Publicidad
Categorías
Categorías
Columnista - 19 febrero, 2013

Todos contra la delincuencia en Valledupar

Reflexiones de Tío Chiro y Tío Nan Por: Aquilino Cotes Zuleta En los años 70 y 80 el índice del secuestro extorsivo era ínfimo, solo ocurría en el sur del Cesar y se le atribuía el ELN. Años después el secuestro llegó al centro del Cesar y seguidamente  a La Jagua de Ibirico, Codazzi, Bosconia […]

Boton Wpp

Reflexiones de Tío Chiro y Tío Nan

Por: Aquilino Cotes Zuleta

En los años 70 y 80 el índice del secuestro extorsivo era ínfimo, solo ocurría en el sur del Cesar y se le atribuía el ELN. Años después el secuestro llegó al centro del Cesar y seguidamente  a La Jagua de Ibirico, Codazzi, Bosconia y Villanueva (La Guajira).

En los siguientes años el secuestro se apoderó de Valledupar, el noroccidente del Cesar y sur de La Guajira, pero en esta región surge el 41 frente de las Farc con el rebelde burgués Juvenal Ovidio Ricardo Palmera Pineda, (vallenato) alias “Simón Trinidad”, hoy extraditado y preso en Estados Unidos.

Esta sucinta reseña histórica, (no tiene mayores datos estadísticos, por problemas de espacio en este medio), se asemeja mucho a la penetración de los paramilitares: “nacieron” en San Alberto y El Copey, producto de poderosos y ostentosos personajes y a ello se unieron con los años cabecillas de todos los pelambres

Los paramilitares lograron penetrar (con la anuencia del Estado) todas las esferas de la sociedad regional: el boleteo, la extorsión y las barbaries sembraron la corrupción y el horror en la historia del Cesar.  

En menos de dos décadas Valledupar mantuvo su liderazgo de terrorismo en esa “emergencia” por el poder y apareció la antítesis del fenómeno: el rebelde burgués vallenato Rodrigo Tovar Pupo alias “Jorge 40”, conocido en La Guajira como “El diablo”. Hoy extraditado y preso en Estados Unidos.

Mis consejeros periodísticos Tío Chiro y Tío Nan aseguran que todos en Valledupar sabían lo que hacían los “barones” del mal, pero todo mundo callaba y compartían de una u otra manera de sus huestes: Ricardo Palmera, Rodrigo Tovar y muchos de la clase política regional.

De ambos comandantes del conflicto armado quedan en la región sendas estelas de crímenes, secuestros, salvajismos y dolor. Se le suma a esta cruenta situación el rastro de corrupción, mentiras, odios y maligna colaboración para robarse el dinero de la gente de muchos de nuestros políticos regionales, hoy condenados unos e investigados otros.  

Pareciera que Valledupar no va a dejar de tener esos “diablos” en su seno y hoy se intrincan entre nosotros grupos de sabandijas humanas que atracan en cada esquina, en nuestras propias casas y en cualquier establecimiento público o privado.

Las bandas delincuenciales motorizadas crecen cada día. De un lado la Policía informa sobre capturas y por el otro salen los padres de familias a expresar que sus hijos no son delincuentes, mientras que los jueces pareciera que se “lavan las manos” y no se ve la acción de la justicia. Mientras tanto, los habitantes están en el abandono del Estado, como los del barrio Eneal que ya ni a la tienda pueden ir porque los atracan, “solo falta que nos tumben las puertas para que se lleven todo”, sostiene Irene.

Todos han sido víctima de atracos: el vendedor de arepas en la carrera 10, barrio Obrero y los puntos de ventas de minutos; las parejas en motocicletas son interceptadas por delincuentes en motos, las tiendas ya no quieren abrir sus puertas; los consultorios, oficinas y negocios llenas de gente han sido atracados por los delincuentes motorizados y hasta al vendedor de butifarras le quitaron 85 mil pesos producto de la venta en la carrera 11 con calle 12.

Lo más sorprendente lo ocurrido a una muchacha del servicio que paseaba a un niño en un carrito, fue interceptada y los delincuentes motorizados se llevaron el morral con teteros y pañales y hasta el “coche” en donde paseaba al bebé.    

Aunque se reconoce el trabajo que realiza la Policía en la ciudad –hoy con más de 100 presuntos delincuentes detenidos en los últimos 15  días en Valledupar-, gracias a su fundamental papel misional- el Comandante del Cesar, Coronel Juan Pablo Guerrero Vallejo y el Comandante de Valledupar, Mayor Diego Mora Muñoz, deben pisar el acelerador para lograr la tranquilidad y paz que tanto se anhela.

Igual los fiscales, jueces y ciudadanía en general deben unirse en el mismo propósito. El Gobernador Luís Alberto Monsalvo Gnecco y el Alcalde Freddys Socarrás no pueden escatimar ningún esfuerzo económico ni logístico de sus gobiernos en la búsqueda del sosiego, para que pronto podamos volver a sentarnos en las puertas de las casas.  

