Casi nunca entendemos el proceder de las instituciones cuya finalidad es muchas veces manejada por funcionarios que no logran entender, que aún hay sentido de pertenencia por el medio ambiente.
Por: Nuris Pardo Conrado
Casi nunca entendemos el proceder de las instituciones cuya finalidad es muchas veces manejada por funcionarios que no logran entender, que aún hay sentido de pertenencia por el medio ambiente. El común denominador en nuestra región es que si tenemos un predio rural, es para explotarlo, y para tal fin hay que arrasar con el ambiente, destruir la naturaleza, acabar con el habitah de 25 especies de anfibios, 40 especies de reptiles, 84 especies de aves, 38 especies de mamíferos, y una extensión considerable de bosque seco tropical, y bosque seco espinoso donde esgrime soberano los palmares; pero si no arrasamos con ese santuario, consideran que usted es un desubicado que va en contra de la modernidad arrasadora.
En este sufrido departamento, donde la locomotora minera terminará acabando nuestro sistema ambiental, aún queda un reservorio de la biodervisidad a solo escasamente seis kilómetros de Valledupar, y sin embargo “manos dañinas” quieran acabarlo, por ello sería conveniente conocer cuales acciones ha emprendido Corpocesar, para proteger este santuario donde se comete un ecocidio, delito tan grave y con aplicación en el ámbito internacional, cuyo desconocimiento de la norma no nos exime de responsabilidad.
La Universidad Nacional, ha manifestado públicamente por medio de comunicaciones a diferentes instituciones comprometidas con la conservación de la biodiversidad y el apoyo al propietario del predio Rio de Janeiro para que se conserve este último vestigio consideradado por la universidad como una “joya de la biodiversidad local y regional del Cesar”, por lo cual “debería recibir el apoyo de toda la sociedad del Cesar y de Colombia esta titánica labor de conservar lo poco que nos queda de la riqueza natural”.
Es esta labor titánica que hace diferente al propietario de la finca Rio de Janeiro. Será que ¿a las autoridades ambientales les molesta esta piedra en el zapato? ¿Es una forma criminal de presión indebida para que el propietario venda y así ampliar el casco urbano de las poblaciones adyacentes? Será que ¿A la Administración Municipal no le interesa este delito ambiental?
Esta reserva natural, está a punto de desaparecer por la gente que provoca incendios, por las autoridades omisivas, que no comprenden la necesidad de conservar nuestro ambiente.
Casi nunca entendemos el proceder de las instituciones cuya finalidad es muchas veces manejada por funcionarios que no logran entender, que aún hay sentido de pertenencia por el medio ambiente.
Por: Nuris Pardo Conrado
Casi nunca entendemos el proceder de las instituciones cuya finalidad es muchas veces manejada por funcionarios que no logran entender, que aún hay sentido de pertenencia por el medio ambiente. El común denominador en nuestra región es que si tenemos un predio rural, es para explotarlo, y para tal fin hay que arrasar con el ambiente, destruir la naturaleza, acabar con el habitah de 25 especies de anfibios, 40 especies de reptiles, 84 especies de aves, 38 especies de mamíferos, y una extensión considerable de bosque seco tropical, y bosque seco espinoso donde esgrime soberano los palmares; pero si no arrasamos con ese santuario, consideran que usted es un desubicado que va en contra de la modernidad arrasadora.
En este sufrido departamento, donde la locomotora minera terminará acabando nuestro sistema ambiental, aún queda un reservorio de la biodervisidad a solo escasamente seis kilómetros de Valledupar, y sin embargo “manos dañinas” quieran acabarlo, por ello sería conveniente conocer cuales acciones ha emprendido Corpocesar, para proteger este santuario donde se comete un ecocidio, delito tan grave y con aplicación en el ámbito internacional, cuyo desconocimiento de la norma no nos exime de responsabilidad.
La Universidad Nacional, ha manifestado públicamente por medio de comunicaciones a diferentes instituciones comprometidas con la conservación de la biodiversidad y el apoyo al propietario del predio Rio de Janeiro para que se conserve este último vestigio consideradado por la universidad como una “joya de la biodiversidad local y regional del Cesar”, por lo cual “debería recibir el apoyo de toda la sociedad del Cesar y de Colombia esta titánica labor de conservar lo poco que nos queda de la riqueza natural”.
Es esta labor titánica que hace diferente al propietario de la finca Rio de Janeiro. Será que ¿a las autoridades ambientales les molesta esta piedra en el zapato? ¿Es una forma criminal de presión indebida para que el propietario venda y así ampliar el casco urbano de las poblaciones adyacentes? Será que ¿A la Administración Municipal no le interesa este delito ambiental?
Esta reserva natural, está a punto de desaparecer por la gente que provoca incendios, por las autoridades omisivas, que no comprenden la necesidad de conservar nuestro ambiente.