El discurso de Iván Márquez al iniciarse los diálogos de paz en Oslo, Noruega, generó ruido en el proceso de negociación entre el gobierno nacional y esa organización guerrillera. En buena hora, ayer las FARC expidieron un comunicado y ratificaron que la agenda es la que está definida y que la misma es breve pero […]
El discurso de Iván Márquez al iniciarse los diálogos de paz en Oslo, Noruega, generó ruido en el proceso de negociación entre el gobierno nacional y esa organización guerrillera. En buena hora, ayer las FARC expidieron un comunicado y ratificaron que la agenda es la que está definida y que la misma es breve pero profunda y no es un asunto de forma.
En efecto: desarrollo rural integral, participación política, fin del conflicto, narcotráfico y atención a las víctimas, son una temática fundamental que resume buena parte del problema y que se debe respetar para seguir los diálogos y no perderse en otro tipo de cuestiones en materia social, ambiental o militar, para citar sólo algunos ejemplos.
Y ayer mismo, el Presidente de la República, Juan Manuel Santos Calderón, desde Santa Rosa de Oso, en Antioquia, expresó su reacción positiva al comunicado de las FARC, lo que debe contribuir a mejorar el ambiente previo a las negociaciones de paz que continuarán en pocos días, ahora en La Habana, Cuba.
Hemos dicho que el país y la comunidad internacional no deben sorprenderse del discurso que expuso las FARC, en Oslo, esa es su visión del país actual. Esa es su visión de la economía política de la Colombia de hoy y –obviamente- tienen que argumentar que están en contra de la economía de mercado, de la inversión extranjera y de muchas de las políticas económicas y sociales de la actual administración. Eso era de esperar.
Y en efecto, el discurso leído por Iván Márquez sintetiza buena parte del pensamiento de las FARC; ahora, por lo menos es distinto al modelo marxista férreo y obsoleto que ellos defendían hace algunos años.
Insistimos en que si fructifica el proceso de negociación y se logra el ingreso de las FARC a la vida civil; ahí sí, muchas de esas propuestas tendrían que hacérselas al país, pero sin las armas: desde el Congreso, desde las Asambleas y los Concejos municipales y las plazas públicas.
Por supuesto que el país debe buscar instrumentos para construir un modelo económico más incluyente e igualitario, más oportunidades para todos, distribuyendo mejor el Presupuesto Público, con políticas fiscales redistributivas, gasto social más eficiente y efectivo, mejores políticas sociales etc. Pero, precisamente, para lograr todo lo anterior se requiere capital y este lo generan las empresas, y la realidad empírica, en cualquier lugar del mundo, ha demostrado que las empresas eficientes son las privadas y no las públicas, y que para formar empresas se requieren inversionistas que arriesguen su capital, para buscar producir, generar empleo y pagar impuestos, como lo hacen hoy países como la misma Cuba, que a pesar de su modelo socialista busca la inversión privada, en determinados sectores y la estimula y la protege.
Hoy volvemos a resaltar la validez de la
la posición del Jefe de la negociación del Estado colombiano, el ex ministro de gobierno, Humberto de la Calle Lombana, en el sentido que el modelo económico no está en discusión, como tampoco la acción del Ejército Nacional, y que las negociaciones se deben ceñir a la agenda previamente acordada y a buscar la reinserción de las FARC a la vida civil, a la política, defendiendo sus argumentos, pero sin el uso de las armas.
Compartimos una parte del comunicado de las FARC en el sentido de que se debe manejar con más cuidado y discreción todas las comunicaciones del proceso de negociación, para no estarle enviando mensajes confusos al país y – por el contrario- crearle un buen ambiente entre los colombianos, entre los diversos sectores sociales y en todos los rincones de la patria. Insistimos en todos debemos contribuir a establecer el mejor ambiente las para negociaciones de La Habana, Cuba, que se reanudan en los próximos días.
El discurso de Iván Márquez al iniciarse los diálogos de paz en Oslo, Noruega, generó ruido en el proceso de negociación entre el gobierno nacional y esa organización guerrillera. En buena hora, ayer las FARC expidieron un comunicado y ratificaron que la agenda es la que está definida y que la misma es breve pero […]
El discurso de Iván Márquez al iniciarse los diálogos de paz en Oslo, Noruega, generó ruido en el proceso de negociación entre el gobierno nacional y esa organización guerrillera. En buena hora, ayer las FARC expidieron un comunicado y ratificaron que la agenda es la que está definida y que la misma es breve pero profunda y no es un asunto de forma.
En efecto: desarrollo rural integral, participación política, fin del conflicto, narcotráfico y atención a las víctimas, son una temática fundamental que resume buena parte del problema y que se debe respetar para seguir los diálogos y no perderse en otro tipo de cuestiones en materia social, ambiental o militar, para citar sólo algunos ejemplos.
Y ayer mismo, el Presidente de la República, Juan Manuel Santos Calderón, desde Santa Rosa de Oso, en Antioquia, expresó su reacción positiva al comunicado de las FARC, lo que debe contribuir a mejorar el ambiente previo a las negociaciones de paz que continuarán en pocos días, ahora en La Habana, Cuba.
Hemos dicho que el país y la comunidad internacional no deben sorprenderse del discurso que expuso las FARC, en Oslo, esa es su visión del país actual. Esa es su visión de la economía política de la Colombia de hoy y –obviamente- tienen que argumentar que están en contra de la economía de mercado, de la inversión extranjera y de muchas de las políticas económicas y sociales de la actual administración. Eso era de esperar.
Y en efecto, el discurso leído por Iván Márquez sintetiza buena parte del pensamiento de las FARC; ahora, por lo menos es distinto al modelo marxista férreo y obsoleto que ellos defendían hace algunos años.
Insistimos en que si fructifica el proceso de negociación y se logra el ingreso de las FARC a la vida civil; ahí sí, muchas de esas propuestas tendrían que hacérselas al país, pero sin las armas: desde el Congreso, desde las Asambleas y los Concejos municipales y las plazas públicas.
Por supuesto que el país debe buscar instrumentos para construir un modelo económico más incluyente e igualitario, más oportunidades para todos, distribuyendo mejor el Presupuesto Público, con políticas fiscales redistributivas, gasto social más eficiente y efectivo, mejores políticas sociales etc. Pero, precisamente, para lograr todo lo anterior se requiere capital y este lo generan las empresas, y la realidad empírica, en cualquier lugar del mundo, ha demostrado que las empresas eficientes son las privadas y no las públicas, y que para formar empresas se requieren inversionistas que arriesguen su capital, para buscar producir, generar empleo y pagar impuestos, como lo hacen hoy países como la misma Cuba, que a pesar de su modelo socialista busca la inversión privada, en determinados sectores y la estimula y la protege.
Hoy volvemos a resaltar la validez de la
la posición del Jefe de la negociación del Estado colombiano, el ex ministro de gobierno, Humberto de la Calle Lombana, en el sentido que el modelo económico no está en discusión, como tampoco la acción del Ejército Nacional, y que las negociaciones se deben ceñir a la agenda previamente acordada y a buscar la reinserción de las FARC a la vida civil, a la política, defendiendo sus argumentos, pero sin el uso de las armas.
Compartimos una parte del comunicado de las FARC en el sentido de que se debe manejar con más cuidado y discreción todas las comunicaciones del proceso de negociación, para no estarle enviando mensajes confusos al país y – por el contrario- crearle un buen ambiente entre los colombianos, entre los diversos sectores sociales y en todos los rincones de la patria. Insistimos en todos debemos contribuir a establecer el mejor ambiente las para negociaciones de La Habana, Cuba, que se reanudan en los próximos días.