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Columnista - 15 mayo, 2013

El Pilón y el Festival

Comienzo por reconocer vivamente las magníficas tiradas de él diario El Pilón. Se ha anotado un significativo logro, en los anales del periodismo local.

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Por: Rodrigo López Barros

Comienzo por reconocer vivamente las magníficas tiradas de él diario El Pilón. Se ha anotado un significativo logro, en los anales del periodismo local.

A manera de exultantes vísperas, inauguró una atrayente plataforma presentante, con suculentos contenidos. Felicitaciones para sus directivos y administradores.

Destacó, con gran justicia, por parte de la dirección del festival (felicitaciones), y de el periódico, el nombre y la obra musical y artística, del cantautor vallenato raizal, Gustavo Gutiérrez Cabello, un trovador exquisitamente melodioso y armonioso, a quien muy merecidamente con ello se le ha reconocido, de varias formas, sus excelentes cualidades personales y artísticas, lo cual ha producido un generalizado beneplácito popular. Lamentamos mucho la muerte de su hijo Jaime Daniel.

Pienso, que año tras año, el Festival deberá ser más abarcante, de intereses materiales y culturales, es decir, más vitalmente pleno, ya que si bien es cierto su cepa es el folclor de la música regional, no sería suficiente que el motivo de su existir fuera solamente ese elemento, pues de esa manera sería unilateral y reduccionista, dejando por fuera otros elementos enriquecedores de un ámbito cultural más amplio.

Por qué no pensar acompañar el festival con una feria de libros,  y otras creaciones artísticas referidas a la historia y a la cultura de la región. Hay varios libros de autores locales, que allí podrían presentarse, y pinturas muy bien logradas, etc. Poner en escena comedias y dramas, autóctonos. Promover la organización de congresos de algunas disciplinas del saber científico, o técnico. Todo ello engrandecería nuestro festival, y daría lugar a ese otro tipo de participación.

El documental, “Viaje del Acordeón”, del director Rey Sagbini, que se presentó en Cinemark en el Centro Comercial Guatapurí, es un magnífico ejemplo de este propósito.

Por otra parte, el Festival no debería disociarse o separarse de la festividad religiosa, que es la que en definitiva viene a consagrar su nombre, la Leyenda de la Virgen del Rosario, patrona de la ciudad, entronizada en la Catedral, cuya imagen fue enviada a la Ciudad de los Santos Reyes del Valle de Upar, a mediados del siglo  XVI por la Corona Española.

En este tópico la Iglesia tiene mucho para aportar, no solamente en los actos litúrgicos y ceremoniales tradicionales, que son de mucho valor, sino también en aportes históricos y culturales específicos.

 

Columnista
15 mayo, 2013

El Pilón y el Festival

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Rodrigo López Barros

Comienzo por reconocer vivamente las magníficas tiradas de él diario El Pilón. Se ha anotado un significativo logro, en los anales del periodismo local.


Por: Rodrigo López Barros

Comienzo por reconocer vivamente las magníficas tiradas de él diario El Pilón. Se ha anotado un significativo logro, en los anales del periodismo local.

A manera de exultantes vísperas, inauguró una atrayente plataforma presentante, con suculentos contenidos. Felicitaciones para sus directivos y administradores.

Destacó, con gran justicia, por parte de la dirección del festival (felicitaciones), y de el periódico, el nombre y la obra musical y artística, del cantautor vallenato raizal, Gustavo Gutiérrez Cabello, un trovador exquisitamente melodioso y armonioso, a quien muy merecidamente con ello se le ha reconocido, de varias formas, sus excelentes cualidades personales y artísticas, lo cual ha producido un generalizado beneplácito popular. Lamentamos mucho la muerte de su hijo Jaime Daniel.

Pienso, que año tras año, el Festival deberá ser más abarcante, de intereses materiales y culturales, es decir, más vitalmente pleno, ya que si bien es cierto su cepa es el folclor de la música regional, no sería suficiente que el motivo de su existir fuera solamente ese elemento, pues de esa manera sería unilateral y reduccionista, dejando por fuera otros elementos enriquecedores de un ámbito cultural más amplio.

Por qué no pensar acompañar el festival con una feria de libros,  y otras creaciones artísticas referidas a la historia y a la cultura de la región. Hay varios libros de autores locales, que allí podrían presentarse, y pinturas muy bien logradas, etc. Poner en escena comedias y dramas, autóctonos. Promover la organización de congresos de algunas disciplinas del saber científico, o técnico. Todo ello engrandecería nuestro festival, y daría lugar a ese otro tipo de participación.

El documental, “Viaje del Acordeón”, del director Rey Sagbini, que se presentó en Cinemark en el Centro Comercial Guatapurí, es un magnífico ejemplo de este propósito.

Por otra parte, el Festival no debería disociarse o separarse de la festividad religiosa, que es la que en definitiva viene a consagrar su nombre, la Leyenda de la Virgen del Rosario, patrona de la ciudad, entronizada en la Catedral, cuya imagen fue enviada a la Ciudad de los Santos Reyes del Valle de Upar, a mediados del siglo  XVI por la Corona Española.

En este tópico la Iglesia tiene mucho para aportar, no solamente en los actos litúrgicos y ceremoniales tradicionales, que son de mucho valor, sino también en aportes históricos y culturales específicos.