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Columnista - 23 noviembre, 2012

El Guatapurí, nuestra propia vida

Por: JOSÉ M. APONTE MARTÍNEZ A Dios lo que es de Dios y al César lo que es del César.Con reconocimiento y gratitud tenemos que darle las gracias a dos entidades, Primero. A EL PILON, a su Director – Editor, Carlos Alberto Maestre Maya, y a su Consejo Editorial por la magnifica iniciativa de convocar […]

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Por: JOSÉ M. APONTE MARTÍNEZ

A Dios lo que es de Dios y al César lo que es del César.
Con reconocimiento y gratitud tenemos que darle las gracias a dos entidades, Primero. A EL PILON, a su Director – Editor, Carlos Alberto Maestre Maya, y a su Consejo Editorial por la magnifica iniciativa de convocar en un Coloquio amplio a la comunidad, a través de sus diferentes estamentos, para analizar minuciosamente la situación del Rio Guatapurí y lo que se llamo o queda del Parque Lineal de Hurtado.
La reunión fue exitosa y concurrida y los problemas tratados son de tal magnitud, que no estaban los que debían estar, como es el caso del señor Gobernador; el Alcalde en persona y los representantes de las autoridades arhuacas, koguis, arzarios y demás etnias que habitan la Sierra Nevada, que con la sabiduría que tienen sobre la naturaleza y su comportamiento es mucho lo que nos pueden enseñar.
Intervine cuando asombrado escuché al delegado de Corpocesar, Felix Vides, no su director, que era quien ha debido estar presente. Sobre el tiempo que tienen de venir reuniéndose con los indígenas, casi 20 años, tratando de entenderse con ellos para poder adelantar trabajos de reforestación y buena conservación del rio y sus alrededores, pero sin escuchar ni tener en cuenta sus observaciones y objeciones, es decir, tratándolos como convidados de piedra, cuando ellos son los protagonistas principales de la suerte del rio. Ese proceso ya da risa y hay que acelerarlo ante que el Guata se emberraque y nos arrase por un derrumbamiento, tal como sucedió en Armero.
Intervine, repito, en forma desprevenida y desinteresada porque no tengo finca que regar por esos alrededores ni por ninguna parte, no soy usuario ni  dueño de acequia, no soy arrocero ni cultivo nada, no tengo casa campestre para regar sus prados en forma fraudulenta, ni tampoco plumas fraudulentas en barrios de estrato 6 o en estrato 1, no exporto sus aguas robadas a otros municipios y departamentos, y – en fin- ni siquiera para bañarme en Hurtado, pues detesto el agua helada que se la dejo  a los guardianes inermes Aníbal Martínez Zuleta y Hermes Arregoces y prefiero las tibiecitas del Badillo o las de mi apartamento en punto de “pela puerco” y lógicamente para beberla, pues su sabor es único e insuperable ya que parece que el rio pasara por una mina de miel de abeja que le da su dulce sabor; usualmente la tomo helada, pero en el Dangond, El Gaitán, La Granja y El Centro me la bebo directo de la pluma, pues es tan fría como la de la mejor nevera; pago puntualmente el agua que consumo, que es lo que no hacen el 70% de los usuarios de Emdupar que se roban el agua ante la mirada impávida de los funcionarios  de esa empresa.
Llego la hora de ponernos las pilas y comenzar una gran faena de arborización en los cerros pelados que cruza el Guatapuri y en sus márgenes devastadas y asoladas por las manos criminales de los “Bunsi” en la Sierra Nevada o “Casutos” en la Guajira que en la época de la maldita marihuana acabaron con los guáimaros, cuya fruta cocida en agua de ceniza es deliciosa, pereguétanos, ciruela joba que cuando las comíamos en exceso nos purgaban, guamachos, manzanillos, higuerones, orejeros, sanco araño, barbasco, ceibas blanca y roja, algarrobillos y – lógicamente- el Rey del Rio que eran lo caracolies centenarios, con su deliciosa fruta que las llamábamos nariz. Si lo logramos otra vez el Rio Guatapuri puede hacer lo que se le de la gana, pero derrumbe que lo represe no habrá.
Caso aparte debe ser el problema de los abundantes y deliciosos bocachicos, sardinatas y otras especies que desaparecieron por completo y que con una buena veda y un buen comportamiento vigilado por los indígenas y autoridades para tal fin se pueden recuperar.
La otra felicitación es para el Centro Comercia Guatapurí y su Gerente Dra. Sandra García, cachaca que de lejanas tierras ha venido con la feliz iniciativa de mejorar la vida del Rio Guatapurí, que es nuestra propia vida.

Nota: una de las casas más bellas que hay en esta ciudad es la de un personaje que tiene seudónimo, que no alias, de mandatario poderoso, sus prados y conservación dan envidia, pero al frente hay unos lotes de su propiedad y de otros que dan vergüenza y son un peligro para los vecinos y para los estudiantes del Colegio Bilingüe, a pesar de que yo sé que, en otras actividades humanitarias y sociales él ha sido un verdadero mecenas.  
                       

