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Columnista - 13 diciembre, 2012

La incomprensión del hombre

MEDIO AMBIENTE Segunda parte Por: Hernán Maestre Martínez Valledupar, Ciudad Ecológica de Colombia. Recuperemos y conservemos las cuencas de los ríos Guatapurí y Cesar. Hagamos causa común para que el embalse Los Besotes sea una realidad, es agua para la vida en Valledupar, La Paz y San Diego.Si seguimos con el comportamiento de Homo Brutus, […]

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MEDIO AMBIENTE

Segunda parte
Por: Hernán Maestre Martínez

Valledupar, Ciudad Ecológica de Colombia. Recuperemos y conservemos las cuencas de los ríos Guatapurí y Cesar. Hagamos causa común para que el embalse Los Besotes sea una realidad, es agua para la vida en Valledupar, La Paz y San Diego.
Si seguimos con el comportamiento de Homo Brutus, Homo Demens y Homo Depredator, necesariamente llegaremos prontamente a un gigantesco cataclismo universal; el cambio significa el ejercicio de la condición de Homo Sapiens.
Tenemos que aceptar que estamos viviendo una emergencia, sobre todo en nuestro país Colombia, en donde estamos acordonados por un cáncer de miseria, pobreza, ignorancia y hambre, que crece geométricamente por la desproporción poblacional como producto de la imprevisión y mal uso de los recursos naturales. Nuestros campos deteriorados por tala de bosques sufren además de problemas de guerrilla, narcotráfico y secamiento de ríos, por lo que consideramos que más que  pactos sociales aunque bien intencionados en desarrollo, incremento del PIB, entre otros, lo que necesitamos es crear unos mecanismos estratégicos y drásticos que nos puedan llevar ante todo a buscar una estabilización de la población compatible con la capacidad de carga del Planeta Tierra, realizar un pacto por la recuperación y conservación de la naturaleza, para que se haga uso racional o buen uso de los recursos en aras de dar un paso inicial para lograr un balance ecológico positivo. Así consideramos que se puede construir una sociedad más grata para el hombre, más verdadera, más rentable, más justa. Para ello se requiere que el agua sea limpia, que no estemos  contaminando, que el aire sea puro, que en definitiva los recursos naturales no se agoten, que no matemos a una forma de vida para que vivan otras, es decir, que no se busque edificar la felicidad sobre la destrucción inclemente de otras formas de vida, pero además requiere, por sobre todo, que el desarrollo que no es tal, por considerarlo como una efímera prosperidad económica de unos, no se logre a través de la explotación de otros.
No se necesita ser sabio para entender que el desarrollo, entre comillas, de unos países no requiera del deterioro o destrucción de otros y, en fin, que logremos una conciencia humana tal que entienda que no puede destruir su propio medio que es el medio vital de toda la humanidad.
No pretendemos que los huéspedes del Planeta nos quedemos estáticos, por el contrario, consideramos que puedan coexistir la conservación ecológica y el verdadero desarrollo, que es el que busca una buena calidad de vida, ya que lo que hemos llamado desarrollo no lo es, en la medida en que destruye la naturaleza y sus recursos. Aquí cabe el concepto de Desarrollo Sostenible que es aquel que entiende que podemos encontrar formas de desarrollo teniendo en cuenta la conservación de los recursos y las condiciones que hacen posible una vida sana y limpia. Esta es una forma o modelo de desarrollo que admite la producción de tecnologías higiénicamente limpias, o sea, para la producción y la conservación que también la podemos llamar tecnologías ecológicas, en fin,  se trata de un modelo en que puedan convivir y sean obviamente compatibles tanto la actividad industrial como la sostenibilidad, como quien dice, un matrimonio indisoluble que incorpore consideraciones ambientales, económicas, culturales y sociales en la producción, y que definitivamente entienda que contaminar resulta menos rentable que conservar, porque de lo que se trata es de satisfacer necesidades de la generación presente sin comprometer los derechos y la capacidad de las generaciones futuras para satisfacer también sus propias necesidades.
NOTA: Los puntos de vista aquí expresados, no comprometen a la entidad para la cual trabaja su autor.

