El 22 de julio de 1978 fue un día distinto a los que le precedieron en Fundación (Magdalena), el ambiente de fiesta que vivieron con motivo de la celebración universal de la Virgen del Carmen
El 22 de julio de 1978 fue un día distinto a los que le precedieron en Fundación (Magdalena), el ambiente de fiesta que vivieron con motivo de la celebración universal de la Virgen del Carmen, y el eco que se sentía de las patronales de sus vecinos de Aracataca, la misma tierra de ‘Gabo’, se opacó cuando escucharon la noticia, ¡murió Juancho Polo Valencia! , en cuestión de minutos la información se regó por la región, el país y el mundo, dejó de existir el peculiar personaje nacido en ‘Caimán’, corregimiento del Cerro de San Antonio (Magdalena), el 18 de septiembre de 1918, pero con vivencias desde niño y formación musical en Flores de María, entonces corregimiento de Pivijay (Magdalena) Juancho nos legó canciones con profundos sentidos filosóficos, críticos, ambientales, y hasta políticos y de piques, propios de un intelectual: Alicia adorada, Lucero espiritual, El pájaro carpintero, El duende, Más allá del bien y el mal, Marleny, Sí, sí, sí, Paseo en Concordia, Niña Mane, Carmencita, Más allá del bien y el mal, Mi sombrero blanco, Las aguas del Manzanares, La bahía de Santa Marta, La muerte es la que puede, Pivijay, La Soconi, Jesús Cristo caminando con San Juan, La fama de Juancho Polo, Quiéreme negra, Mujer de adorado pelo, Pantaloncito caliente, La culebra ayuná, La pesadilla, La democracia, Ya no me gusta el queso, Lo dijo Juancho, El provincianito, entre otras. Algunos críticos consideran que fue un tipo de su ley: “insolente, desabrochado, irreverente, iconoclasta y anárquico, así era la personalidad extraña de Juancho”. “Era un mítico extraterrestre, hombre transpersonal con contacto cósmico, así lo deja saber en la trascendencia de sus canciones”.
Son pocos los que se atreven a reclamarle a Dios porque éste último se llevó a su compañera; son pocos los que se atreven a crear un ‘Mundo Historial’, como se le ocurrió a Juancho; son pocos los que se atreve pedirle a la gente que no maten al pájaro carpintero, déjenlo que turbe el silencio en la montaña; son pocos los que se atreven a decirle a la gente que no le tiren piedrecitas al sol, porque nunca le van a pegar, ese era Juancho, el hombre que murió, tal vez sin conocer la grandeza de su obra.
En el 2018, Juancho Polo llegaría al centenario, cumpliría 100 años de vida, pero el destino quiso que su reloj biológico se detuviera ese 22 de julio, cuando su cuerpo cansado de tantas y tantas parrandas, la más reciente había sido los días antes en las fiestas de la Virgen del Carmen de Aracataca, no resistió más, y se despidió de este mundo, tal como lo predijo en su canción de corte bíblico, ‘Jesús Cristo caminando con San Juan’: “El día que Juancho se muera, quedá su pueblo de luto, bajará una nube negra, lo llamarán el difunto”.
Murió cuando estaba próximo a cumplir los 60 años, pero su rostro semejaba muchos más, el desorden como condujo su vida, ligada siempre al licor, a los trasnochos y a la mala alimentación, le ‘robaron’ años, “aparentaba más, muchos más”. Como un homenaje a ese hombre grande de nuestra tierra, luego de una rigurosa investigación de más de 30 años, preparamos un libro con el título ‘Más allá del bien y el mal’, el cual está en proceso de impresión y estará en sus manos en abril del próximo año, en plenas incidencias del 51 Festival de la Leyenda Vallenata, a cuyos organizadores, de paso, sugerimos de manera respetuosa, tener en cuenta para un reconocimiento, o como se le quiera denominar, el nombre de este Juglar, que de una u otra manera estuvo ligado con este certamen, en 1972, 1975 y 1977.
