Por José Atuesta Mindiola Al cruzar la puerta de bienvenida del aeropuerto de Lima (Perú), al lado de un hombre que tenía en una pequeña pancarta los nombres de Colombia, de Ricardo Olea y el mío, una mujer de facciones indígenas tocaba una quena, una instrumento de madera o caña que tiene siete agujeros y […]
Por José Atuesta Mindiola
Al cruzar la puerta de bienvenida del aeropuerto de Lima (Perú), al lado de un hombre que tenía en una pequeña pancarta los nombres de Colombia, de Ricardo Olea y el mío, una mujer de facciones indígenas tocaba una quena, una instrumento de madera o caña que tiene siete agujeros y es de tradicional de la música folclórica de los andes peruanos. La melodía de ese instrumento de viento evocaba la nostalgia de sus ancestros Incas.
En las horas de la tarde cuando nos reunimos en la Casa de la literatura y se dio la apertura formal al Primer Conversatorio de la Décima Iberoamericana y la VIII Maratón de decimistas, quedamos sorprendidos por la calidad y la versatilidad de los participantes argentinos, chilenos y peruanos. La característica que predomina en ellos es el interés por escribir las décimas de calidad y en diferentes estilos: con glosa o sueltas, con pie forzado, con pie pisado, con eco o repetición y otras innovaciones. Y generalmente son leídas o recitadas, y quien sabe tocar guitarra y cantar, lo hace a su estilo.
El máximo líder de este movimiento de integración decimistas de Suramérica es el profesor peruano-chileno, Cesar Huapaya Amado, escritor e investigador de la décima, con varios libros publicados. En Chile, Argentina, Uruguay y Perú existe una reconocida tradición por la décima, con la estructura que hizo popular el poeta español del Siglo de Oro, Vicente Espinel y por eso es conocida como espinela. Pero, también esta expresión poética popular se cultiva en toda Latinoamérica, y en Cuba, es un caso excepcional, existe de manera obligatoria en los centros educativos, “La cátedra de la décima”.
En el Caribe de Colombia se canta a capela y pertenece al patrimonio de la oralidad, y en especial en la región de Las Sabanas de Viejo Bolívar, y en el municipio de Soledad (Atlántico) donde nació Gabriel Escorcia Gravini, autor de la Gran Miseria Humana, la décima emblemática de los colombianos del silgo XX. En el Cesar y la Guajira, también ha sido fértil para la espinela. De Patillal son famosas las décimas de Luis Gregorio Maestre acosta, Mario céspedes, Miguel Ángel Silva, y de los compositores vallenatos, Emiliano Zuleta Baquero, Carlos Huertas y Leandro Díaz.
En el Perú estuve en compañía del profesor y decimero Ricardo Olea, representando a Colombia; al terminar mi ponencia y leer mis décimas, el peruano Miguel Liberato, me bautizó como el “Cronista de la décima”. Un honor que llena de compromiso para seguir cabalgando en las imágenes de los versos octosílabos.
Por José Atuesta Mindiola Al cruzar la puerta de bienvenida del aeropuerto de Lima (Perú), al lado de un hombre que tenía en una pequeña pancarta los nombres de Colombia, de Ricardo Olea y el mío, una mujer de facciones indígenas tocaba una quena, una instrumento de madera o caña que tiene siete agujeros y […]
Por José Atuesta Mindiola
Al cruzar la puerta de bienvenida del aeropuerto de Lima (Perú), al lado de un hombre que tenía en una pequeña pancarta los nombres de Colombia, de Ricardo Olea y el mío, una mujer de facciones indígenas tocaba una quena, una instrumento de madera o caña que tiene siete agujeros y es de tradicional de la música folclórica de los andes peruanos. La melodía de ese instrumento de viento evocaba la nostalgia de sus ancestros Incas.
En las horas de la tarde cuando nos reunimos en la Casa de la literatura y se dio la apertura formal al Primer Conversatorio de la Décima Iberoamericana y la VIII Maratón de decimistas, quedamos sorprendidos por la calidad y la versatilidad de los participantes argentinos, chilenos y peruanos. La característica que predomina en ellos es el interés por escribir las décimas de calidad y en diferentes estilos: con glosa o sueltas, con pie forzado, con pie pisado, con eco o repetición y otras innovaciones. Y generalmente son leídas o recitadas, y quien sabe tocar guitarra y cantar, lo hace a su estilo.
El máximo líder de este movimiento de integración decimistas de Suramérica es el profesor peruano-chileno, Cesar Huapaya Amado, escritor e investigador de la décima, con varios libros publicados. En Chile, Argentina, Uruguay y Perú existe una reconocida tradición por la décima, con la estructura que hizo popular el poeta español del Siglo de Oro, Vicente Espinel y por eso es conocida como espinela. Pero, también esta expresión poética popular se cultiva en toda Latinoamérica, y en Cuba, es un caso excepcional, existe de manera obligatoria en los centros educativos, “La cátedra de la décima”.
En el Caribe de Colombia se canta a capela y pertenece al patrimonio de la oralidad, y en especial en la región de Las Sabanas de Viejo Bolívar, y en el municipio de Soledad (Atlántico) donde nació Gabriel Escorcia Gravini, autor de la Gran Miseria Humana, la décima emblemática de los colombianos del silgo XX. En el Cesar y la Guajira, también ha sido fértil para la espinela. De Patillal son famosas las décimas de Luis Gregorio Maestre acosta, Mario céspedes, Miguel Ángel Silva, y de los compositores vallenatos, Emiliano Zuleta Baquero, Carlos Huertas y Leandro Díaz.
En el Perú estuve en compañía del profesor y decimero Ricardo Olea, representando a Colombia; al terminar mi ponencia y leer mis décimas, el peruano Miguel Liberato, me bautizó como el “Cronista de la décima”. Un honor que llena de compromiso para seguir cabalgando en las imágenes de los versos octosílabos.