                                                                      * Especialista en Gestión Ambiental
                 
                            
   

Columnista
13 diciembre, 2012

La incomprensión del hombre

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Hernán Maestre Martínez

MEDIO AMBIENTE Segunda parte Por: Hernán Maestre Martínez Valledupar, Ciudad Ecológica de Colombia. Recuperemos y conservemos las cuencas de los ríos Guatapurí y Cesar. Hagamos causa común para que el embalse Los Besotes sea una realidad, es agua para la vida en Valledupar, La Paz y San Diego.Si seguimos con el comportamiento de Homo Brutus, […]


MEDIO AMBIENTE

Segunda parte
Por: Hernán Maestre Martínez

Valledupar, Ciudad Ecológica de Colombia. Recuperemos y conservemos las cuencas de los ríos Guatapurí y Cesar. Hagamos causa común para que el embalse Los Besotes sea una realidad, es agua para la vida en Valledupar, La Paz y San Diego.
Si seguimos con el comportamiento de Homo Brutus, Homo Demens y Homo Depredator, necesariamente llegaremos prontamente a un gigantesco cataclismo universal; el cambio significa el ejercicio de la condición de Homo Sapiens.
Tenemos que aceptar que estamos viviendo una emergencia, sobre todo en nuestro país Colombia, en donde estamos acordonados por un cáncer de miseria, pobreza, ignorancia y hambre, que crece geométricamente por la desproporción poblacional como producto de la imprevisión y mal uso de los recursos naturales. Nuestros campos deteriorados por tala de bosques sufren además de problemas de guerrilla, narcotráfico y secamiento de ríos, por lo que consideramos que más que  pactos sociales aunque bien intencionados en desarrollo, incremento del PIB, entre otros, lo que necesitamos es crear unos mecanismos estratégicos y drásticos que nos puedan llevar ante todo a buscar una estabilización de la población compatible con la capacidad de carga del Planeta Tierra, realizar un pacto por la recuperación y conservación de la naturaleza, para que se haga uso racional o buen uso de los recursos en aras de dar un paso inicial para lograr un balance ecológico positivo. Así consideramos que se puede construir una sociedad más grata para el hombre, más verdadera, más rentable, más justa. Para ello se requiere que el agua sea limpia, que no estemos  contaminando, que el aire sea puro, que en definitiva los recursos naturales no se agoten, que no matemos a una forma de vida para que vivan otras, es decir, que no se busque edificar la felicidad sobre la destrucción inclemente de otras formas de vida, pero además requiere, por sobre todo, que el desarrollo que no es tal, por considerarlo como una efímera prosperidad económica de unos, no se logre a través de la explotación de otros.
No se necesita ser sabio para entender que el desarrollo, entre comillas, de unos países no requiera del deterioro o destrucción de otros y, en fin, que logremos una conciencia humana tal que entienda que no puede destruir su propio medio que es el medio vital de toda la humanidad.
No pretendemos que los huéspedes del Planeta nos quedemos estáticos, por el contrario, consideramos que puedan coexistir la conservación ecológica y el verdadero desarrollo, que es el que busca una buena calidad de vida, ya que lo que hemos llamado desarrollo no lo es, en la medida en que destruye la naturaleza y sus recursos. Aquí cabe el concepto de Desarrollo Sostenible que es aquel que entiende que podemos encontrar formas de desarrollo teniendo en cuenta la conservación de los recursos y las condiciones que hacen posible una vida sana y limpia. Esta es una forma o modelo de desarrollo que admite la producción de tecnologías higiénicamente limpias, o sea, para la producción y la conservación que también la podemos llamar tecnologías ecológicas, en fin,  se trata de un modelo en que puedan convivir y sean obviamente compatibles tanto la actividad industrial como la sostenibilidad, como quien dice, un matrimonio indisoluble que incorpore consideraciones ambientales, económicas, culturales y sociales en la producción, y que definitivamente entienda que contaminar resulta menos rentable que conservar, porque de lo que se trata es de satisfacer necesidades de la generación presente sin comprometer los derechos y la capacidad de las generaciones futuras para satisfacer también sus propias necesidades.
NOTA: Los puntos de vista aquí expresados, no comprometen a la entidad para la cual trabaja su autor.

                                                                      * Especialista en Gestión Ambiental