Por Agustín Bustamante Ternera
El 22 de julio de 1978 fue un día distinto a los que le precedieron en Fundación (Magdalena), el ambiente de fiesta que vivieron con motivo de la celebración universal de la Virgen del Carmen
El 22 de julio de 1978 fue un día distinto a los que le precedieron en Fundación (Magdalena), el ambiente de fiesta que vivieron con motivo de la celebración universal de la Virgen del Carmen, y el eco que se sentía de las patronales de sus vecinos de Aracataca, la misma tierra de ‘Gabo’, se opacó cuando escucharon la noticia, ¡murió Juancho Polo Valencia! , en cuestión de minutos la información se regó por la región, el país y el mundo, dejó de existir el peculiar personaje nacido en ‘Caimán’, corregimiento del Cerro de San Antonio (Magdalena), el 18 de septiembre de 1918, pero con vivencias desde niño y formación musical en Flores de María, entonces corregimiento de Pivijay (Magdalena) Juancho nos legó canciones con profundos sentidos filosóficos, críticos, ambientales, y hasta políticos y de piques, propios de un intelectual: Alicia adorada, Lucero espiritual, El pájaro carpintero, El duende, Más allá del bien y el mal, Marleny, Sí, sí, sí, Paseo en Concordia, Niña Mane, Carmencita, Más allá del bien y el mal, Mi sombrero blanco, Las aguas del Manzanares, La bahía de Santa Marta, La muerte es la que puede, Pivijay, La Soconi, Jesús Cristo caminando con San Juan, La fama de Juancho Polo, Quiéreme negra, Mujer de adorado pelo, Pantaloncito caliente, La culebra ayuná, La pesadilla, La democracia, Ya no me gusta el queso, Lo dijo Juancho, El provincianito, entre otras. Algunos críticos consideran que fue un tipo de su ley: “insolente, desabrochado, irreverente, iconoclasta y anárquico, así era la personalidad extraña de Juancho”. “Era un mítico extraterrestre, hombre transpersonal con contacto cósmico, así lo deja saber en la trascendencia de sus canciones”.
Son pocos los que se atreven a reclamarle a Dios porque éste último se llevó a su compañera; son pocos los que se atreven a crear un ‘Mundo Historial’, como se le ocurrió a Juancho; son pocos los que se atreve pedirle a la gente que no maten al pájaro carpintero, déjenlo que turbe el silencio en la montaña; son pocos los que se atreven a decirle a la gente que no le tiren piedrecitas al sol, porque nunca le van a pegar, ese era Juancho, el hombre que murió, tal vez sin conocer la grandeza de su obra.
En el 2018, Juancho Polo llegaría al centenario, cumpliría 100 años de vida, pero el destino quiso que su reloj biológico se detuviera ese 22 de julio, cuando su cuerpo cansado de tantas y tantas parrandas, la más reciente había sido los días antes en las fiestas de la Virgen del Carmen de Aracataca, no resistió más, y se despidió de este mundo, tal como lo predijo en su canción de corte bíblico, ‘Jesús Cristo caminando con San Juan’: “El día que Juancho se muera, quedá su pueblo de luto, bajará una nube negra, lo llamarán el difunto”.
Murió cuando estaba próximo a cumplir los 60 años, pero su rostro semejaba muchos más, el desorden como condujo su vida, ligada siempre al licor, a los trasnochos y a la mala alimentación, le ‘robaron’ años, “aparentaba más, muchos más”. Como un homenaje a ese hombre grande de nuestra tierra, luego de una rigurosa investigación de más de 30 años, preparamos un libro con el título ‘Más allá del bien y el mal’, el cual está en proceso de impresión y estará en sus manos en abril del próximo año, en plenas incidencias del 51 Festival de la Leyenda Vallenata, a cuyos organizadores, de paso, sugerimos de manera respetuosa, tener en cuenta para un reconocimiento, o como se le quiera denominar, el nombre de este Juglar, que de una u otra manera estuvo ligado con este certamen, en 1972, 1975 y 1977.
Por Agustín Bustamante Ternera