Por: JACOBO SOLANO CERCHIARO* La situación del el vicepresidente Angelino Garzón es realmente frustrante, cuando está en su mejor momento político, es víctima de un sinnúmero de percances de salud que lo obligan a analizar mejor las cosas, para definir, qué es lo que más le conviene a él y al país. Sus complicaciones iniciaron […]
Por: JACOBO SOLANO CERCHIARO*
La situación del el vicepresidente Angelino Garzón es realmente frustrante, cuando está en su mejor momento político, es víctima de un sinnúmero de percances de salud que lo obligan a analizar mejor las cosas, para definir, qué es lo que más le conviene a él y al país. Sus complicaciones iniciaron a los dos días de la posesión, cuando sufrió un infarto que requirió, de urgencia, una operación de corazón abierto; luego sufrió un accidente cerebro vascular que le ha dejado secuelas y todavía lo mantiene en recuperación; ahora, le diagnostican “un tumor microscópico canceroso en la próstata”, que aunque no es agresivo, sí lo obliga a someterse a 39 sesiones de radioterapia, por lo menos cinco veces a la semana y requiere tiempo para su tratamiento; como si fuera poco, su esposa, Monserrat, que es quien lo alienta y lo cuida, también está enferma de cáncer. Mejor dicho, el ojo ardiendo y echándole sal. Si bien, Angelino llegó al gobierno Santos casi por accidente, como una estrategia del entonces candidato para capturar al sector de la izquierda moderada y parte de los sindicatos. No era un hombre del círculo cercano al Presidente y, con su nombramiento, se hizo el harakiri, porque a lo largo de su mandato han tenido muchos choques, sensatos, sí tenemos en cuenta que es el carácter de un vicepresidente formado en la izquierda, acostumbrado a controvertir y no es mandadero de nadie, tiene criterios propios y, para colmo, está más cercano al ex presidente Uribe que a su mismo jefe. Las funciones del Vicepresidente de la República, es el segundo más alto cargo del poder ejecutivo en Colombia, no están determinadas, una clara falla de la Constitución del 91, únicamente debe remplazar al Presidente en caso de ausencia temporal o total y lo único que se requiere es estar bien de salud, y eso es, de lo que adolece Angelino. Sin embargo, aunque el cargo no sea un gran botín burocrático, sí representa un determinado poder político, y es por eso, que el presidente del Congreso, Roy Barreras, de manera descarada y antiética, quiere rodarle la silla, para elegir a alguien de sus afectos y con su desproporcionada lambonería, quedar bien con el Presidente Santos.
El papel de Angelino, cuando no ha estado enfermo, ha sido mediar con la clase trabadora en conflictos en los que salió avante: el paro minero, el bloqueo de los transportadores y, ahora, también está presto a intervenir en el paro de Asonal. Además de ser un gran defensor de los derechos humanos a nivel internacional, también fue candidato a la OIT, lo que le ocasionó un gran desgaste. Pero funciones determinantes no ha tenido, ahora la gran pregunta es: ¿qué debe hacer el Vicepresidente? En su último comunicado está dando una clara muestra de lo que quiere hacer, Si el Presidente Santos o el Presidente del Congreso, el doctor Roy Barreras, me piden la renuncia, yo se los agradeceré de rodillas. Más claro no canta un gallo, el Vicepresidente quiere irse, pero deberían ofrecerle una salida digna y podría ser una alta consejería, que están tan de moda, que le permita seguir sus tratamientos. Lo que no se sabe es si entre sus posibilidades estaría seguir, porque se nota que está cansado de lidiar con la engorrosa situación de congresistas que quieren su cabeza y un Presidente que no le tiene confianza, como dice el comercial de un banco, está en lugar equivocado, por lo tanto, creo que su permanencia en el gobierno llegó al fin. Esperemos que venga alguien con una visión diferente, dinámica y ojalá, sea una mujer, de la misma vertiente y que sepa de paz, que podría ser María Ema Mejía.
