A propósito del homenaje que le rindió la Universidad Popular del Cesar a Adolfo Pacheco Anillo en el segundo encuentro de investigadores de música vallenata, EL PILON entrevistó a este insigne compositor del folclor vallenato.
Por Alba Quintero Almenárez
EL PILÓN: ¿Qué significa para usted este homenaje que le ha hecho la academia en Valledupar?
ADOLFO PACHECO: A mi han hecho muchos homenajes, pero aquí hay una razón especial que me ha gustado, porque es el reconocimiento a una lucha permanente en la que yo he estado. Porque la gente a veces no entiende que uno siendo de la sabana no puede hacer vallenato y si se puede.
E.P: ¿Siendo sabanero, cómo logró hacer música vallenata?
A.P: Uno tiene las canciones y los estilos de allá y al principio, lo veía como una imposibilidad porque yo no hablo de aquí, no soy de aquí y sin embargo lo conseguí. ¿Qué me faltaba? que me interpretara un conjunto vallenato para convertirse en vallenato. Por ejemplo temas como El Viejo Miguel, Mercedes, como la misma Hamaca Grande, que tiene un gran sabor y que conjuntos como Los Hermanos Zuleta, le ponen la nota y el sentimiento vallenato.
E.P: ¿Se puede decir que su historia musical después de la Hamaca Grande tomó otro rumbo teniendo en cuenta que con esta canción usted triunfó en el Festival Vallenato?
A.P: Claro, porque es que yo al principio no entendía que era lo que quería el Festival Vallenato, a mí me pareció limitado. Lo veía con esa cosita por dentro que produce el orgullo la competencia. Al principio, algunos pensaron que la Hamaca grande era como un ataque a la música vallenata y por el contrario, es un reconocimiento al valor que tiene. Por eso en esta canción, yo invito a mi mejor amigo para ir a Valledupar y llevar en cofre de plata la música mía, la que hacemos en gaita. Aquí en Valledupar no había pintores famosos ni escultores, pero aquí había la música y la música aquí es lo máximo lo que en otras partes ignoran. Entonces yo, en la Hamaca Grande digo para que el pueblo “meciéndose en ella cante” pero no es como decían “ya lo están meciendo” de manera despectiva. Sin embargo fueron algunos críticos nada más. Yo creo que Simón Martínez hizo gran interpretación de lo que yo dije y me llenó en ese tiempo, porque yo fui incomprendido cuando vine por estas tierras, antes del Festival, atraído porque el vallenato es una música pegajosa, bonita, hermosa.
E.P: ¿Qué mensaje le da a usted a quienes se enfrascan en discusiones por los orígenes de la música vallenata?
A.P: Yo comparo eso con la política, si tú eres liberal y triunfas, tu aplicas tu liberalismo, si eres conservador lo mismo. Yo digo que el que triunfa tiene derecho a imponer su condición. Nosotros en la sabana teníamos los corraleros de Majagual, Andrés Landero, y muchos músicos, los bajeros tenían a Alejo Durán, Juancho Polo, Abel Antonio, y otros. El vallenato estaba ahí, el vallenato existía pero no se había difundido por la falta de comunicaciones, por no tener las casas de disqueras cerca, y por muchos motivos. Cuando surgió el festival ocupó el puesto que le corresponde y eso hay que respetarlo. En mi caso yo soy universal porque yo he compuesto bambucos, boleros, música caribeña y de todo un poco. Pero el vallenato, paródicamente, es lo que me ha dado la importancia musical. Yo me retiré de mi carrera por el vallenato.
E.P: ¿Para dónde cree que va el Vallenato?
A.P: Lo dije en e año 1971, cuando Consuelo Araújo me invitó al Festival, y me pusieron un micrófono. Les dije: “Los felicito porque vamos pa’ un nacionalismo musical nos tienen fregaos el bolero, la música cubana y la ranchera que no nos dejan escuchar lo nuestro”. El acordeón lo tenían marginado, era pura yuca, y mira hasta donde ha llegado. Allá, en la sabana, le decimos música de acordeón porque tenemos más ritmos, pero también cultivamos el vallenato. Usted va a los festivales de la sabana y lo que más tocan es vallenato, yo adoro el vallenato.
E.P: ¿Además de la música, en que otra cosa le gustaría desempeñarse?
A.P: Bueno, creo que ser escritor. Yo tengo una novela autobiográfica que la estoy escribiendo desde el año 89 pero desde que mi esposa me botó las maquinas de escribir pa’ que aprendiera a manejar el aparatico ese que yo no se lidiar entonces se me quedó ahí. Aspiro tener una escribiente, que sea mujer, que me escriba mis cosas. Mis amigos se quejan y me dicen que tengo que dejar escrito mi legado.
E.P: ¿Cómo le gustaría ser recordado?
A.P: Por mis canciones que son lo máximo, yo dejé mi profesión de abogado y la política, para meterme de lleno a la música. Aunque ya no compongo como antes, ya no me enamoro como antes, ya no soy bohemio.
E.P: ¿Cuál fue la última canción que compuso?
A.P: Se llama El bufón de la corte y dice así: Ya la conocí, ya me enamoré, /de la chica de los ojos café /porque tiene yo no se, un no se qué /si pudieras las amor mío ponerme una condición, /mi palabra de gallero le daría de buena fe/ pero ella tiene miedo de la aceptación /porque hace tiempo su corazón de mujer/ se lo mataron con engaño y con traición….
