Reflexiones de Tío Chiro y Tío Nan Por Aquilino Cotes Zuleta Hace unos días, en un salón de clases de la Universidad Popular del Cesar quedé boquiabierto al escuchar de un prestigioso abogado vallenato la siguiente frase: “…desde el punto de vista penal es mejor asesinar que extorsionar o hurtar”. Entonces pensé en las prebendas […]
Reflexiones de Tío Chiro y Tío Nan
Por Aquilino Cotes Zuleta
Hace unos días, en un salón de clases de la Universidad Popular del Cesar quedé boquiabierto al escuchar de un prestigioso abogado vallenato la siguiente frase: “…desde el punto de vista penal es mejor asesinar que extorsionar o hurtar”.
Entonces pensé en las prebendas a los jefes paramilitares y a los “parapolíticos” que masacraron a media Colombia y en el indulto que le han dado a los guerrilleros y a los “paraguerrilleros” por revelar sus atrocidades. Las masacres se pagan con cuatro o nueve años y antes de cumplir la pena el condenado queda libre.
Sin embargo, en la Cárcel Judicial de Valledupar y en las cárceles de Colombia hay presos pagando condenas de muchos años y no tienen derecho a rebajas de penas. Hay condenados por tocarle las nalgas a una dama; por hurtar para darle de comer a sus hijos, para comprar medicinas o pagar el colegios de sus hijos.
El castigo para el criminal, el corrupto y para quien tiene el poder es parsimonioso. Camina más un morrocoyo que el Juez que lleva el caso. Aquí podríamos citar cientos de ejemplos, pero cito dos: en Barranquilla un hombre mató a su esposa delante de sus familiares y en Medellín un Fiscal (hermano de un ex ministro) a quien le tienen grabaciones y testigos acusadores de ser un “torcido” les ha costado encontrarlos culpables.
No es equitativa esa lógica de los legisladores. Pareciera que los valores se están invirtiendo y que la moral no hiciera parte de los que hacen las normas.
Lástima que el Derecho no se haya creado para proteger la vida, sino los intereses patrimoniales.
Pero sigamos con nuestro salón de clases. Otro connotado abogado, oriundo del Municipio de San Diego, se levantó de su pupitre y sin escatimar esfuerzo alguno usó su verbo fluido para afirmar: “El Derecho es una máscara del poder”. Seguidamente escuché la voz apacible de otro prestante abogado quien afirmó: “La Ley legitima el poder…”.
Entonces se me vino el mundo encima y empecé a descifrar cada frase y cada palabra de esa aciaga tarde. Yo que soy Comunicador Social no entendía muy bien lo que si entendían los abogados con quienes estaba aquella tarde.
Entendí que se usa el Derecho para seguir delinquiendo. Se crea una norma para permitir que el criminal, el político corrupto y el funcionario tramoyero puedan tener un tratamiento diferente al roba olla y se ve favorecido en años de cárcel y su condena la pague en medio de suites, discotecas, mujeres, placeres, viandas y licores finos.
Deduje el por qué el Derecho es la máscara del poder: muy sencillo, porque es verdad que todo lo que sucede entre las sombras es de la incumbencia de una máscara. El universo le pertenece a los vertiginosos de mente rápida y dedos ágiles. El sigilo y la cautela son virtudes, así como la labia y la habilidad para decir una cosa cuando quieres decir otra, cambiando la situación en tu beneficio. La honestidad es para los tontos, pero la apariencia de honestidad es valiosa. El vivo vive del bobo. Hay que confiar en las sombras, porque el camino luminoso te convierte en un blanco.
Es el colmo pensar que se necesita una norma para amparar al funcionario que se está robando la cosa pública o que un acto aberrante se legaliza a través de una Ley.
Como lo señala el libro “Investigaciones Jurídicas” de la Universidad de Guanajuato: “Los fines del Derecho deberían ser: seguridad, justicia y bien común. El ordenamiento responde a la ineludible necesidad de un régimen estable, a la eliminación de cuanto signifique arbitrariedad. Como virtud, la justicia es – según explica Santo Tomas-, el hábito según el cual, alguien, con constante y perpetua voluntad, da a cada uno de su derecho. Y se entiende por “suyo” en relación con otro todo lo que le esta subordinando”.
Posdata:
Intergremial Cesar denunció que los formularios que había que llenar en el Cesar para recibir las ayudas del Ministerio de Agricultura por la ola invernal, no se hicieron y los que enviaron no fueron aceptados, por falta de diligencia. “El Cesar debería estar lleno de ayudas, solo basta mirar las zonas afectadas da dolor, no sé dónde va a parar esto, lo que necesitamos es un gobernador acucioso”, denunció el dirigente Hernán Araujo.
Hasta la próxima semana.