*Twitter: @JACOBOSOLANOC
Por: JACOBO SOLANO CERCHIARO* La situación del el vicepresidente Angelino Garzón es realmente frustrante, cuando está en su mejor momento político, es víctima de un sinnúmero de percances de salud que lo obligan a analizar mejor las cosas, para definir, qué es lo que más le conviene a él y al país. Sus complicaciones iniciaron […]
Por: JACOBO SOLANO CERCHIARO*
La situación del el vicepresidente Angelino Garzón es realmente frustrante, cuando está en su mejor momento político, es víctima de un sinnúmero de percances de salud que lo obligan a analizar mejor las cosas, para definir, qué es lo que más le conviene a él y al país. Sus complicaciones iniciaron a los dos días de la posesión, cuando sufrió un infarto que requirió, de urgencia, una operación de corazón abierto; luego sufrió un accidente cerebro vascular que le ha dejado secuelas y todavía lo mantiene en recuperación; ahora, le diagnostican “un tumor microscópico canceroso en la próstata”, que aunque no es agresivo, sí lo obliga a someterse a 39 sesiones de radioterapia, por lo menos cinco veces a la semana y requiere tiempo para su tratamiento; como si fuera poco, su esposa, Monserrat, que es quien lo alienta y lo cuida, también está enferma de cáncer. Mejor dicho, el ojo ardiendo y echándole sal. Si bien, Angelino llegó al gobierno Santos casi por accidente, como una estrategia del entonces candidato para capturar al sector de la izquierda moderada y parte de los sindicatos. No era un hombre del círculo cercano al Presidente y, con su nombramiento, se hizo el harakiri, porque a lo largo de su mandato han tenido muchos choques, sensatos, sí tenemos en cuenta que es el carácter de un vicepresidente formado en la izquierda, acostumbrado a controvertir y no es mandadero de nadie, tiene criterios propios y, para colmo, está más cercano al ex presidente Uribe que a su mismo jefe. Las funciones del Vicepresidente de la República, es el segundo más alto cargo del poder ejecutivo en Colombia, no están determinadas, una clara falla de la Constitución del 91, únicamente debe remplazar al Presidente en caso de ausencia temporal o total y lo único que se requiere es estar bien de salud, y eso es, de lo que adolece Angelino. Sin embargo, aunque el cargo no sea un gran botín burocrático, sí representa un determinado poder político, y es por eso, que el presidente del Congreso, Roy Barreras, de manera descarada y antiética, quiere rodarle la silla, para elegir a alguien de sus afectos y con su desproporcionada lambonería, quedar bien con el Presidente Santos.
El papel de Angelino, cuando no ha estado enfermo, ha sido mediar con la clase trabadora en conflictos en los que salió avante: el paro minero, el bloqueo de los transportadores y, ahora, también está presto a intervenir en el paro de Asonal. Además de ser un gran defensor de los derechos humanos a nivel internacional, también fue candidato a la OIT, lo que le ocasionó un gran desgaste. Pero funciones determinantes no ha tenido, ahora la gran pregunta es: ¿qué debe hacer el Vicepresidente? En su último comunicado está dando una clara muestra de lo que quiere hacer, Si el Presidente Santos o el Presidente del Congreso, el doctor Roy Barreras, me piden la renuncia, yo se los agradeceré de rodillas. Más claro no canta un gallo, el Vicepresidente quiere irse, pero deberían ofrecerle una salida digna y podría ser una alta consejería, que están tan de moda, que le permita seguir sus tratamientos. Lo que no se sabe es si entre sus posibilidades estaría seguir, porque se nota que está cansado de lidiar con la engorrosa situación de congresistas que quieren su cabeza y un Presidente que no le tiene confianza, como dice el comercial de un banco, está en lugar equivocado, por lo tanto, creo que su permanencia en el gobierno llegó al fin. Esperemos que venga alguien con una visión diferente, dinámica y ojalá, sea una mujer, de la misma vertiente y que sepa de paz, que podría ser María Ema Mejía.
*Twitter: @JACOBOSOLANOC