Al papel le cabe todo. La Constitución Política de Colombia establece en su Artículo 48, que “La seguridad social es un servicio público de carácter obligatorio que se prestará bajo la dirección, coordinación y control del Estado, en sujeción a los principios de eficiencia, universalidad y solidaridad, en los términos que establezca la Ley”, mientras que el Artículo siguiente -49- dice textualmente: “La atención de la salud y el saneamiento ambiental son servicios a cargo del Estado. Se garantiza a todas las personas el acceso a los servicios de promoción, protección y recuperación de la salud”.
Al papel le cabe todo. La Constitución Política de Colombia establece en su Artículo 48, que “La seguridad social es un servicio público de carácter obligatorio que se prestará bajo la dirección, coordinación y control del Estado, en sujeción a los principios de eficiencia, universalidad y solidaridad, en los términos que establezca la Ley”, mientras que el Artículo siguiente -49- dice textualmente: “La atención de la salud y el saneamiento ambiental son servicios a cargo del Estado. Se garantiza a todas las personas el acceso a los servicios de promoción, protección y recuperación de la salud”.
Así las cosas, es una ironía lo que ocurre actualmente con el mal engendrado sistema de salud colombiano, crisis que muy bien conocen los cesarenses y vallenatos, pues cada usuario tiene su historia personal. EL PILÓN a partir de hoy y en una serie de informes que realizará la periodista Mary Daza Orozco, profesional con una amplia trayectoria en medios nacionales y locales, mostrará lo que ocurre de puertas para adentro en las clínicas, EPS y hospitales de la ciudad, situación que se replica en los hospitales de los otros 24 municipios del Cesar, quizás en mayor dimensión por la precariedad de recursos humanos, técnicos y económicos.
El tema de la crisis en la prestación de los servicios de salud tiene tanto de ancho como de largo, y aunque no pretendemos señalar, ni responsabilizar, mucho menos estigmatizar a los prestadores de éstos, si es nuestro propósito como medio de comunicación, cumpliendo con nuestra responsabilidad social, mostrar las dificultades de los usuarios, los padecimientos de un enfermo al llegar a una sección de urgencia, bien sea en clínicas u hospitales, los famosos ‘paseos’ que deben hacer personas con enfermedades graves, que generalmente terminan con la muerte del infortunado usuario y el negocio, casi que comercio, que han establecido los grupos médicos, sólo con el ánimo de ganar más dinero.
Además de ello pretendemos visibilizar, no en todos los casos, el trato inhumano que carcome como un cáncer a los funcionarios y médicos que deben atender a los enfermos, traicionando el Juramento Hipocrático, que entre sus líneas dice: “…Estableceré el régimen de los enfermos de la manera que les sea más provechosa según mis facultades y a mi entender, evitando todo mal y toda injusticia. No accederé a pretensiones que busquen la administración de venenos, ni sugeriré a nadie cosa semejante; me abstendré de aplicar a las mujeres pesarios abortivos. Pasaré mi vida y ejerceré mi profesión con inocencia y pureza”.
Esperamos sensibilizar a la comunidad que también debe entender la difícil misión de los prestadores de salud, que a veces se ven arrinconados por las normas y leyes, pero sobre todo, esperamos contribuir a que exista un mejor servicio, con un mejor trato y mejor atención médica, que lleve a la humanización de la salud.
Al papel le cabe todo. La Constitución Política de Colombia establece en su Artículo 48, que “La seguridad social es un servicio público de carácter obligatorio que se prestará bajo la dirección, coordinación y control del Estado, en sujeción a los principios de eficiencia, universalidad y solidaridad, en los términos que establezca la Ley”, mientras que el Artículo siguiente -49- dice textualmente: “La atención de la salud y el saneamiento ambiental son servicios a cargo del Estado. Se garantiza a todas las personas el acceso a los servicios de promoción, protección y recuperación de la salud”.
Al papel le cabe todo. La Constitución Política de Colombia establece en su Artículo 48, que “La seguridad social es un servicio público de carácter obligatorio que se prestará bajo la dirección, coordinación y control del Estado, en sujeción a los principios de eficiencia, universalidad y solidaridad, en los términos que establezca la Ley”, mientras que el Artículo siguiente -49- dice textualmente: “La atención de la salud y el saneamiento ambiental son servicios a cargo del Estado. Se garantiza a todas las personas el acceso a los servicios de promoción, protección y recuperación de la salud”.
Así las cosas, es una ironía lo que ocurre actualmente con el mal engendrado sistema de salud colombiano, crisis que muy bien conocen los cesarenses y vallenatos, pues cada usuario tiene su historia personal. EL PILÓN a partir de hoy y en una serie de informes que realizará la periodista Mary Daza Orozco, profesional con una amplia trayectoria en medios nacionales y locales, mostrará lo que ocurre de puertas para adentro en las clínicas, EPS y hospitales de la ciudad, situación que se replica en los hospitales de los otros 24 municipios del Cesar, quizás en mayor dimensión por la precariedad de recursos humanos, técnicos y económicos.
El tema de la crisis en la prestación de los servicios de salud tiene tanto de ancho como de largo, y aunque no pretendemos señalar, ni responsabilizar, mucho menos estigmatizar a los prestadores de éstos, si es nuestro propósito como medio de comunicación, cumpliendo con nuestra responsabilidad social, mostrar las dificultades de los usuarios, los padecimientos de un enfermo al llegar a una sección de urgencia, bien sea en clínicas u hospitales, los famosos ‘paseos’ que deben hacer personas con enfermedades graves, que generalmente terminan con la muerte del infortunado usuario y el negocio, casi que comercio, que han establecido los grupos médicos, sólo con el ánimo de ganar más dinero.
Además de ello pretendemos visibilizar, no en todos los casos, el trato inhumano que carcome como un cáncer a los funcionarios y médicos que deben atender a los enfermos, traicionando el Juramento Hipocrático, que entre sus líneas dice: “…Estableceré el régimen de los enfermos de la manera que les sea más provechosa según mis facultades y a mi entender, evitando todo mal y toda injusticia. No accederé a pretensiones que busquen la administración de venenos, ni sugeriré a nadie cosa semejante; me abstendré de aplicar a las mujeres pesarios abortivos. Pasaré mi vida y ejerceré mi profesión con inocencia y pureza”.
Esperamos sensibilizar a la comunidad que también debe entender la difícil misión de los prestadores de salud, que a veces se ven arrinconados por las normas y leyes, pero sobre todo, esperamos contribuir a que exista un mejor servicio, con un mejor trato y mejor atención médica, que lleve a la humanización de la salud.