata, ahora propone que ésta sea indefinida.Hay que recordar que su mandato inició en el 2007 y está recién reelegido, es decir su período termina en el 2017 y ahora desea reformar nuevamente la Constitución de su país, para que toda autoridad, elegida popularmente, empezando por la Presidencia, pueda hacerse reelegir de manera indefinida.
Esto es más, que una afrenta contra los principios fundamentales en que se sustenta toda democracia, es un verdadero atentado contra la dignidad de un pueblo hermano como lo es el Ecuador y pienso que sí el presidente Correa se sale con la suya, a nadie le pueda extrañar que nos sigan teniendo en otras latitudes como repúblicas bananas.
Aquí nos salvamos,gracias al fallo de la Corte Constitucional, que en su momento consideró que un tercer mandato del mesías prometido, Álvaro Uribe Vélez, violaba flagrantemente el espíritu de la Carta.
Pero Rafael Correa, insiste en perpetuarse en el poder, en el entendido, que él, solo él y nadie más que él, puede llevar al Ecuador a puerto seguro.
Confiemos pues en que tamaño adefesio, no se va a dar y que la mesura y el sentido común prevalecerán, sobre todo interés egocéntrico, torpe y mezquino. Que así sea.
Está haciendo carrera en nuestras naciones latinoamericanas, la máxima: Presidente que sea elegido, debe aspirar a la reelección inmediata.
Por Darío Arregocés
Está haciendo carrera en nuestras naciones latinoamericanas, la máxima: Presidente que sea elegido, debe aspirar a la reelección inmediata.
Para el logro de dicho cometido, promueven los mandatarios reformasa la Constitución, en donde se legitima la posibilidad de continuar gobernando, por otro período, con la cómoda ventaja de presentarse a unos comicios siendo presidente en ejercicio.
En su momento lo hicieron los presidentes de Colombia,Venezuela, Brasil, Argentina, Ecuador, Bolivia, República Dominicana y Nicaragua que la aprobó a través de un polémico fallo judicial que favoreció los intereses del presidente Daniel Ortega. Uruguay, Chile y Costa Rica, permiten la reelección pero no de manera inmediata.
Dentro de las honrosas excepciones, se encuentran países como México, Paraguay, El Salvador y Honduras, que no aprueban la reelección en ninguna de sus formas.
Como se puede ver, es toda una tendencia pandémica que se extiende a todo lo largo y ancho de la región, cuyos mandatarios toman casi como una obligación el atornillarse a la silla presidencial.
Pero el caso de Ecuador realmente sorprende, pues el presidente Rafael Correa, no conforme con haber obtenido la reelección inmediata, ahora propone que ésta sea indefinida.Hay que recordar que su mandato inició en el 2007 y está recién reelegido, es decir su período termina en el 2017 y ahora desea reformar nuevamente la Constitución de su país, para que toda autoridad, elegida popularmente, empezando por la Presidencia, pueda hacerse reelegir de manera indefinida.
Esto es más, que una afrenta contra los principios fundamentales en que se sustenta toda democracia, es un verdadero atentado contra la dignidad de un pueblo hermano como lo es el Ecuador y pienso que sí el presidente Correa se sale con la suya, a nadie le pueda extrañar que nos sigan teniendo en otras latitudes como repúblicas bananas.
Aquí nos salvamos,gracias al fallo de la Corte Constitucional, que en su momento consideró que un tercer mandato del mesías prometido, Álvaro Uribe Vélez, violaba flagrantemente el espíritu de la Carta.
Pero Rafael Correa, insiste en perpetuarse en el poder, en el entendido, que él, solo él y nadie más que él, puede llevar al Ecuador a puerto seguro.
Confiemos pues en que tamaño adefesio, no se va a dar y que la mesura y el sentido común prevalecerán, sobre todo interés egocéntrico, torpe y mezquino. Que así sea.