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Judicial - 17 marzo, 2013

El patrullero de la policía que se suicidó en Valledupar no cumplió su promesa

Colocando su arma de dotación y accionado el gatillo, se propinó un tiro en la cabeza que lo dejó sin signos vitales en el acto, el piso del baño de la casa 7 ubicada en la Manzana G de la urbanización María Camila Sur, en Valledupar

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Castillejo Rojas conformó hogar con Neyla Guzmán, de su unión quedaron dos pequeños de 10 y 3 años.

El padre del patrullero muerto debió salir la noche del viernes desde Venezuela hacía Valledupar para darle el último adiós a Iván Alberto.

 Iván Alberto Castillejo Rojas vivió su infancia en el barrio Rincón Guapo del corregimiento de Arjona, Cesar.

 

En incertidumbre se convierten los motivos para saber cuáles fueron las razones para que el patrullero de la Policía Nacional, Iván Alberto Castillejo Rojas, decidiera acabar con su existencia, sus familiares y amigos no entienden qué pasó y por qué él dejó su vida, la familia y la brillante carrera laboral en sus casi ocho años de servicio.

 

La esposa de Castillejo Rojas, Neyla Guzmán, quien compartió con el guardia los últimos años, recibió un mensaje en las horas de la mañana, su esposo le comunicó que no fuera a la casa porque él no iría a almorzar, comentó su cuñado Carlos Portillo, pero el policía no cumplió su promesa, dejó en palabras sus sentidos recuerdos y particular manera de expresarse; fría y calmada.

 

Colocando su arma de dotación y accionado el gatillo, se propinó un tiro en la cabeza que lo dejó sin signos vitales en el acto, el piso del baño de la casa 7 ubicada en la Manzana G de la urbanización María Camila Sur, fue en donde por última vez Iván Alberto dio sus pasos, estaba solo en casa debido a que su compañera sentimental había salido a realizar labores de rutina y sus dos hijos tampoco estaban, así que ese fue el momento justo para tomar la fatal determinación.

 

La mañana de ayer, su madre Glenis Rojas en compañía de sus dos hijos, aún se preguntaban cuáles fueron las razones, motivos y acciones para que Castillejo Rojas cometiera tan cruel hecho; en su última llamada el agente buscó la voz de su mamá, en frases claras dijo “cuídame a mis hijos, perdóname”, su progenitora le habría insistido para que la esperara un momento y hablaran, su segundo hijo del matrimonio con Miguel Castillejo expresó, “es mejor que no vengas”, sentidas palabras que se transformaron minutos después en un desenlace inolvidable.

 

Carlos Portillo informó que Castillejo Rojas no dejó recado escrito para anunciar su muerte, solo contactó a su madre con la llamada, no tenía problemas de ninguna índole y tampoco su hogar pasaba por un mal momento; “nunca lo vimos sentado en un silla pidiendo auxilio, ni nada por el estilo”.

 

El comandante de la Estación de Valledupar, mayor Diego Mora Muñoz, informó “todo indica que fue un suicidio, no conocemos datos en especial, pero si resaltamos la excelente labor del patrullero, su gran comportamiento y dedicación hacía la institución”.

 

Las honras fúnebres del agente se realizarán hoy en Valledupar, su padre Miguel arribó ayer desde Venezuela para darle la bendición de partida al segundo de sus hijos.

 

30 años de familia

 

Iván Alberto Castillejo Rojas, de 30 años, compartió su vida en dos lugares del departamento del Cesar, su niñez la vivió en el corregimiento de Arjona, jurisdicción del municipio de Astrea, Cesar, en esa población nació y fue creciendo, era hijo del hogar conformado por Miguel Castillejo, conductor durante muchos años en las tierras arjoneras, su madre Glenis Rojas oriunda de El Paso, sitio donde Iván Alberto expidió su cédula para obtenerla en el menor tiempo posible y así estar identificado como mayor de edad; residían en el barrio Rincón Guapo de Arjona, su último arribo a esa localidad fue el año anterior cuando murió la esposa de uno de sus tíos. Con el tiempo sus padres decidieron enviarlo hasta Valledupar para que estudiara y se volviera profesional, ingresó a las filas de la Policía Nacional en el año 2005.

 

En la capital del Cesar, en los últimos días era el encargado de vigilar la zona bancaria del centro, en diálogo con varios vendedores ambulantes que tenían constante charla con Castillejo Rojas y que la mañana del viernes charlaron con él, no se imaginaron nunca la decisión que tomó el policía, “siempre se mostró como un hombre callado, tranquilo, saludable”, expresó una persona que sostuvo diálogo con Iván horas antes de su muerte.

