Valledupar celebra el 1 de agosto, el natalicio de ‘la Cacica’ Consuelo Araújo Noguera, (1940/2001) destacada mujer, líder en varias actividades que desempeño en beneficio de la comunidad vallenata, a la que tanto amó, a través de su intensa vida.
Por Celso Guerra Gutierréz
Valledupar celebra el 1 de agosto, el natalicio de ‘la Cacica’ Consuelo Araújo Noguera, (1940/2001) destacada mujer, líder en varias actividades que desempeño en beneficio de la comunidad vallenata, a la que tanto amó, a través de su intensa vida.
Una de las labores que cultivó con solvencia La Cacica, fue la cultural, donde tuvo un papel protagónico bastante interesante en beneficio de nuestras máximas expresiones, principalmente la música vallenata, de la cual se convirtió en su abanderada, al sacarla de los corrales donde encontraba y llevarla a los más encopetados escenarios del mundo, con la creación del Festival Vallenato.
Este hecho realmente, fue determinante en la masificación de nuestro folclor, a partir de ese instante, todos los rincones y estratos de nuestro país y el mundo, se interesaron por la música del valle y trajo consigo a Valledupar, inversionistas que le han dado progreso a estas tierras.
La pasión de Consuelo, por la música, no se limito únicamente al folclor de su tierra, fue una melómana universal consumada, dominaba y degustaba cualquier género musical, conocía tan bien la obra de Chopin, Beethoven, como la de cualquier intérprete de música popular, por nombrar al azar artistas de cualquier nacionalidad, el cubano, Ernesto Lecuona o el mejicano, José Alfredo Jiménez.
Este buen gusto por la música universal, la inmolada líder, lo plasmó en la emisora de sus amores, Radio Guatapurí, una programación totalmente variada con Boleros, Salsa, Rancheras, andina, porros, tangos, baladas etc.
“La Cacica”, conoció y aprendió a querer en sus años de mocedad, estos ritmos musicales, a través del Teatro Caribe, que hacía las veces de una emisora de radio.
El teatro estaba ubicado a pocos pasos de la plaza Alfonso López, hacía sonar la música, a través de una bocina, ubicada en lo más alto del cine y se escuchaba en todo el viejo valle. Transmitía diariamente todo el día música y avisos de toda índole, misas, cumpleaños, sepelios y dedicatorias, leídos por Alberto Reales Castilla, primer locutor que tuvo Valledupar.
A través de ese medio, Consuelo Araújo, supo de la gran variedad de ritmos y cantantes y agrupaciones ,por ejemplo, de La Sonora Matancera, en especial, Bienvenido Granda, quien la subyugó con el bolero, “Morena”, canción que además de gustarle, le trajo un mal momento: fue regañada por su mamá, cuándo lavaba la ropa de sus hermanos en el patio de su casa, y sonaba en la bocina del Caribe, este canto, el cual su madre pensó, le estaba siendo dedicado por algún admirador, ya que a la persona a la que iba dirigida la canción, como era costumbre en la época, tenía las mismas iníciales del nombre de su hija.
Otra de las canciones que marcó su gusto fue, “El Barrilito”, una especie de marcha mejicana, que sonaba para anunciar el inicio de la película de la noche, también tuvo entre sus cantos preferidos, un poema del alemán, Scheeller, al cual Beethoven, le puso la música, Himno a la Alegría.
Valledupar celebra el 1 de agosto, el natalicio de ‘la Cacica’ Consuelo Araújo Noguera, (1940/2001) destacada mujer, líder en varias actividades que desempeño en beneficio de la comunidad vallenata, a la que tanto amó, a través de su intensa vida.
Por Celso Guerra Gutierréz
Valledupar celebra el 1 de agosto, el natalicio de ‘la Cacica’ Consuelo Araújo Noguera, (1940/2001) destacada mujer, líder en varias actividades que desempeño en beneficio de la comunidad vallenata, a la que tanto amó, a través de su intensa vida.
Una de las labores que cultivó con solvencia La Cacica, fue la cultural, donde tuvo un papel protagónico bastante interesante en beneficio de nuestras máximas expresiones, principalmente la música vallenata, de la cual se convirtió en su abanderada, al sacarla de los corrales donde encontraba y llevarla a los más encopetados escenarios del mundo, con la creación del Festival Vallenato.
Este hecho realmente, fue determinante en la masificación de nuestro folclor, a partir de ese instante, todos los rincones y estratos de nuestro país y el mundo, se interesaron por la música del valle y trajo consigo a Valledupar, inversionistas que le han dado progreso a estas tierras.
La pasión de Consuelo, por la música, no se limito únicamente al folclor de su tierra, fue una melómana universal consumada, dominaba y degustaba cualquier género musical, conocía tan bien la obra de Chopin, Beethoven, como la de cualquier intérprete de música popular, por nombrar al azar artistas de cualquier nacionalidad, el cubano, Ernesto Lecuona o el mejicano, José Alfredo Jiménez.
Este buen gusto por la música universal, la inmolada líder, lo plasmó en la emisora de sus amores, Radio Guatapurí, una programación totalmente variada con Boleros, Salsa, Rancheras, andina, porros, tangos, baladas etc.
“La Cacica”, conoció y aprendió a querer en sus años de mocedad, estos ritmos musicales, a través del Teatro Caribe, que hacía las veces de una emisora de radio.
El teatro estaba ubicado a pocos pasos de la plaza Alfonso López, hacía sonar la música, a través de una bocina, ubicada en lo más alto del cine y se escuchaba en todo el viejo valle. Transmitía diariamente todo el día música y avisos de toda índole, misas, cumpleaños, sepelios y dedicatorias, leídos por Alberto Reales Castilla, primer locutor que tuvo Valledupar.
A través de ese medio, Consuelo Araújo, supo de la gran variedad de ritmos y cantantes y agrupaciones ,por ejemplo, de La Sonora Matancera, en especial, Bienvenido Granda, quien la subyugó con el bolero, “Morena”, canción que además de gustarle, le trajo un mal momento: fue regañada por su mamá, cuándo lavaba la ropa de sus hermanos en el patio de su casa, y sonaba en la bocina del Caribe, este canto, el cual su madre pensó, le estaba siendo dedicado por algún admirador, ya que a la persona a la que iba dirigida la canción, como era costumbre en la época, tenía las mismas iníciales del nombre de su hija.
Otra de las canciones que marcó su gusto fue, “El Barrilito”, una especie de marcha mejicana, que sonaba para anunciar el inicio de la película de la noche, también tuvo entre sus cantos preferidos, un poema del alemán, Scheeller, al cual Beethoven, le puso la música, Himno a la Alegría.