Columnista
23 noviembre, 2012

El Guatapurí, nuestra propia vida

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
José M. Aponte Martínez

Por: JOSÉ M. APONTE MARTÍNEZ A Dios lo que es de Dios y al César lo que es del César.Con reconocimiento y gratitud tenemos que darle las gracias a dos entidades, Primero. A EL PILON, a su Director – Editor, Carlos Alberto Maestre Maya, y a su Consejo Editorial por la magnifica iniciativa de convocar […]


Por: JOSÉ M. APONTE MARTÍNEZ

A Dios lo que es de Dios y al César lo que es del César.
Con reconocimiento y gratitud tenemos que darle las gracias a dos entidades, Primero. A EL PILON, a su Director – Editor, Carlos Alberto Maestre Maya, y a su Consejo Editorial por la magnifica iniciativa de convocar en un Coloquio amplio a la comunidad, a través de sus diferentes estamentos, para analizar minuciosamente la situación del Rio Guatapurí y lo que se llamo o queda del Parque Lineal de Hurtado.
La reunión fue exitosa y concurrida y los problemas tratados son de tal magnitud, que no estaban los que debían estar, como es el caso del señor Gobernador; el Alcalde en persona y los representantes de las autoridades arhuacas, koguis, arzarios y demás etnias que habitan la Sierra Nevada, que con la sabiduría que tienen sobre la naturaleza y su comportamiento es mucho lo que nos pueden enseñar.
Intervine cuando asombrado escuché al delegado de Corpocesar, Felix Vides, no su director, que era quien ha debido estar presente. Sobre el tiempo que tienen de venir reuniéndose con los indígenas, casi 20 años, tratando de entenderse con ellos para poder adelantar trabajos de reforestación y buena conservación del rio y sus alrededores, pero sin escuchar ni tener en cuenta sus observaciones y objeciones, es decir, tratándolos como convidados de piedra, cuando ellos son los protagonistas principales de la suerte del rio. Ese proceso ya da risa y hay que acelerarlo ante que el Guata se emberraque y nos arrase por un derrumbamiento, tal como sucedió en Armero.
Intervine, repito, en forma desprevenida y desinteresada porque no tengo finca que regar por esos alrededores ni por ninguna parte, no soy usuario ni  dueño de acequia, no soy arrocero ni cultivo nada, no tengo casa campestre para regar sus prados en forma fraudulenta, ni tampoco plumas fraudulentas en barrios de estrato 6 o en estrato 1, no exporto sus aguas robadas a otros municipios y departamentos, y – en fin- ni siquiera para bañarme en Hurtado, pues detesto el agua helada que se la dejo  a los guardianes inermes Aníbal Martínez Zuleta y Hermes Arregoces y prefiero las tibiecitas del Badillo o las de mi apartamento en punto de “pela puerco” y lógicamente para beberla, pues su sabor es único e insuperable ya que parece que el rio pasara por una mina de miel de abeja que le da su dulce sabor; usualmente la tomo helada, pero en el Dangond, El Gaitán, La Granja y El Centro me la bebo directo de la pluma, pues es tan fría como la de la mejor nevera; pago puntualmente el agua que consumo, que es lo que no hacen el 70% de los usuarios de Emdupar que se roban el agua ante la mirada impávida de los funcionarios  de esa empresa.
Llego la hora de ponernos las pilas y comenzar una gran faena de arborización en los cerros pelados que cruza el Guatapuri y en sus márgenes devastadas y asoladas por las manos criminales de los “Bunsi” en la Sierra Nevada o “Casutos” en la Guajira que en la época de la maldita marihuana acabaron con los guáimaros, cuya fruta cocida en agua de ceniza es deliciosa, pereguétanos, ciruela joba que cuando las comíamos en exceso nos purgaban, guamachos, manzanillos, higuerones, orejeros, sanco araño, barbasco, ceibas blanca y roja, algarrobillos y – lógicamente- el Rey del Rio que eran lo caracolies centenarios, con su deliciosa fruta que las llamábamos nariz. Si lo logramos otra vez el Rio Guatapuri puede hacer lo que se le de la gana, pero derrumbe que lo represe no habrá.
Caso aparte debe ser el problema de los abundantes y deliciosos bocachicos, sardinatas y otras especies que desaparecieron por completo y que con una buena veda y un buen comportamiento vigilado por los indígenas y autoridades para tal fin se pueden recuperar.
La otra felicitación es para el Centro Comercia Guatapurí y su Gerente Dra. Sandra García, cachaca que de lejanas tierras ha venido con la feliz iniciativa de mejorar la vida del Rio Guatapurí, que es nuestra propia vida.

Nota: una de las casas más bellas que hay en esta ciudad es la de un personaje que tiene seudónimo, que no alias, de mandatario poderoso, sus prados y conservación dan envidia, pero al frente hay unos lotes de su propiedad y de otros que dan vergüenza y son un peligro para los vecinos y para los estudiantes del Colegio Bilingüe, a pesar de que yo sé que, en otras actividades humanitarias y sociales él ha sido un verdadero mecenas.