[email protected]
Reflexiones de Tío Chiro y Tío Nan Por Aquilino Cotes Zuleta Hace unos días, en un salón de clases de la Universidad Popular del Cesar quedé boquiabierto al escuchar de un prestigioso abogado vallenato la siguiente frase: “…desde el punto de vista penal es mejor asesinar que extorsionar o hurtar”. Entonces pensé en las prebendas […]
Reflexiones de Tío Chiro y Tío Nan
Por Aquilino Cotes Zuleta
Hace unos días, en un salón de clases de la Universidad Popular del Cesar quedé boquiabierto al escuchar de un prestigioso abogado vallenato la siguiente frase: “…desde el punto de vista penal es mejor asesinar que extorsionar o hurtar”.
Entonces pensé en las prebendas a los jefes paramilitares y a los “parapolíticos” que masacraron a media Colombia y en el indulto que le han dado a los guerrilleros y a los “paraguerrilleros” por revelar sus atrocidades. Las masacres se pagan con cuatro o nueve años y antes de cumplir la pena el condenado queda libre.
Sin embargo, en la Cárcel Judicial de Valledupar y en las cárceles de Colombia hay presos pagando condenas de muchos años y no tienen derecho a rebajas de penas. Hay condenados por tocarle las nalgas a una dama; por hurtar para darle de comer a sus hijos, para comprar medicinas o pagar el colegios de sus hijos.
El castigo para el criminal, el corrupto y para quien tiene el poder es parsimonioso. Camina más un morrocoyo que el Juez que lleva el caso. Aquí podríamos citar cientos de ejemplos, pero cito dos: en Barranquilla un hombre mató a su esposa delante de sus familiares y en Medellín un Fiscal (hermano de un ex ministro) a quien le tienen grabaciones y testigos acusadores de ser un “torcido” les ha costado encontrarlos culpables.
No es equitativa esa lógica de los legisladores. Pareciera que los valores se están invirtiendo y que la moral no hiciera parte de los que hacen las normas.
Lástima que el Derecho no se haya creado para proteger la vida, sino los intereses patrimoniales.
Pero sigamos con nuestro salón de clases. Otro connotado abogado, oriundo del Municipio de San Diego, se levantó de su pupitre y sin escatimar esfuerzo alguno usó su verbo fluido para afirmar: “El Derecho es una máscara del poder”. Seguidamente escuché la voz apacible de otro prestante abogado quien afirmó: “La Ley legitima el poder…”.
Entonces se me vino el mundo encima y empecé a descifrar cada frase y cada palabra de esa aciaga tarde. Yo que soy Comunicador Social no entendía muy bien lo que si entendían los abogados con quienes estaba aquella tarde.
Entendí que se usa el Derecho para seguir delinquiendo. Se crea una norma para permitir que el criminal, el político corrupto y el funcionario tramoyero puedan tener un tratamiento diferente al roba olla y se ve favorecido en años de cárcel y su condena la pague en medio de suites, discotecas, mujeres, placeres, viandas y licores finos.
Deduje el por qué el Derecho es la máscara del poder: muy sencillo, porque es verdad que todo lo que sucede entre las sombras es de la incumbencia de una máscara. El universo le pertenece a los vertiginosos de mente rápida y dedos ágiles. El sigilo y la cautela son virtudes, así como la labia y la habilidad para decir una cosa cuando quieres decir otra, cambiando la situación en tu beneficio. La honestidad es para los tontos, pero la apariencia de honestidad es valiosa. El vivo vive del bobo. Hay que confiar en las sombras, porque el camino luminoso te convierte en un blanco.
Es el colmo pensar que se necesita una norma para amparar al funcionario que se está robando la cosa pública o que un acto aberrante se legaliza a través de una Ley.
Como lo señala el libro “Investigaciones Jurídicas” de la Universidad de Guanajuato: “Los fines del Derecho deberían ser: seguridad, justicia y bien común. El ordenamiento responde a la ineludible necesidad de un régimen estable, a la eliminación de cuanto signifique arbitrariedad. Como virtud, la justicia es – según explica Santo Tomas-, el hábito según el cual, alguien, con constante y perpetua voluntad, da a cada uno de su derecho. Y se entiende por “suyo” en relación con otro todo lo que le esta subordinando”.
Posdata:
Intergremial Cesar denunció que los formularios que había que llenar en el Cesar para recibir las ayudas del Ministerio de Agricultura por la ola invernal, no se hicieron y los que enviaron no fueron aceptados, por falta de diligencia. “El Cesar debería estar lleno de ayudas, solo basta mirar las zonas afectadas da dolor, no sé dónde va a parar esto, lo que necesitamos es un gobernador acucioso”, denunció el dirigente Hernán Araujo.
Hasta la próxima semana.
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