No sé quién lo administra y no sé si lo está haciendo bien o mal, me voy a referir es al estado de abandono en que se encuentra. Para mí hace mucho tiempo este mercado colapso. Quienes tenemos algún conocimiento de la historia de Valledupar, sabemos qué hace muchos años el Mercado Público de la […]
No sé quién lo administra y no sé si lo está haciendo bien o mal, me voy a referir es al estado de abandono en que se encuentra. Para mí hace mucho tiempo este mercado colapso.
Quienes tenemos algún conocimiento de la historia de Valledupar, sabemos qué hace muchos años el Mercado Público de la ciudad fue modelo de establecimiento, como lo fueron algunos otros servicios. En aquella época la organización y limpieza era totalmente diferente a la actual, hoy pútrida, sucia, pestilente y que no le cabe un negocio más. Ni por dentro ni por fuera se puede transitar.
Existe un contraste descomunal entre el orden reinante en la época mencionada y el caos vigente. Esta tan alarmante el hecho que el vallenato o forastero desprevenido no encuentra justificación al retroceso ni a la persistencia de una situación que origina crítica en todos los sectores, aunque se quiera demostrar lo contrario.
Lo que antes nos llenaba de orgullo a los vallenatos, ahora constituye vergüenza. Resulta difícil entender las razones para tanto desgreñe. Nunca he notado la voluntad de estas personas que han venido administrando el Mercado para evitar ese desorden y velar por la organización de esta zona, se ha tolerado la indisciplina de los vendedores ambulantes, cuando el problema todavía era manejable a cambio de reglamentar sus colmenas, lo cual jamás se logró. Pienso que si el día que aparecieron los primeros negocios clandestinos se les hubiera organizado adecuadamente, posiblemente no hubiera colapsado, además se le dejó coger mucho vuelo como a los mototaxistas. El crecimiento de la ciudad y con esta el aumento del número de personas dispuesta a sumarse al comercio marginal, contribuyeron a empeorar la crisis. Sin embargo, hasta la fecha no se ha visto un esfuerzo de parte de nadie, coherente y dinámico, destinado a rescatar el orden más elemental en un sector considerado como uno de los pulmones de la ciudad.
El Mercado actual es una afrenta pública para los vallenatos. Ha faltado un alcalde bien intencionado que le meta la mano para corregir las condiciones infrahumanas en las que permanecen centenares de personas.
Señor Alcalde bastaría considerar que está en juego la salud de los vallenatos, que obliga a la búsqueda de soluciones que disminuyan los riesgos de contaminación de los alimentos consumidos. Dichos argumentos más que suficientes para no tener que invocar el daño que el incalificable desorden en la plaza de mercado causa al prestigio de la ciudad. Señor Alcalde métale la mano para su recuperación y modernización, coja el ejemplo de Santa Marta que lo dio en concesión.
Y como es mi costumbre tratare otros temitas: caramba como me complace los hallazgos fiscales de la Contraloría Municipal que detecto en la Alcaldía del señor Freddy Socarrás (se realización 853 contratos por más de 23 mil millones), de plácemes debe estar el partido Cambio Radical por la salida de Freddy Socarrás, quien siempre anda al son que me toquen bailo, y preocupación el Partido Liberal por el ingreso de este a sus filas. Pobre Partido Liberal. Me gusto la columna del amigo y distinguido abogado Hugo Mendoza Guerra: ‘De una notificación en la UPC’, refiriéndose al actual rector. Columna seria, de validos conceptos jurídicos. Hasta cuándo van a desmontar los sinvergüenzas bolardos de la carrera 9 y calle 17.
No sé quién lo administra y no sé si lo está haciendo bien o mal, me voy a referir es al estado de abandono en que se encuentra. Para mí hace mucho tiempo este mercado colapso. Quienes tenemos algún conocimiento de la historia de Valledupar, sabemos qué hace muchos años el Mercado Público de la […]
No sé quién lo administra y no sé si lo está haciendo bien o mal, me voy a referir es al estado de abandono en que se encuentra. Para mí hace mucho tiempo este mercado colapso.
Quienes tenemos algún conocimiento de la historia de Valledupar, sabemos qué hace muchos años el Mercado Público de la ciudad fue modelo de establecimiento, como lo fueron algunos otros servicios. En aquella época la organización y limpieza era totalmente diferente a la actual, hoy pútrida, sucia, pestilente y que no le cabe un negocio más. Ni por dentro ni por fuera se puede transitar.
Existe un contraste descomunal entre el orden reinante en la época mencionada y el caos vigente. Esta tan alarmante el hecho que el vallenato o forastero desprevenido no encuentra justificación al retroceso ni a la persistencia de una situación que origina crítica en todos los sectores, aunque se quiera demostrar lo contrario.
Lo que antes nos llenaba de orgullo a los vallenatos, ahora constituye vergüenza. Resulta difícil entender las razones para tanto desgreñe. Nunca he notado la voluntad de estas personas que han venido administrando el Mercado para evitar ese desorden y velar por la organización de esta zona, se ha tolerado la indisciplina de los vendedores ambulantes, cuando el problema todavía era manejable a cambio de reglamentar sus colmenas, lo cual jamás se logró. Pienso que si el día que aparecieron los primeros negocios clandestinos se les hubiera organizado adecuadamente, posiblemente no hubiera colapsado, además se le dejó coger mucho vuelo como a los mototaxistas. El crecimiento de la ciudad y con esta el aumento del número de personas dispuesta a sumarse al comercio marginal, contribuyeron a empeorar la crisis. Sin embargo, hasta la fecha no se ha visto un esfuerzo de parte de nadie, coherente y dinámico, destinado a rescatar el orden más elemental en un sector considerado como uno de los pulmones de la ciudad.
El Mercado actual es una afrenta pública para los vallenatos. Ha faltado un alcalde bien intencionado que le meta la mano para corregir las condiciones infrahumanas en las que permanecen centenares de personas.
Señor Alcalde bastaría considerar que está en juego la salud de los vallenatos, que obliga a la búsqueda de soluciones que disminuyan los riesgos de contaminación de los alimentos consumidos. Dichos argumentos más que suficientes para no tener que invocar el daño que el incalificable desorden en la plaza de mercado causa al prestigio de la ciudad. Señor Alcalde métale la mano para su recuperación y modernización, coja el ejemplo de Santa Marta que lo dio en concesión.
Y como es mi costumbre tratare otros temitas: caramba como me complace los hallazgos fiscales de la Contraloría Municipal que detecto en la Alcaldía del señor Freddy Socarrás (se realización 853 contratos por más de 23 mil millones), de plácemes debe estar el partido Cambio Radical por la salida de Freddy Socarrás, quien siempre anda al son que me toquen bailo, y preocupación el Partido Liberal por el ingreso de este a sus filas. Pobre Partido Liberal. Me gusto la columna del amigo y distinguido abogado Hugo Mendoza Guerra: ‘De una notificación en la UPC’, refiriéndose al actual rector. Columna seria, de validos conceptos jurídicos. Hasta cuándo van a desmontar los sinvergüenzas bolardos de la carrera 9 y calle 17.