Como diría el pacifico, Rafael Morón Moscote “Rafucho”, para que la concordia nos alimente  a todos. Hasta la próxima semana. [email protected] @tiochiro

Columnista
19 febrero, 2013

Todos contra la delincuencia en Valledupar

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Aquilino Cotes Zuleta

Reflexiones de Tío Chiro y Tío Nan Por: Aquilino Cotes Zuleta En los años 70 y 80 el índice del secuestro extorsivo era ínfimo, solo ocurría en el sur del Cesar y se le atribuía el ELN. Años después el secuestro llegó al centro del Cesar y seguidamente  a La Jagua de Ibirico, Codazzi, Bosconia […]


Reflexiones de Tío Chiro y Tío Nan

Por: Aquilino Cotes Zuleta

En los años 70 y 80 el índice del secuestro extorsivo era ínfimo, solo ocurría en el sur del Cesar y se le atribuía el ELN. Años después el secuestro llegó al centro del Cesar y seguidamente  a La Jagua de Ibirico, Codazzi, Bosconia y Villanueva (La Guajira).

En los siguientes años el secuestro se apoderó de Valledupar, el noroccidente del Cesar y sur de La Guajira, pero en esta región surge el 41 frente de las Farc con el rebelde burgués Juvenal Ovidio Ricardo Palmera Pineda, (vallenato) alias “Simón Trinidad”, hoy extraditado y preso en Estados Unidos.

Esta sucinta reseña histórica, (no tiene mayores datos estadísticos, por problemas de espacio en este medio), se asemeja mucho a la penetración de los paramilitares: “nacieron” en San Alberto y El Copey, producto de poderosos y ostentosos personajes y a ello se unieron con los años cabecillas de todos los pelambres

Los paramilitares lograron penetrar (con la anuencia del Estado) todas las esferas de la sociedad regional: el boleteo, la extorsión y las barbaries sembraron la corrupción y el horror en la historia del Cesar.  

En menos de dos décadas Valledupar mantuvo su liderazgo de terrorismo en esa “emergencia” por el poder y apareció la antítesis del fenómeno: el rebelde burgués vallenato Rodrigo Tovar Pupo alias “Jorge 40”, conocido en La Guajira como “El diablo”. Hoy extraditado y preso en Estados Unidos.

Mis consejeros periodísticos Tío Chiro y Tío Nan aseguran que todos en Valledupar sabían lo que hacían los “barones” del mal, pero todo mundo callaba y compartían de una u otra manera de sus huestes: Ricardo Palmera, Rodrigo Tovar y muchos de la clase política regional.

De ambos comandantes del conflicto armado quedan en la región sendas estelas de crímenes, secuestros, salvajismos y dolor. Se le suma a esta cruenta situación el rastro de corrupción, mentiras, odios y maligna colaboración para robarse el dinero de la gente de muchos de nuestros políticos regionales, hoy condenados unos e investigados otros.  

Pareciera que Valledupar no va a dejar de tener esos “diablos” en su seno y hoy se intrincan entre nosotros grupos de sabandijas humanas que atracan en cada esquina, en nuestras propias casas y en cualquier establecimiento público o privado.

Las bandas delincuenciales motorizadas crecen cada día. De un lado la Policía informa sobre capturas y por el otro salen los padres de familias a expresar que sus hijos no son delincuentes, mientras que los jueces pareciera que se “lavan las manos” y no se ve la acción de la justicia. Mientras tanto, los habitantes están en el abandono del Estado, como los del barrio Eneal que ya ni a la tienda pueden ir porque los atracan, “solo falta que nos tumben las puertas para que se lleven todo”, sostiene Irene.

Todos han sido víctima de atracos: el vendedor de arepas en la carrera 10, barrio Obrero y los puntos de ventas de minutos; las parejas en motocicletas son interceptadas por delincuentes en motos, las tiendas ya no quieren abrir sus puertas; los consultorios, oficinas y negocios llenas de gente han sido atracados por los delincuentes motorizados y hasta al vendedor de butifarras le quitaron 85 mil pesos producto de la venta en la carrera 11 con calle 12.

Lo más sorprendente lo ocurrido a una muchacha del servicio que paseaba a un niño en un carrito, fue interceptada y los delincuentes motorizados se llevaron el morral con teteros y pañales y hasta el “coche” en donde paseaba al bebé.    

Aunque se reconoce el trabajo que realiza la Policía en la ciudad –hoy con más de 100 presuntos delincuentes detenidos en los últimos 15  días en Valledupar-, gracias a su fundamental papel misional- el Comandante del Cesar, Coronel Juan Pablo Guerrero Vallejo y el Comandante de Valledupar, Mayor Diego Mora Muñoz, deben pisar el acelerador para lograr la tranquilidad y paz que tanto se anhela.

Igual los fiscales, jueces y ciudadanía en general deben unirse en el mismo propósito. El Gobernador Luís Alberto Monsalvo Gnecco y el Alcalde Freddys Socarrás no pueden escatimar ningún esfuerzo económico ni logístico de sus gobiernos en la búsqueda del sosiego, para que pronto podamos volver a sentarnos en las puertas de las casas.  

Como diría el pacifico, Rafael Morón Moscote “Rafucho”, para que la concordia nos alimente  a todos. Hasta la próxima semana. [email protected] @tiochiro