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Columnista - 7 abril, 2010

¿Quiénes son los que tienen que cambiar: los alumnos o la escuela?

La carreta de hoy Por: Gonzalo Quiroz Martinez “No hay jóvenes difíciles para el aprendizaje, sino una educación inadecuada”. Se afirma que la Educación se está quedando relegada en relación con los avances vertiginosos de las ciencias y tecnologías. Esto es indiscutible. Pero esos cambios aun no han permeado suficientemente las entrañas de la pedagogía […]

La carreta de hoy

Por: Gonzalo Quiroz Martinez

“No hay jóvenes difíciles para el aprendizaje, sino una educación inadecuada”. Se afirma que la Educación se está quedando relegada en relación con los avances vertiginosos de las ciencias y tecnologías. Esto es indiscutible.
Pero esos cambios aun no han permeado suficientemente las entrañas de la pedagogía mucho menos a la didáctica, no importando el nivel académico, peor hoy cuando en el mundo universitario se unifica la formación por competencias, es decir una formación centrada en los desempeños de los futuros profesionales. Lo anterior está creando una oposición radical entre los docentes y los estudiantes: los unos no saben leer, ni quieren estudiar con el modelo viejo, los otros viven y andan desactualizados.
Hoy los niños y  jóvenes nacen ya en una sociedad supremamente tecnificada llamada “tecnópolis”. Además vivimos en una sociedad que se comunica a distancia la “telépolis”. El concepto de aldea global es una realidad. Y son los jóvenes quienes se comunican mejor en esta aldea global. Cada país y ciudad en cualquier lugar del mundo es un barrio de esta nueva polis. La ciudad está formada por los vecinos de nuestra escalera.
Los jóvenes son pues los grandes protagonistas de esta sociedad. Comienza a verse cada vez más claro que los jóvenes de hoy van configurando nuevas estructuras mentales y nuevos estilos de aprendizajes. Es un tema sobre el que tenemos que detenernos en algún momento. Sencillamente porque entendemos que este es uno de los elementos más importantes de las transformaciones que están viviendo la juventud y la educación como tal.
“Siete de cada diez niños de entre 10 y 14 años utilizan habitualmente Internet, mientras que casi seis de cada diez disponen de teléfono móvil para uso propio. Estos datos aparecen recogidos en la sexta edición del informe ’Penetración Regional de la Nueva Economía’, realizado por N-Economía con el patrocinio de la Consejería de Economía e Innovación Tecnológica de la Comunidad de Madrid. Según este estudio, el 72,3 por ciento de los menores entre 10 y 14 años son usuarios de la red, lo que supone un 24,4 por ciento más que la población que utiliza Internet entre los 16 y los 74 años (47,9 por ciento). Cataluña es la región donde más niños se conectan a Internet, con un 88,5 por ciento y en el extremo opuesto, Andalucía con un 63,5 por ciento”.
En Colombia los ministerios de Educación y Comunicaciones han venido implementando la política de conectividad, como política pública para mejorar la intervención pedagógica y el aprendizaje. Hoy en día, la clase estrictamente magistral pertenece a la formación a distancia pero con atraso tecnológico, los estudiantes saben que es elaborar un texto, es más saben qué es un hipertexto, asumen con naturalidad los elementos de la cibercultura, y están abandonando la tradición del texto lineal, el mundo de la imagen y de las tecnologías de la información les pertenece.
Esto demuestra que la actual infancia y adolescencia pertenecen a ese mundo del que son nativos. Sin embargo, la docencia en la mayoría de los casos sigue siendo del siglo XV. Ya hablamos de los antivalores educativos, porque los valores que aprendimos en otro momento ya no sirven desconociendo que la sociedad y la tecnología influyen directamente cada vez con más fuerza, superando poco a poco a la influencia familiar o escolar.
Los establecimientos educativos tienen que plantearse la necesidad de una actitud reflexiva con respecto a los aprendizajes. El desarrollo de competencias en un futuro requiere que se repiense la educación como vía para desarrollar todos los potenciales asumiendo que tenemos la sociedad que tenemos, de la que formamos parte y la queremos modificar en muchos aspectos. Se exige hoy hacer de ella una sociedad aprendiente que tiene que considerar que todos los momentos son de aprendizaje para sus componentes, que todos somos educadores y educandos.

