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Editorial - 7 septiembre, 2012

Las protestas y la situación de la educación en todo el país

El inicio de un proceso de negociación entre el gobierno nacional y las FARC, que tendrá un cubrimiento grande y especial en los medios de comunicación, no le debe hacer olvidar al país la agenda de los temas pendientes y que afectan a todos los colombianos. Uno de esos temas es el relacionado con la […]

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El inicio de un proceso de negociación entre el gobierno nacional y las FARC, que tendrá un cubrimiento grande y especial en los medios de comunicación, no le debe hacer olvidar al país la agenda de los temas pendientes y que afectan a todos los colombianos.
Uno de esos temas es el relacionado con la educación en todo el país, a todos los niveles. De allí que resulte preocupante el silencio de la Ministra de Educación, María Fernanda Campo, sobre las marchas realizadas esta semana, en las principales capitales del país, organizadas por la Federación Colombiana de Educadores (FECODE) y los estudiantes universitarios asociados en la  MANE (Mesa Amplia Nacional Estudiantil).
Los educadores afiliados al poderoso sindicato se quejan del incumplimiento de varios acuerdos firmados con el gobierno, de la falta en el pago a la financiación de su sistema de salud y de otros aspectos laborales, inherentes a este sector. Nuevamente Fecode se concentra en defender sus intereses gremiales, como ha sido su tradición, dejando de lado los temas gruesos y que deberían convocar al debate en todo el país: el acceso y la cobertura, la calidad y la pertinencia de la actual educación que están recibiendo nuestros niños y jóvenes. Pero, de todas formas la Ministra debe responderle a Fecode…
Los estudiantes universitarios que salieron a protestar de manera pacífica volvieron a pedirle al gobierno que se reúnan para volver a discutir la reforma a la educación superior, tema que quedó pendiente luego de las protestas del año pasado que abortaron el proyecto de reforma del gobierno. También en este caso, falta una actitud proactiva de la Ministra y otra vez son los estudiantes quienes toman la batuta.
Reiteramos que la política educativa debe ser un asunto de Estado, que trascienda la gestión de un solo gobierno. Muchos de los programas adelantados por la Ministra anterior, Cecilia María Vélez, y debe ser una prioridad que involucre a todos los colombianos, en general.
En ningún otro escenario se juega más el futuro del país que en las aulas de nuestras escuelas, colegios y universidades. En un mundo globalizado, en la llamada sociedad del conocimiento, donde la competitividad estará fundamentada en la educación y la información, Colombia debe hacer un esfuerzo sistemático por superar los problemas que tiene su sistema educativo en su conjunto.
El gobierno debe escuchar a Fecode y explicarle al país cuál es la situación real del sector y responder los cuestionamientos de Fecode. Es legítimo que los maestros aspiren a tener unos mejores ingresos y mayor calidad de vida, pero no consideramos conveniente que la mayor parte de los recursos que se invierten y se gastan en el sector se vayan en costos de nómina y prestaciones sociales. No, hay que invertir en infraestructura, en nuevas tecnologías, en mejoramiento de la calidad, en bibliotecas, en capacitación de primer orden, etc.
Igualmente, la Ministra debe, también, resolver los cuestionamientos de los universitarios y liderar el proceso de reforma, buscando una optimización de los recursos, acceso igualitario, mayor cobertura, más calidad  y pertinencia.
En el nivel regional, debemos registrar con extrañeza que aún no se haya nombrado secretario de educación en propiedad, en el departamento, luego de la renuncia del señor Primo León Montaño. Esta interinidad perjudica al sector y es una mala señal la que se le está dando a la comunidad cesarense.
En el caso de Valledupar, hay que resaltar la importancia del programa contra el analfabetismo, “Si podemos”, con el apoyo del gobierno de Cuba y en coordinación con la Fundación Carboandes. Es un gran avance luchar contra este flagelo hoy a todas luces injustificado.
Pero debemos advertir que hay muchas quejas de estudiantes y padres de familia sobre el mal estado de algunos colegios en la ciudad, que presentan problemas de infraestructura, falta de aseadoras y celadores, y principalmente el tema de la calidad de la educación en la capital del Cesar, medida por las famosas pruebas Saber. Valledupar y el Cesar tienen que comprometerse con unas políticas y programas serios, responsables y de largo plazo para superar los problemas antes anotados y avanzar en el cumplimiento de uno de los principales objetivos de desarrollo del milenio: aumentar la cobertura y mejorar la calidad de la educación; ese es un gran instrumento para luchar contra la pobreza y la inequidad.

