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Columnista - 16 abril, 2016

Llegaron los primeros cien días

Para evaluar los primeros 100 días de la Administración Municipal de Valledupar, primero tendríamos que admitir la profunda crisis económica por la que atravesamos y para lograr trasmitir capacidad de reacción y mostrar resultados que generen confianza en la búsqueda de logros para comunicarlos a la ciudadanía, el primer reto del Alcalde debe ser el […]

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Para evaluar los primeros 100 días de la Administración Municipal de Valledupar, primero tendríamos que admitir la profunda crisis económica por la que atravesamos y para lograr trasmitir capacidad de reacción y mostrar resultados que generen confianza en la búsqueda de logros para comunicarlos a la ciudadanía, el primer reto del Alcalde debe ser el de valorar el compromiso de su equipo de trabajo y una de las medidas prioritarias debería ser el manejo de procesos paralelos que reflejen la calidad de su liderazgo, pues dedicarse el equipo solamente al plan de desarrollo en los primeros cien días, sería alimentar el deterioro de la credibilidad en esta Administración.

De los procesos paralelos urgentes, uno debió ser el ajuste del procedimiento del recaudo de los impuestos asociados a las licencias urbanísticas, necesarios para que la Administración obtuviera liquidez para atender sus apremiantes obligaciones y necesarios para que las curadurías se fortalezcan y se tecnifiquen para que sean verdaderas instituciones que orienten el desarrollo planificado del municipio.

No es justo que las curadurías por falta de gestión de la Oficina de Planeación se encuentren trabajando a pérdidas, a punto de colapsar; no es justo que el municipio no recaude los recursos del impuesto predial en estos 100 primeros días de la Administración por problemas de software, ocasionándole pérdidas a los urbanizadores ya que por ese motivo no pueden subrogar sus deudas ante los bancos; no es justo que durante este tiempo se estén construyendo moteles, casas de lenocinio, clínicas, viviendas, locales, edificios, restaurantes, entechamiento de los antejardines, invasión flagrante del espacio público, construcción de viviendas dentro del área de reserva forestal, de manera descarada y desafiante ante una Administración de Planeación nula, sin que por ello entren recursos al municipio, sea por concepto de multas y demoliciones o ya sea por generación de impuestos de delineación y de obligaciones urbanísticas.

El ejercicio de la función administrativa de planeación municipal se ha convertido en un manejo personalizado que está permitiendo la corrupción y la ilegalidad; es triste que al transcurrir estos cien días nada cambie; que la gente observe el mismo desorden en ese despacho, las innumerables cajas en un cuarto llamado archivo y sin responsables por su tenencia, los mismos equipos virulentos, y cientos de correspondencias sin contestar.

La falta de evaluación de los efectos de los acuerdos municipales y el reiterado incumplimiento de sus propósitos exige que ese despacho rinda cuenta de sus actos de ineficiencia; porque le importa a la comunidad entera prevenir la improvisación, la torpeza y el arbitrismo que ventea en dicha Oficina, para que se le garantice esencialmente la aplicación de políticas apropiadas para el mejoramiento de sus instituciones, puesto que todo indica que se desconoce que a través del control se organizan las ciudades y que a través del control se consiguen importantes recursos que el municipio tanto necesita, pero de manera inexplicable o inentendible lo que vemos con el portentoso lanzamiento de los 2.2 billones para el Plan de Desarrollo, es que estamos en bonanza.

Columnista
16 abril, 2016

Llegaron los primeros cien días

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Augusto Enrique Orozco Sanchez

Para evaluar los primeros 100 días de la Administración Municipal de Valledupar, primero tendríamos que admitir la profunda crisis económica por la que atravesamos y para lograr trasmitir capacidad de reacción y mostrar resultados que generen confianza en la búsqueda de logros para comunicarlos a la ciudadanía, el primer reto del Alcalde debe ser el […]


Para evaluar los primeros 100 días de la Administración Municipal de Valledupar, primero tendríamos que admitir la profunda crisis económica por la que atravesamos y para lograr trasmitir capacidad de reacción y mostrar resultados que generen confianza en la búsqueda de logros para comunicarlos a la ciudadanía, el primer reto del Alcalde debe ser el de valorar el compromiso de su equipo de trabajo y una de las medidas prioritarias debería ser el manejo de procesos paralelos que reflejen la calidad de su liderazgo, pues dedicarse el equipo solamente al plan de desarrollo en los primeros cien días, sería alimentar el deterioro de la credibilidad en esta Administración.

De los procesos paralelos urgentes, uno debió ser el ajuste del procedimiento del recaudo de los impuestos asociados a las licencias urbanísticas, necesarios para que la Administración obtuviera liquidez para atender sus apremiantes obligaciones y necesarios para que las curadurías se fortalezcan y se tecnifiquen para que sean verdaderas instituciones que orienten el desarrollo planificado del municipio.

No es justo que las curadurías por falta de gestión de la Oficina de Planeación se encuentren trabajando a pérdidas, a punto de colapsar; no es justo que el municipio no recaude los recursos del impuesto predial en estos 100 primeros días de la Administración por problemas de software, ocasionándole pérdidas a los urbanizadores ya que por ese motivo no pueden subrogar sus deudas ante los bancos; no es justo que durante este tiempo se estén construyendo moteles, casas de lenocinio, clínicas, viviendas, locales, edificios, restaurantes, entechamiento de los antejardines, invasión flagrante del espacio público, construcción de viviendas dentro del área de reserva forestal, de manera descarada y desafiante ante una Administración de Planeación nula, sin que por ello entren recursos al municipio, sea por concepto de multas y demoliciones o ya sea por generación de impuestos de delineación y de obligaciones urbanísticas.

El ejercicio de la función administrativa de planeación municipal se ha convertido en un manejo personalizado que está permitiendo la corrupción y la ilegalidad; es triste que al transcurrir estos cien días nada cambie; que la gente observe el mismo desorden en ese despacho, las innumerables cajas en un cuarto llamado archivo y sin responsables por su tenencia, los mismos equipos virulentos, y cientos de correspondencias sin contestar.

La falta de evaluación de los efectos de los acuerdos municipales y el reiterado incumplimiento de sus propósitos exige que ese despacho rinda cuenta de sus actos de ineficiencia; porque le importa a la comunidad entera prevenir la improvisación, la torpeza y el arbitrismo que ventea en dicha Oficina, para que se le garantice esencialmente la aplicación de políticas apropiadas para el mejoramiento de sus instituciones, puesto que todo indica que se desconoce que a través del control se organizan las ciudades y que a través del control se consiguen importantes recursos que el municipio tanto necesita, pero de manera inexplicable o inentendible lo que vemos con el portentoso lanzamiento de los 2.2 billones para el Plan de Desarrollo, es que estamos en bonanza.