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Editorial - 23 noviembre, 2012

La tregua de las FARC

La bulla que generó el fallo de la Corte Internacional de Justicia sobre la delimitación de aguas marítimas entre Colombia y Nicaragua, opacó una noticia igual o quizás más importante: el anuncio de las FARC de realizar una tregua unilateral, por navidad y año nuevo.  Las FARC hablan de un “cese de las operaciones militares […]

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La bulla que generó el fallo de la Corte Internacional de Justicia sobre la delimitación de aguas marítimas entre Colombia y Nicaragua, opacó una noticia igual o quizás más importante: el anuncio de las FARC de realizar una tregua unilateral, por navidad y año nuevo.
 Las FARC hablan de un “cese de las operaciones militares ofensivas” y de los  “actos de sabotaje contra la infraestructura pública o privada” entre el 20 de noviembre y el 20 de enero, es decir durante las festividades de Navidad, Año Nuevo y Reyes.  
 La decisión y el anuncio de las FARC, cuando se iniciaron los diálogos con el gobierno nacional, en La Habana, Cuba, se deben interpretar como una muestra de buena voluntad de esa agrupación en desarrollo del proceso de negociación.
Se trata de una tregua unilateral, obviamente, ya que por Constitución y por Ley, las Fuerzas Armadas tienen que seguir  cumpliendo con su misión y ejercer soberanía en todo el territorio nacional y repeler cualquier agresión de la subversión de cualquier otro grupo armado ilegal.
No obstante, es un avance que consideramos que el Gobierno y la sociedad civil deben valorar de manera significativa. Y la mayor beneficiada con esa decisión es la comunidad, la gente común y corriente, que tendrá, ahora, una mayor tranquilidad, si se cumple – como se espera- lo prometido por las FARC.
 La decisión sirve para crearle un mejor ambiente a las negociaciones, inclusive el mismo fallo de la Corte de Justicia, ubicada en la Haya, Holanda, ha servido para restarle atención al inicio de los diálogos y bajarle el perfil a los mismos y a las FARC, que quizás esperaban un mayor protagonismo en los medios.  
 
 Una decisión en ese sentido habíamos pedido desde estas páginas, recientemente, conscientes de que es posible el diálogo con una reducción de las hostilidades. Ojalá, reiteramos, que la misma se pueda cumplir a cabalidad y en toda la geografía nacional. De lograrse se le daría una mayor legitimidad y credibilidad al proceso de paz.
 No obstante lo anterior, la decisión tiene sus riesgos, ya que en un país con una situación social tan compleja como la que vive Colombia, no falta el grupo o las personas que quieren pescar en río revuelto y sabotear la decisión de las FARC.  
 En cuanto al proceso mismo, hacen bien el gobierno y las FARC en manejar un perfil discreto sobre las negociaciones y en esta primera semana poco se ha comunicado, pero se avanza por buen camino según ha dicho uno de los negociadores de esa agrupación subversiva.
 Sin embargo, también el vocero de la comisión del Estado, Humberto De la Calle Lombana, en su debido momento y de manera oportuna debería hacer algunos anuncios sobre los avances logrados, para orientación del país y  a fin de evitar los rumores y las consejas que nunca faltan en un país como el nuestro, donde hablar y hablar es una afición nacional, como la describió hace algunos años Gabriel García Márquez.
 Bienvenida y ojalá se cumpla la tregua navideña y esperamos que siga por buen camino el proceso de negociación entre el gobierno nacional y las FARC, en un país que bien merece un futuro sin violencia de carácter político y un clima de mayor tolerancia para la solución de sus diferencias y conflictos.

Editorial
23 noviembre, 2012

La tregua de las FARC

La bulla que generó el fallo de la Corte Internacional de Justicia sobre la delimitación de aguas marítimas entre Colombia y Nicaragua, opacó una noticia igual o quizás más importante: el anuncio de las FARC de realizar una tregua unilateral, por navidad y año nuevo.  Las FARC hablan de un “cese de las operaciones militares […]


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La bulla que generó el fallo de la Corte Internacional de Justicia sobre la delimitación de aguas marítimas entre Colombia y Nicaragua, opacó una noticia igual o quizás más importante: el anuncio de las FARC de realizar una tregua unilateral, por navidad y año nuevo.
 Las FARC hablan de un “cese de las operaciones militares ofensivas” y de los  “actos de sabotaje contra la infraestructura pública o privada” entre el 20 de noviembre y el 20 de enero, es decir durante las festividades de Navidad, Año Nuevo y Reyes.  
 La decisión y el anuncio de las FARC, cuando se iniciaron los diálogos con el gobierno nacional, en La Habana, Cuba, se deben interpretar como una muestra de buena voluntad de esa agrupación en desarrollo del proceso de negociación.
Se trata de una tregua unilateral, obviamente, ya que por Constitución y por Ley, las Fuerzas Armadas tienen que seguir  cumpliendo con su misión y ejercer soberanía en todo el territorio nacional y repeler cualquier agresión de la subversión de cualquier otro grupo armado ilegal.
No obstante, es un avance que consideramos que el Gobierno y la sociedad civil deben valorar de manera significativa. Y la mayor beneficiada con esa decisión es la comunidad, la gente común y corriente, que tendrá, ahora, una mayor tranquilidad, si se cumple – como se espera- lo prometido por las FARC.
 La decisión sirve para crearle un mejor ambiente a las negociaciones, inclusive el mismo fallo de la Corte de Justicia, ubicada en la Haya, Holanda, ha servido para restarle atención al inicio de los diálogos y bajarle el perfil a los mismos y a las FARC, que quizás esperaban un mayor protagonismo en los medios.  
 
 Una decisión en ese sentido habíamos pedido desde estas páginas, recientemente, conscientes de que es posible el diálogo con una reducción de las hostilidades. Ojalá, reiteramos, que la misma se pueda cumplir a cabalidad y en toda la geografía nacional. De lograrse se le daría una mayor legitimidad y credibilidad al proceso de paz.
 No obstante lo anterior, la decisión tiene sus riesgos, ya que en un país con una situación social tan compleja como la que vive Colombia, no falta el grupo o las personas que quieren pescar en río revuelto y sabotear la decisión de las FARC.  
 En cuanto al proceso mismo, hacen bien el gobierno y las FARC en manejar un perfil discreto sobre las negociaciones y en esta primera semana poco se ha comunicado, pero se avanza por buen camino según ha dicho uno de los negociadores de esa agrupación subversiva.
 Sin embargo, también el vocero de la comisión del Estado, Humberto De la Calle Lombana, en su debido momento y de manera oportuna debería hacer algunos anuncios sobre los avances logrados, para orientación del país y  a fin de evitar los rumores y las consejas que nunca faltan en un país como el nuestro, donde hablar y hablar es una afición nacional, como la describió hace algunos años Gabriel García Márquez.
 Bienvenida y ojalá se cumpla la tregua navideña y esperamos que siga por buen camino el proceso de negociación entre el gobierno nacional y las FARC, en un país que bien merece un futuro sin violencia de carácter político y un clima de mayor tolerancia para la solución de sus diferencias y conflictos.