A propósito del homenaje que le rindió la Universidad Popular del Cesar a Adolfo Pacheco Anillo en el segundo encuentro de investigadores de música vallenata, EL PILON entrevistó a este insigne compositor del folclor vallenato.
Por Alba Quintero Almenárez
EL PILÓN: ¿Qué significa para usted este homenaje que le ha hecho la academia en Valledupar?
ADOLFO PACHECO: A mi han hecho muchos homenajes, pero aquí hay una razón especial que me ha gustado, porque es el reconocimiento a una lucha permanente en la que yo he estado. Porque la gente a veces no entiende que uno siendo de la sabana no puede hacer vallenato y si se puede.
E.P: ¿Siendo sabanero, cómo logró hacer música vallenata?
A.P: Uno tiene las canciones y los estilos de allá y al principio, lo veía como una imposibilidad porque yo no hablo de aquí, no soy de aquí y sin embargo lo conseguí. ¿Qué me faltaba? que me interpretara un conjunto vallenato para convertirse en vallenato. Por ejemplo temas como El Viejo Miguel, Mercedes, como la misma Hamaca Grande, que tiene un gran sabor y que conjuntos como Los Hermanos Zuleta, le ponen la nota y el sentimiento vallenato.
E.P: ¿Se puede decir que su historia musical después de la Hamaca Grande tomó otro rumbo teniendo en cuenta que con esta canción usted triunfó en el Festival Vallenato?
A.P: Claro, porque es que yo al principio no entendía que era lo que quería el Festival Vallenato, a mí me pareció limitado. Lo veía con esa cosita por dentro que produce el orgullo la competencia. Al principio, algunos pensaron que la Hamaca grande era como un ataque a la música vallenata y por el contrario, es un reconocimiento al valor que tiene. Por eso en esta canción, yo invito a mi mejor amigo para ir a Valledupar y llevar en cofre de plata la música mía, la que hacemos en gaita. Aquí en Valledupar no había pintores famosos ni escultores, pero aquí había la música y la música aquí es lo máximo lo que en otras partes ignoran. Entonces yo, en la Hamaca Grande digo para que el pueblo “meciéndose en ella cante” pero no es como decían “ya lo están meciendo” de manera despectiva. Sin embargo fueron algunos críticos nada más. Yo creo que Simón Martínez hizo gran interpretación de lo que yo dije y me llenó en ese tiempo, porque yo fui incomprendido cuando vine por estas tierras, antes del Festival, atraído porque el vallenato es una música pegajosa, bonita, hermosa.
E.P: ¿Qué mensaje le da a usted a quienes se enfrascan en discusiones por los orígenes de la música vallenata?
A.P: Yo comparo eso con la política, si tú eres liberal y triunfas, tu aplicas tu liberalismo, si eres conservador lo mismo. Yo digo que el que triunfa tiene derecho a imponer su condición. Nosotros en la sabana teníamos los corraleros de Majagual, Andrés Landero, y muchos músicos, los bajeros tenían a Alejo Durán, Juancho Polo, Abel Antonio, y otros. El vallenato estaba ahí, el vallenato existía pero no se había difundido por la falta de comunicaciones, por no tener las casas de disqueras cerca, y por muchos motivos. Cuando surgió el festival ocupó el puesto que le corresponde y eso hay que respetarlo. En mi caso yo soy universal porque yo he compuesto bambucos, boleros, música caribeña y de todo un poco. Pero el vallenato, paródicamente, es lo que me ha dado la importancia musical. Yo me retiré de mi carrera por el vallenato.
E.P: ¿Para dónde cree que va el Vallenato?
A.P: Lo dije en e año 1971, cuando Consuelo Araújo me invitó al Festival, y me pusieron un micrófono. Les dije: “Los felicito porque vamos pa’ un nacionalismo musical nos tienen fregaos el bolero, la música cubana y la ranchera que no nos dejan escuchar lo nuestro”. El acordeón lo tenían marginado, era pura yuca, y mira hasta donde ha llegado. Allá, en la sabana, le decimos música de acordeón porque tenemos más ritmos, pero también cultivamos el vallenato. Usted va a los festivales de la sabana y lo que más tocan es vallenato, yo adoro el vallenato.
E.P: ¿Además de la música, en que otra cosa le gustaría desempeñarse?
A.P: Bueno, creo que ser escritor. Yo tengo una novela autobiográfica que la estoy escribiendo desde el año 89 pero desde que mi esposa me botó las maquinas de escribir pa’ que aprendiera a manejar el aparatico ese que yo no se lidiar entonces se me quedó ahí. Aspiro tener una escribiente, que sea mujer, que me escriba mis cosas. Mis amigos se quejan y me dicen que tengo que dejar escrito mi legado.
E.P: ¿Cómo le gustaría ser recordado?
A.P: Por mis canciones que son lo máximo, yo dejé mi profesión de abogado y la política, para meterme de lleno a la música. Aunque ya no compongo como antes, ya no me enamoro como antes, ya no soy bohemio.
E.P: ¿Cuál fue la última canción que compuso?
A.P: Se llama El bufón de la corte y dice así: Ya la conocí, ya me enamoré, /de la chica de los ojos café /porque tiene yo no se, un no se qué /si pudieras las amor mío ponerme una condición, /mi palabra de gallero le daría de buena fe/ pero ella tiene miedo de la aceptación /porque hace tiempo su corazón de mujer/ se lo mataron con engaño y con traición….