Columnista
7 abril, 2010

¿Quiénes son los que tienen que cambiar: los alumnos o la escuela?

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Gonzalo E. Quiroz Martínez

La carreta de hoy Por: Gonzalo Quiroz Martinez “No hay jóvenes difíciles para el aprendizaje, sino una educación inadecuada”. Se afirma que la Educación se está quedando relegada en relación con los avances vertiginosos de las ciencias y tecnologías. Esto es indiscutible. Pero esos cambios aun no han permeado suficientemente las entrañas de la pedagogía […]


La carreta de hoy

Por: Gonzalo Quiroz Martinez

“No hay jóvenes difíciles para el aprendizaje, sino una educación inadecuada”. Se afirma que la Educación se está quedando relegada en relación con los avances vertiginosos de las ciencias y tecnologías. Esto es indiscutible.
Pero esos cambios aun no han permeado suficientemente las entrañas de la pedagogía mucho menos a la didáctica, no importando el nivel académico, peor hoy cuando en el mundo universitario se unifica la formación por competencias, es decir una formación centrada en los desempeños de los futuros profesionales. Lo anterior está creando una oposición radical entre los docentes y los estudiantes: los unos no saben leer, ni quieren estudiar con el modelo viejo, los otros viven y andan desactualizados.
Hoy los niños y  jóvenes nacen ya en una sociedad supremamente tecnificada llamada “tecnópolis”. Además vivimos en una sociedad que se comunica a distancia la “telépolis”. El concepto de aldea global es una realidad. Y son los jóvenes quienes se comunican mejor en esta aldea global. Cada país y ciudad en cualquier lugar del mundo es un barrio de esta nueva polis. La ciudad está formada por los vecinos de nuestra escalera.
Los jóvenes son pues los grandes protagonistas de esta sociedad. Comienza a verse cada vez más claro que los jóvenes de hoy van configurando nuevas estructuras mentales y nuevos estilos de aprendizajes. Es un tema sobre el que tenemos que detenernos en algún momento. Sencillamente porque entendemos que este es uno de los elementos más importantes de las transformaciones que están viviendo la juventud y la educación como tal.
“Siete de cada diez niños de entre 10 y 14 años utilizan habitualmente Internet, mientras que casi seis de cada diez disponen de teléfono móvil para uso propio. Estos datos aparecen recogidos en la sexta edición del informe ’Penetración Regional de la Nueva Economía’, realizado por N-Economía con el patrocinio de la Consejería de Economía e Innovación Tecnológica de la Comunidad de Madrid. Según este estudio, el 72,3 por ciento de los menores entre 10 y 14 años son usuarios de la red, lo que supone un 24,4 por ciento más que la población que utiliza Internet entre los 16 y los 74 años (47,9 por ciento). Cataluña es la región donde más niños se conectan a Internet, con un 88,5 por ciento y en el extremo opuesto, Andalucía con un 63,5 por ciento”.
En Colombia los ministerios de Educación y Comunicaciones han venido implementando la política de conectividad, como política pública para mejorar la intervención pedagógica y el aprendizaje. Hoy en día, la clase estrictamente magistral pertenece a la formación a distancia pero con atraso tecnológico, los estudiantes saben que es elaborar un texto, es más saben qué es un hipertexto, asumen con naturalidad los elementos de la cibercultura, y están abandonando la tradición del texto lineal, el mundo de la imagen y de las tecnologías de la información les pertenece.
Esto demuestra que la actual infancia y adolescencia pertenecen a ese mundo del que son nativos. Sin embargo, la docencia en la mayoría de los casos sigue siendo del siglo XV. Ya hablamos de los antivalores educativos, porque los valores que aprendimos en otro momento ya no sirven desconociendo que la sociedad y la tecnología influyen directamente cada vez con más fuerza, superando poco a poco a la influencia familiar o escolar.
Los establecimientos educativos tienen que plantearse la necesidad de una actitud reflexiva con respecto a los aprendizajes. El desarrollo de competencias en un futuro requiere que se repiense la educación como vía para desarrollar todos los potenciales asumiendo que tenemos la sociedad que tenemos, de la que formamos parte y la queremos modificar en muchos aspectos. Se exige hoy hacer de ella una sociedad aprendiente que tiene que considerar que todos los momentos son de aprendizaje para sus componentes, que todos somos educadores y educandos.