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Columnista - 28 octubre, 2010

¿Quién ejerce el control urbano?

Por: Claudia Nuñez Padilla Abogada – Especialista en Derecho Urbano. El ordenamiento del territorio constituye en su conjunto una función pública que propende por posibilitar a los habitantes de una ciudad el acceso a las vías públicas, infraestructura de transporte,  el disfrute del espacio público y su destinación al uso común, y hacer efectivos los […]

Por: Claudia Nuñez Padilla
Abogada – Especialista en Derecho Urbano.
El ordenamiento del territorio constituye en su conjunto una función pública que propende por posibilitar a los habitantes de una ciudad el acceso a las vías públicas, infraestructura de transporte,  el disfrute del espacio público y su destinación al uso común, y hacer efectivos los derechos constitucionales de la vivienda y los servicios públicos domiciliarios.

La Constitución Política de 1991, ha establecido que los Municipios son los responsables no sólo de determinar los usos del suelo en su territorio sino también de la estructuración del  mismo, a través de los Planes de Ordenamiento Territorial, es decir, que por ende, el control urbanístico radica en el Municipio, más exactamente en las oficinas de planeación, en los eventos en que no exista una dependencia ó secretaría de control y desarrollo urbano, como es el caso de Valledupar.

Tal vez ésta sea la razón por la cual en la ciudad no se ejerce con la rigurosidad que la Ley lo estipula el control urbanístico, ya que las oficinas de planeación de la mayoría de los Municipios del país, y Valledupar no es la excepción,  no cuentan con la capacidad logística y de personal adecuado para meter en cintura a los infractores de la norma urbanística, sólo así se explica que en la ciudad exista tal caos: Construcciones y remodelaciones, especialmente de vivienda, sin la debida licencia de construcción, escombros en la vía pública,  invasión del espacio público, parqueo de vehículos en zonas prohibidas, deterioro del patrimonio histórico, frentes y antejardines de las viviendas que se han extendido más allá de lo permitido, lotes enmontados de engorde que no cumplen con la función social de la propiedad, obras inconclusas en bulevares, áreas de cesión del Municipio completamente abandonadas, vertimiento de las basuras en las calles, lotes y corrientes de agua, tala indiscriminada de los árboles, en fin, un catálogo de malas prácticas urbanísticas que se han impregnado en el colectivo social.

Es entendible, mas no justificable, y teniendo en cuenta, vuelvo y repito, que con la insuficiencia de recursos de las oficinas de planeación, que trabajan casi con las uñas, los esfuerzos que desde allí se realizan para preservar el orden urbanístico aparentemente resulten estériles; sin embargo, y es de resaltar que esta administración quizás como ninguna otra en los últimos años, se ha preocupado por emprender acciones enfocadas primero que todo a retomar la cultura ciudadana de la cual fuimos en otro tiempo titulares orgullosamente todos los vallenatos,  como lo ha sido la campaña para que los propietarios de lotes los mantengan limpios y debidamente cercados y la implementación del comparendo ambiental contra aquellos que se empecinan en atentar contra nuestros recursos naturales, y que han sido ampliamente divulgadas por este medio periodístico.

No obstante,  mucho me temo que si no existe consistencia y constancia en estas acciones, no pasarán de ser buenas intenciones, en una época en que el suelo y sus recursos con todo lo que ello implica, se han convertido en la preocupación y prioridad de las naciones del siglo XXI, no tiene presentación que nuestra ciudad esté acéfala de los instrumentos y herramientas que le permitan garantizarle a sus ciudadanos un mejoramiento integral de su calidad de vida.  Es por ello, que es urgente el fortalecimiento administrativo y técnico de la oficina de planeación, que hoy en día parecen más un arbolito de navidad por la diversidad de funciones que le han colgado, que la dependencia del gobierno local, llamada a hacer cumplir la norma urbana, ó si queremos ser más ambiciosos, pensemos en la creación de una entidad dedicada única y exclusivamente al Control y Desarrollo Urbano, como existen en otras ciudades con excelentes resultados.

Pero como el garrote que se materializa en las sanciones y multas que impone el Municipio no es suficiente, y menos en una sociedad aparentemente civilizada, no será sólo con medidas coercitivas como lograremos un cambio en la mentalidad y conducta de nuestros coterráneos y foráneos, es necesario emprender campañas de concientización, partiendo desde la sociedad civil, que ya es hora que se movilice más activamente y con más ahínco en estos nobles propósitos que le son inherentes que como lo hacen detrás de un político o un cantante vallenato , a través de la denuncia y el reproche público y moral contra quienes con sus actitudes contribuyen al desorden que hoy observamos en la ciudad,  ejerciendo de esta manera el control urbano que no sólo es competencia del Municipio, sino de todos nosotros, quienes habitamos la ciudad de Valledupar, en virtud a que siendo el derecho al goce del Espacio Público y a un ambiente sano, un derecho colectivo, su protección y defensa nos corresponde a todos.