 

 

 

Judicial
17 marzo, 2013

El patrullero de la policía que se suicidó en Valledupar no cumplió su promesa

Colocando su arma de dotación y accionado el gatillo, se propinó un tiro en la cabeza que lo dejó sin signos vitales en el acto, el piso del baño de la casa 7 ubicada en la Manzana G de la urbanización María Camila Sur, en Valledupar


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Castillejo Rojas conformó hogar con Neyla Guzmán, de su unión quedaron dos pequeños de 10 y 3 años.

El padre del patrullero muerto debió salir la noche del viernes desde Venezuela hacía Valledupar para darle el último adiós a Iván Alberto.

 Iván Alberto Castillejo Rojas vivió su infancia en el barrio Rincón Guapo del corregimiento de Arjona, Cesar.

 

En incertidumbre se convierten los motivos para saber cuáles fueron las razones para que el patrullero de la Policía Nacional, Iván Alberto Castillejo Rojas, decidiera acabar con su existencia, sus familiares y amigos no entienden qué pasó y por qué él dejó su vida, la familia y la brillante carrera laboral en sus casi ocho años de servicio.

 

La esposa de Castillejo Rojas, Neyla Guzmán, quien compartió con el guardia los últimos años, recibió un mensaje en las horas de la mañana, su esposo le comunicó que no fuera a la casa porque él no iría a almorzar, comentó su cuñado Carlos Portillo, pero el policía no cumplió su promesa, dejó en palabras sus sentidos recuerdos y particular manera de expresarse; fría y calmada.

 

Colocando su arma de dotación y accionado el gatillo, se propinó un tiro en la cabeza que lo dejó sin signos vitales en el acto, el piso del baño de la casa 7 ubicada en la Manzana G de la urbanización María Camila Sur, fue en donde por última vez Iván Alberto dio sus pasos, estaba solo en casa debido a que su compañera sentimental había salido a realizar labores de rutina y sus dos hijos tampoco estaban, así que ese fue el momento justo para tomar la fatal determinación.

 

La mañana de ayer, su madre Glenis Rojas en compañía de sus dos hijos, aún se preguntaban cuáles fueron las razones, motivos y acciones para que Castillejo Rojas cometiera tan cruel hecho; en su última llamada el agente buscó la voz de su mamá, en frases claras dijo “cuídame a mis hijos, perdóname”, su progenitora le habría insistido para que la esperara un momento y hablaran, su segundo hijo del matrimonio con Miguel Castillejo expresó, “es mejor que no vengas”, sentidas palabras que se transformaron minutos después en un desenlace inolvidable.

 

Carlos Portillo informó que Castillejo Rojas no dejó recado escrito para anunciar su muerte, solo contactó a su madre con la llamada, no tenía problemas de ninguna índole y tampoco su hogar pasaba por un mal momento; “nunca lo vimos sentado en un silla pidiendo auxilio, ni nada por el estilo”.

 

El comandante de la Estación de Valledupar, mayor Diego Mora Muñoz, informó “todo indica que fue un suicidio, no conocemos datos en especial, pero si resaltamos la excelente labor del patrullero, su gran comportamiento y dedicación hacía la institución”.

 

Las honras fúnebres del agente se realizarán hoy en Valledupar, su padre Miguel arribó ayer desde Venezuela para darle la bendición de partida al segundo de sus hijos.

 

30 años de familia

 

Iván Alberto Castillejo Rojas, de 30 años, compartió su vida en dos lugares del departamento del Cesar, su niñez la vivió en el corregimiento de Arjona, jurisdicción del municipio de Astrea, Cesar, en esa población nació y fue creciendo, era hijo del hogar conformado por Miguel Castillejo, conductor durante muchos años en las tierras arjoneras, su madre Glenis Rojas oriunda de El Paso, sitio donde Iván Alberto expidió su cédula para obtenerla en el menor tiempo posible y así estar identificado como mayor de edad; residían en el barrio Rincón Guapo de Arjona, su último arribo a esa localidad fue el año anterior cuando murió la esposa de uno de sus tíos. Con el tiempo sus padres decidieron enviarlo hasta Valledupar para que estudiara y se volviera profesional, ingresó a las filas de la Policía Nacional en el año 2005.

 

En la capital del Cesar, en los últimos días era el encargado de vigilar la zona bancaria del centro, en diálogo con varios vendedores ambulantes que tenían constante charla con Castillejo Rojas y que la mañana del viernes charlaron con él, no se imaginaron nunca la decisión que tomó el policía, “siempre se mostró como un hombre callado, tranquilo, saludable”, expresó una persona que sostuvo diálogo con Iván horas antes de su muerte.