Editorial
7 septiembre, 2012

Las protestas y la situación de la educación en todo el país

El inicio de un proceso de negociación entre el gobierno nacional y las FARC, que tendrá un cubrimiento grande y especial en los medios de comunicación, no le debe hacer olvidar al país la agenda de los temas pendientes y que afectan a todos los colombianos. Uno de esos temas es el relacionado con la […]


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El inicio de un proceso de negociación entre el gobierno nacional y las FARC, que tendrá un cubrimiento grande y especial en los medios de comunicación, no le debe hacer olvidar al país la agenda de los temas pendientes y que afectan a todos los colombianos.
Uno de esos temas es el relacionado con la educación en todo el país, a todos los niveles. De allí que resulte preocupante el silencio de la Ministra de Educación, María Fernanda Campo, sobre las marchas realizadas esta semana, en las principales capitales del país, organizadas por la Federación Colombiana de Educadores (FECODE) y los estudiantes universitarios asociados en la  MANE (Mesa Amplia Nacional Estudiantil).
Los educadores afiliados al poderoso sindicato se quejan del incumplimiento de varios acuerdos firmados con el gobierno, de la falta en el pago a la financiación de su sistema de salud y de otros aspectos laborales, inherentes a este sector. Nuevamente Fecode se concentra en defender sus intereses gremiales, como ha sido su tradición, dejando de lado los temas gruesos y que deberían convocar al debate en todo el país: el acceso y la cobertura, la calidad y la pertinencia de la actual educación que están recibiendo nuestros niños y jóvenes. Pero, de todas formas la Ministra debe responderle a Fecode…
Los estudiantes universitarios que salieron a protestar de manera pacífica volvieron a pedirle al gobierno que se reúnan para volver a discutir la reforma a la educación superior, tema que quedó pendiente luego de las protestas del año pasado que abortaron el proyecto de reforma del gobierno. También en este caso, falta una actitud proactiva de la Ministra y otra vez son los estudiantes quienes toman la batuta.
Reiteramos que la política educativa debe ser un asunto de Estado, que trascienda la gestión de un solo gobierno. Muchos de los programas adelantados por la Ministra anterior, Cecilia María Vélez, y debe ser una prioridad que involucre a todos los colombianos, en general.
En ningún otro escenario se juega más el futuro del país que en las aulas de nuestras escuelas, colegios y universidades. En un mundo globalizado, en la llamada sociedad del conocimiento, donde la competitividad estará fundamentada en la educación y la información, Colombia debe hacer un esfuerzo sistemático por superar los problemas que tiene su sistema educativo en su conjunto.
El gobierno debe escuchar a Fecode y explicarle al país cuál es la situación real del sector y responder los cuestionamientos de Fecode. Es legítimo que los maestros aspiren a tener unos mejores ingresos y mayor calidad de vida, pero no consideramos conveniente que la mayor parte de los recursos que se invierten y se gastan en el sector se vayan en costos de nómina y prestaciones sociales. No, hay que invertir en infraestructura, en nuevas tecnologías, en mejoramiento de la calidad, en bibliotecas, en capacitación de primer orden, etc.
Igualmente, la Ministra debe, también, resolver los cuestionamientos de los universitarios y liderar el proceso de reforma, buscando una optimización de los recursos, acceso igualitario, mayor cobertura, más calidad  y pertinencia.
En el nivel regional, debemos registrar con extrañeza que aún no se haya nombrado secretario de educación en propiedad, en el departamento, luego de la renuncia del señor Primo León Montaño. Esta interinidad perjudica al sector y es una mala señal la que se le está dando a la comunidad cesarense.
En el caso de Valledupar, hay que resaltar la importancia del programa contra el analfabetismo, “Si podemos”, con el apoyo del gobierno de Cuba y en coordinación con la Fundación Carboandes. Es un gran avance luchar contra este flagelo hoy a todas luces injustificado.
Pero debemos advertir que hay muchas quejas de estudiantes y padres de familia sobre el mal estado de algunos colegios en la ciudad, que presentan problemas de infraestructura, falta de aseadoras y celadores, y principalmente el tema de la calidad de la educación en la capital del Cesar, medida por las famosas pruebas Saber. Valledupar y el Cesar tienen que comprometerse con unas políticas y programas serios, responsables y de largo plazo para superar los problemas antes anotados y avanzar en el cumplimiento de uno de los principales objetivos de desarrollo del milenio: aumentar la cobertura y mejorar la calidad de la educación; ese es un gran instrumento para luchar contra la pobreza y la inequidad.