[email protected]

Columnista
28 octubre, 2010

¿Quién ejerce el control urbano?

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Claudia Nùñez Padilla

Por: Claudia Nuñez Padilla Abogada – Especialista en Derecho Urbano. El ordenamiento del territorio constituye en su conjunto una función pública que propende por posibilitar a los habitantes de una ciudad el acceso a las vías públicas, infraestructura de transporte,  el disfrute del espacio público y su destinación al uso común, y hacer efectivos los […]


Por: Claudia Nuñez Padilla
Abogada – Especialista en Derecho Urbano.
El ordenamiento del territorio constituye en su conjunto una función pública que propende por posibilitar a los habitantes de una ciudad el acceso a las vías públicas, infraestructura de transporte,  el disfrute del espacio público y su destinación al uso común, y hacer efectivos los derechos constitucionales de la vivienda y los servicios públicos domiciliarios.

La Constitución Política de 1991, ha establecido que los Municipios son los responsables no sólo de determinar los usos del suelo en su territorio sino también de la estructuración del  mismo, a través de los Planes de Ordenamiento Territorial, es decir, que por ende, el control urbanístico radica en el Municipio, más exactamente en las oficinas de planeación, en los eventos en que no exista una dependencia ó secretaría de control y desarrollo urbano, como es el caso de Valledupar.

Tal vez ésta sea la razón por la cual en la ciudad no se ejerce con la rigurosidad que la Ley lo estipula el control urbanístico, ya que las oficinas de planeación de la mayoría de los Municipios del país, y Valledupar no es la excepción,  no cuentan con la capacidad logística y de personal adecuado para meter en cintura a los infractores de la norma urbanística, sólo así se explica que en la ciudad exista tal caos: Construcciones y remodelaciones, especialmente de vivienda, sin la debida licencia de construcción, escombros en la vía pública,  invasión del espacio público, parqueo de vehículos en zonas prohibidas, deterioro del patrimonio histórico, frentes y antejardines de las viviendas que se han extendido más allá de lo permitido, lotes enmontados de engorde que no cumplen con la función social de la propiedad, obras inconclusas en bulevares, áreas de cesión del Municipio completamente abandonadas, vertimiento de las basuras en las calles, lotes y corrientes de agua, tala indiscriminada de los árboles, en fin, un catálogo de malas prácticas urbanísticas que se han impregnado en el colectivo social.

Es entendible, mas no justificable, y teniendo en cuenta, vuelvo y repito, que con la insuficiencia de recursos de las oficinas de planeación, que trabajan casi con las uñas, los esfuerzos que desde allí se realizan para preservar el orden urbanístico aparentemente resulten estériles; sin embargo, y es de resaltar que esta administración quizás como ninguna otra en los últimos años, se ha preocupado por emprender acciones enfocadas primero que todo a retomar la cultura ciudadana de la cual fuimos en otro tiempo titulares orgullosamente todos los vallenatos,  como lo ha sido la campaña para que los propietarios de lotes los mantengan limpios y debidamente cercados y la implementación del comparendo ambiental contra aquellos que se empecinan en atentar contra nuestros recursos naturales, y que han sido ampliamente divulgadas por este medio periodístico.

No obstante,  mucho me temo que si no existe consistencia y constancia en estas acciones, no pasarán de ser buenas intenciones, en una época en que el suelo y sus recursos con todo lo que ello implica, se han convertido en la preocupación y prioridad de las naciones del siglo XXI, no tiene presentación que nuestra ciudad esté acéfala de los instrumentos y herramientas que le permitan garantizarle a sus ciudadanos un mejoramiento integral de su calidad de vida.  Es por ello, que es urgente el fortalecimiento administrativo y técnico de la oficina de planeación, que hoy en día parecen más un arbolito de navidad por la diversidad de funciones que le han colgado, que la dependencia del gobierno local, llamada a hacer cumplir la norma urbana, ó si queremos ser más ambiciosos, pensemos en la creación de una entidad dedicada única y exclusivamente al Control y Desarrollo Urbano, como existen en otras ciudades con excelentes resultados.

Pero como el garrote que se materializa en las sanciones y multas que impone el Municipio no es suficiente, y menos en una sociedad aparentemente civilizada, no será sólo con medidas coercitivas como lograremos un cambio en la mentalidad y conducta de nuestros coterráneos y foráneos, es necesario emprender campañas de concientización, partiendo desde la sociedad civil, que ya es hora que se movilice más activamente y con más ahínco en estos nobles propósitos que le son inherentes que como lo hacen detrás de un político o un cantante vallenato , a través de la denuncia y el reproche público y moral contra quienes con sus actitudes contribuyen al desorden que hoy observamos en la ciudad,  ejerciendo de esta manera el control urbano que no sólo es competencia del Municipio, sino de todos nosotros, quienes habitamos la ciudad de Valledupar, en virtud a que siendo el derecho al goce del Espacio Público y a un ambiente sano, un derecho colectivo, su protección y defensa nos corresponde a todos.

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