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Columnista - 3 febrero, 2014

201 años de la independencia vallenata

Por José Atuesta Mindiola Los vallenatos somos timoratos para celebrar con fervor de patria la independencia vallenata. Olvidamos que celebrar la libertad de un pueblo es honrar la dignidad y fortalecer el sentido de pertenencia de sus habitantes. Tal parece que la institucionalidad sólo nos hubiese ensañado a festejar con alborozo la llegada de los […]

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Por José Atuesta Mindiola

Los vallenatos somos timoratos para celebrar con fervor de patria la independencia vallenata. Olvidamos que celebrar la libertad de un pueblo es honrar la dignidad y fortalecer el sentido de pertenencia de sus habitantes. Tal parece que la institucionalidad sólo nos hubiese ensañado a festejar con alborozo la llegada de los conquistadores, y a recordar las fechas de la mal llamada fundación de nuestros territorios.

Pocos en Valledupar sabemos que hoy (4 de febrero) se cumplen 201 años de aquel 4 de febrero de 1813, cuando una hidalga mujer vallenata, María Concepción Loperena Ustáriz de Fernández De Castro, redactó y leyó el acta de independencia. No obstante, los medios de comunicación y los gobernantes con bombos y acordeones resaltan el 6 de enero de 1550, fecha de la fundación oficial de la Ciudad de los Santos Reyes del Valle de Upar.

Algunos docentes, entre ellos Blanca Áñez Martínez, por varios años, desde su cátedra de historia difunde el pensamiento de la heroína Loperena; y este columnista, quien desde hace quince años viene exaltando la importancia de la independencia de Valledupar en la lucha libertaria contra la Corona española. Claro que, es preciso reconocer que el más grande homenaje que la nación le ha brindado a nuestra heroína, fue gestión del senador Pedro Castro Monsalvo, al ser ponente en el Congreso de la República de la Ley 95 de 1940, mediante la cual se creó el Colegio Nacional Loperena.

El Concejo Municipal, por peticiones reiteradas de este columnista, aprobó el Acuerdo 002 del 14 de febrero de 2004, que reconoce esta fecha, y en sus cuatros primeros artículos determina:

Institucionalizar el 4 de febrero como fecha histórica para del municipio de Valledupar.

Ordénese izar la bandera municipal en todos los establecimientos públicos, especialmente en los colegios.

Ordénese a la Secretaria de Educación Municipal realizar la investigación y la compilación de todos los datos históricos de la ciudad de Valledupar y la zona corregimental.

Inclúyase en los programas de historia de los colegios del Municipio la enseñanza de la cátedra “Historia Regional Local”.

La verdad es que no se le ha dado cumplimiento cabal al acuerdo; el 4 de febrero nunca se ha celebrado con la trascendencia que se merece.

Como reflexión final, considero pertinentes estos versos del poema “Crónicas de un conquistador”, tomado del libro Valledupar desde la otra orilla: “Levanté mi espada y declaré la fundación de este Valle/ estrené el poder con las bermejas lagunas derramadas/ del rastro Chimila en nomadía… escrutamos los insólitos tesoros/ para llenar el regreso de las naves./ Una mujer soñó un sol en sus manos/ y fragmenta la corona del imperio./ Todavía me sorprende la triste ingenuidad/ me honran con gigantes monumentos/ y a la heroína ya casi nadie la recuerda”.

Columnista
3 febrero, 2014

201 años de la independencia vallenata

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
José Atuesta Mindiola

Por José Atuesta Mindiola Los vallenatos somos timoratos para celebrar con fervor de patria la independencia vallenata. Olvidamos que celebrar la libertad de un pueblo es honrar la dignidad y fortalecer el sentido de pertenencia de sus habitantes. Tal parece que la institucionalidad sólo nos hubiese ensañado a festejar con alborozo la llegada de los […]


Por José Atuesta Mindiola

Los vallenatos somos timoratos para celebrar con fervor de patria la independencia vallenata. Olvidamos que celebrar la libertad de un pueblo es honrar la dignidad y fortalecer el sentido de pertenencia de sus habitantes. Tal parece que la institucionalidad sólo nos hubiese ensañado a festejar con alborozo la llegada de los conquistadores, y a recordar las fechas de la mal llamada fundación de nuestros territorios.

Pocos en Valledupar sabemos que hoy (4 de febrero) se cumplen 201 años de aquel 4 de febrero de 1813, cuando una hidalga mujer vallenata, María Concepción Loperena Ustáriz de Fernández De Castro, redactó y leyó el acta de independencia. No obstante, los medios de comunicación y los gobernantes con bombos y acordeones resaltan el 6 de enero de 1550, fecha de la fundación oficial de la Ciudad de los Santos Reyes del Valle de Upar.

Algunos docentes, entre ellos Blanca Áñez Martínez, por varios años, desde su cátedra de historia difunde el pensamiento de la heroína Loperena; y este columnista, quien desde hace quince años viene exaltando la importancia de la independencia de Valledupar en la lucha libertaria contra la Corona española. Claro que, es preciso reconocer que el más grande homenaje que la nación le ha brindado a nuestra heroína, fue gestión del senador Pedro Castro Monsalvo, al ser ponente en el Congreso de la República de la Ley 95 de 1940, mediante la cual se creó el Colegio Nacional Loperena.

El Concejo Municipal, por peticiones reiteradas de este columnista, aprobó el Acuerdo 002 del 14 de febrero de 2004, que reconoce esta fecha, y en sus cuatros primeros artículos determina:

Institucionalizar el 4 de febrero como fecha histórica para del municipio de Valledupar.

Ordénese izar la bandera municipal en todos los establecimientos públicos, especialmente en los colegios.

Ordénese a la Secretaria de Educación Municipal realizar la investigación y la compilación de todos los datos históricos de la ciudad de Valledupar y la zona corregimental.

Inclúyase en los programas de historia de los colegios del Municipio la enseñanza de la cátedra “Historia Regional Local”.

La verdad es que no se le ha dado cumplimiento cabal al acuerdo; el 4 de febrero nunca se ha celebrado con la trascendencia que se merece.

Como reflexión final, considero pertinentes estos versos del poema “Crónicas de un conquistador”, tomado del libro Valledupar desde la otra orilla: “Levanté mi espada y declaré la fundación de este Valle/ estrené el poder con las bermejas lagunas derramadas/ del rastro Chimila en nomadía… escrutamos los insólitos tesoros/ para llenar el regreso de las naves./ Una mujer soñó un sol en sus manos/ y fragmenta la corona del imperio./ Todavía me sorprende la triste ingenuidad/ me honran con gigantes monumentos/ y a la heroína ya casi nadie la recuerda”.