La intervención policial durante los días y las noches en el populoso sector de El Boliche, han generado un aire nuevo de seguridad, pero las trabajadoras sexuales dicen que el trabajo escasea.
En la peluquería de Trino Ariza, ubicada en el sector de El Boliche, no se hacen cortes masivos de cabello y los clientes habituales se retiraron por la inseguridad que reinó en el lugar durante los últimos años, sin embargo, la presencia de la Policía del Cesar en la zona, ha generado un ambiente seguro a los transeúntes, clientes de la Galería Popular, otros locales comerciales y en la misma zona de tolerancia.
Sin embargo es en esa zona en donde no están muy contentos con los constantes controles de los policiales; son las trabajadoras sexuales las que reconocen que la seguridad volvió al lugar pero sus clientes se marcharon poco a poco.
“Tengo como 18 años aquí y todo el tiempo ha sido inseguro, ahora es que veo la seguridad. Lo malo es que la policía molesta mucho y no vienen los hombres entonces uno no se cuadra”, dijo Jennifer, trabajadora sexual.
Algunas de ellas llevan 10 años, otras solo desde el 2012 llegaron a este sector de Valledupar; todas coinciden en que son madres cabeza de hogar y que mientras haya presencia policial, los clientes no se acercarán como antes a El Boliche, por vergüenza, porque algunos son infractores de tránsito y porque no todo el que solicita un servicio, tiene limpio el pasado judicial.
Más de 30 trabajadoras sexuales, incluyendo a las que vienen de municipios cercanos, permanecen diariamente en el lugar, ellas esperan el viernes para acercarse a centros asistenciales y practicarse las pruebas médicas de rutina, requisito que les garantiza seguir prestando sus servicios.
“Yo cobro 30 mil por un rato, y a diario cuando me va bien hago tres servicios, pero últimamente me voy sin cinco para la casa”, dijo Lucía, una mujer de 34 años que desde el 2012 está en Valledupar trabajando en sectores como El Boliche y otras zonas del centro.
La carrera 6A en inmediaciones de las calles 18 y 19, en donde queda El Boliche, ya se encuentra pintada y limpia, sobre todo los locales en donde atienden “las niñas” a los caballeros que llegan al lugar buscando afecto.
La intervención estética y policial del lugar estuvo acompañada de algunos ofrecimientos de la administración municipal, según las prostitutas, acerca de proyectos educativos y productivos, pero que mientras no se den, ellas seguirán dándole vida a la zona de tolerancia.
Puntos de vista.
Eder Ruiz, taxista: “Si ha mejorado la seguridad, siempre manejo por aquí y transporto a las mujeres porque conozco el sector, pero aquí hay que entrar con mañita”.
Jhony Berkeley, comerciante: “Tengo más de 10 años motilándome aquí donde Trino, una vez mientras me cortaban el pelo me desvalijaron el carro”.
Por Andrés Llamas Nova
[email protected]
La intervención policial durante los días y las noches en el populoso sector de El Boliche, han generado un aire nuevo de seguridad, pero las trabajadoras sexuales dicen que el trabajo escasea.
En la peluquería de Trino Ariza, ubicada en el sector de El Boliche, no se hacen cortes masivos de cabello y los clientes habituales se retiraron por la inseguridad que reinó en el lugar durante los últimos años, sin embargo, la presencia de la Policía del Cesar en la zona, ha generado un ambiente seguro a los transeúntes, clientes de la Galería Popular, otros locales comerciales y en la misma zona de tolerancia.
Sin embargo es en esa zona en donde no están muy contentos con los constantes controles de los policiales; son las trabajadoras sexuales las que reconocen que la seguridad volvió al lugar pero sus clientes se marcharon poco a poco.
“Tengo como 18 años aquí y todo el tiempo ha sido inseguro, ahora es que veo la seguridad. Lo malo es que la policía molesta mucho y no vienen los hombres entonces uno no se cuadra”, dijo Jennifer, trabajadora sexual.
Algunas de ellas llevan 10 años, otras solo desde el 2012 llegaron a este sector de Valledupar; todas coinciden en que son madres cabeza de hogar y que mientras haya presencia policial, los clientes no se acercarán como antes a El Boliche, por vergüenza, porque algunos son infractores de tránsito y porque no todo el que solicita un servicio, tiene limpio el pasado judicial.
Más de 30 trabajadoras sexuales, incluyendo a las que vienen de municipios cercanos, permanecen diariamente en el lugar, ellas esperan el viernes para acercarse a centros asistenciales y practicarse las pruebas médicas de rutina, requisito que les garantiza seguir prestando sus servicios.
“Yo cobro 30 mil por un rato, y a diario cuando me va bien hago tres servicios, pero últimamente me voy sin cinco para la casa”, dijo Lucía, una mujer de 34 años que desde el 2012 está en Valledupar trabajando en sectores como El Boliche y otras zonas del centro.
La carrera 6A en inmediaciones de las calles 18 y 19, en donde queda El Boliche, ya se encuentra pintada y limpia, sobre todo los locales en donde atienden “las niñas” a los caballeros que llegan al lugar buscando afecto.
La intervención estética y policial del lugar estuvo acompañada de algunos ofrecimientos de la administración municipal, según las prostitutas, acerca de proyectos educativos y productivos, pero que mientras no se den, ellas seguirán dándole vida a la zona de tolerancia.
Puntos de vista.
Eder Ruiz, taxista: “Si ha mejorado la seguridad, siempre manejo por aquí y transporto a las mujeres porque conozco el sector, pero aquí hay que entrar con mañita”.
Jhony Berkeley, comerciante: “Tengo más de 10 años motilándome aquí donde Trino, una vez mientras me cortaban el pelo me desvalijaron el carro”.
Por Andrés Llamas Nova
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