Un nuevo hecho de sangre con saldo de una nueva víctima se registró el pasado fin de semana en Valledupar, fue perpetrado por hombres provistos de armas de fuego que se movilizan en motocicleta
Un nuevo hecho de sangre con saldo de una nueva víctima se registró el pasado fin de semana en Valledupar, fue perpetrado por hombres provistos de armas de fuego que se movilizan en motocicleta.
Uno de los dos parrilleros descendió de la motocicleta y comenzó a disparar contra Jordán Andrés Sierra Acosta, de 24 años, nacido en el corregimiento de Cuestecitas, La Guajira, propinándole una herida de bala en el intercostal derecho sin orificio de salida, que le afectó varios órganos vitales lo que le ocasionó la muerte a los pocos minutos, cuando fue auxiliado por vecinos del sector y lo trasladaron al hospital Eduardo Arredondo Daza, del barrio San Martín, de esta capital.
Sierra Acosta, quien cursó hasta séptimo grado en el colegio Alfonso Araujo Cotes y se dedicaba a la instalación de antenas de televisión con uno de sus tíos, se dirigía a su vivienda ubicada en el barrio Mareigua, junto con dos amigos, y cuando transitaba por la carrera 25 con calle 33 del barrio Las Manuelitas, al sur de Valledupar, fue sorprendido por los asesinos, quienes huyeron raudos en medio de la mirada atónita de los vecinos del sector.
Sus compañeros resultaron ilesos de la acción criminal, por lo que infieren las autoridades que los sicarios buscaban a Jordán Andrés, quien quedó tirado en el suelo por varios minutos y luego fue embarcado en un Taxi que lo trasladó al centro asistencial más cercano.
Sus padres, Odairo Sierra Gelvis y Trinidad Acosta, descartaron que su hijo haya estado involucrado en algún problema, ni tenía cuentas pendientes con las autoridades, ni tampoco lo habían amenazado. Pidieron que se haga justicia y se investigue hasta las últimas consecuencias, para que el homicidio no quede en la impunidad, por cuanto su hijo era una persona sana con vocación de servicio a la comunidad.
Hace pocas semanas que se había radicado en Valledupar y convivía en unión libre con Luisa Mora, a quien los amigos de su compañero le manifestaron que ellos se dirigían hacia su casa, cuando se produjo el homicidio, pero antes de registrarse el hecho de sangre, él había regresado a realizar una llamada telefónica en un SAI, para decirle que ya estaba cerca y que en pocos minutos se veían.
Un nuevo hecho de sangre con saldo de una nueva víctima se registró el pasado fin de semana en Valledupar, fue perpetrado por hombres provistos de armas de fuego que se movilizan en motocicleta
Un nuevo hecho de sangre con saldo de una nueva víctima se registró el pasado fin de semana en Valledupar, fue perpetrado por hombres provistos de armas de fuego que se movilizan en motocicleta.
Uno de los dos parrilleros descendió de la motocicleta y comenzó a disparar contra Jordán Andrés Sierra Acosta, de 24 años, nacido en el corregimiento de Cuestecitas, La Guajira, propinándole una herida de bala en el intercostal derecho sin orificio de salida, que le afectó varios órganos vitales lo que le ocasionó la muerte a los pocos minutos, cuando fue auxiliado por vecinos del sector y lo trasladaron al hospital Eduardo Arredondo Daza, del barrio San Martín, de esta capital.
Sierra Acosta, quien cursó hasta séptimo grado en el colegio Alfonso Araujo Cotes y se dedicaba a la instalación de antenas de televisión con uno de sus tíos, se dirigía a su vivienda ubicada en el barrio Mareigua, junto con dos amigos, y cuando transitaba por la carrera 25 con calle 33 del barrio Las Manuelitas, al sur de Valledupar, fue sorprendido por los asesinos, quienes huyeron raudos en medio de la mirada atónita de los vecinos del sector.
Sus compañeros resultaron ilesos de la acción criminal, por lo que infieren las autoridades que los sicarios buscaban a Jordán Andrés, quien quedó tirado en el suelo por varios minutos y luego fue embarcado en un Taxi que lo trasladó al centro asistencial más cercano.
Sus padres, Odairo Sierra Gelvis y Trinidad Acosta, descartaron que su hijo haya estado involucrado en algún problema, ni tenía cuentas pendientes con las autoridades, ni tampoco lo habían amenazado. Pidieron que se haga justicia y se investigue hasta las últimas consecuencias, para que el homicidio no quede en la impunidad, por cuanto su hijo era una persona sana con vocación de servicio a la comunidad.
Hace pocas semanas que se había radicado en Valledupar y convivía en unión libre con Luisa Mora, a quien los amigos de su compañero le manifestaron que ellos se dirigían hacia su casa, cuando se produjo el homicidio, pero antes de registrarse el hecho de sangre, él había regresado a realizar una llamada telefónica en un SAI, para decirle que ya estaba cerca y que en pocos minutos se veían.