Por: Alberto Herazo Palmera

Las rendiciones de cuenta  se han convertido en la última instancia que tenemos los ciudadanos para conocer cómo va la gestión de los gobernantes. Por eso es importante resaltar la labor que durante ocho años ha liderado el  Comité de Seguimiento y Evaluación a la Inversión de Regalías en el Cesar, CSIR, para que los dineros de regalías sean bien invertidos y la ciudadanía este más informada de estas inversiones, mediante la realización de actos públicos de rendición de cuentas. 

Desde esta columna de opinión, como siempre lo he venido manifestando, nos  sumamos al llamado que le hacen a los alcaldes mineros y al gobernador de Cesar para que rindan cuentas de la inversión hecha en el 2012 y los proyectos que tienen para el 2013. Esto es bueno, recomendable y saludable y además les conviene a los gobernantes.

Para nadie es un secreto que la principal fuente de desangre de estos municipios ha sido la corrupción. Nadie osaría desconocer la labor y la importancia de este comité.  Con la creación de este  se salvaron algunos alcaldes de ir a la cárcel, ¿por qué? , porque comenzaron a hacer las cosas bien.

La veeduría ciudadana que ejerce el CSIR es quizás una de las más importantes de país, que ha dado resultados tangibles,  en un tema tan importante como las regalías y eso demuestra que se puede ejercer el derecho a estar bien informado y a conocer adónde   van a parar los dineros públicos, que finalmente son de todos. Se requiere que los Cesarenses entendamos que los dineros públicos sean bien de regalías deben ser manejados con juicio, pulcritud y transparencia para que haya una mayor y más eficiencia en la inversión, en beneficio de la comunidad.

Afortunadamente la Secretaria Técnica está en las pulcras manos de una dirigente que le ha puesto todo el interés de que se hagan las cosas bien, con transparencia, como la doctora María Clara Quintero quien tiene el apoyo total de la comunidad.

Y finalmente nuestro respaldo total a este comité. ¡Adelante!.

HECHOS INSOLITOS.

La semana pasada varios hechos asombrosos dejaron a más de uno aterrado o al borde de un infarto. Estos son algunos de ellos: los vallenatos están desconcertados luego de que los medios locales informaron sobre un maquiavélico atentado contra Emdupar, manos perversas dejaron sin servicios de agua a esta ciudad durante dos días, al introducir tres baldes plásticos en el tanque de compensación en la planta de tratamiento. Gracias a la oportuna  rapidez con que actuó el actual gerente de Emdupar Luís Eduardo Gutiérrez Aroca, se normalizó el servicio.

El segundo caso insólito es el cierre, con unas materas antiestéticas, feas y de mal gusto que no tienen nada que ver con el entorno colonial de la plaza Alfonso López  del parqueo de vehículos sobre la bahía que da sobre el parque. A hora sí acabaron con la plaza Alfonso López. Medida arbitraria, que no fue socializada. Para eso quiten más bien el parqueo en toda la plaza. 

No me extrañan estas medidas irresponsables por parte del Tránsito Municipal, pues todas las encuestas que se han realizado sobre esta secretaría demuestran que los vallenatos están insatisfechos con las medidas tomadas. El símbolo tangible del caos de Valledupar es el tráfico el cual se convirtió en una pesadilla colectiva, la maldición del tráfico, que parece haber tocado fondo en los actuales momentos, afecta a todo el mundo, todo los días y se ha convertido en el principal factor psicológico, en el negativismo Vallenato.

Estas medidas no tienen sentido  y estas materas podían instalarlas en la plaza principal de Rio de Oro y González y no aquí en Valledupar. Esta medida de la plaza Alfonso López es una bofetada contra el exalcalde Carlos García Aragón, quien fue el diseñador de la plaza.

Otros hechos

Lamento positivamente el atentado sufrido por el joven Jair Andrés Cabarcas Arrieta por parte de un agente de la policía. Sin embargo, sigo creyendo en la policía, yo creo que en la Fuerza Pública. Las acciones aisladas de agente de la policía no pueden destruir la credibilidad de una Institución a la que los colombianos y cesarenses le debemos respeto.

Posdata: Debo confesar que siento una admiración profunda por algunos funcionarios, secretarios y concejales. Pero no me mal interpreten; no soy admirador de ello. Lo que pasa es que resulta difícil resistirse a la perversa fascinación que producen estos personajes por su imbécil y permanente protagonismo.