EL TINAJERO Por: José Atuesta Mindiola ¿Por quién votar en el Cesar?, es la pregunta. Hay muchas razones; algunas de carácter personal y afectivo, en las que los electores anteponen sus intereses particulares frente a los beneficios generales. Otras, son de opinión, y los electores lo hacen pensando en las cualidades académicas de los aspirantes, […]
EL TINAJERO
Por: José Atuesta Mindiola
¿Por quién votar en el Cesar?, es la pregunta. Hay muchas razones; algunas de carácter personal y afectivo, en las que los electores anteponen sus intereses particulares frente a los beneficios generales. Otras, son de opinión, y los electores lo hacen pensando en las cualidades académicas de los aspirantes, en sus dimensiones humanas y en sus acciones en defensa del bienestar de las comunidades.
Todavía algunos de los electores, y tristemente duele decirlo, están en la etapa primaria de decidir por quién votar; les prestan poca atención al talante del candidato, a su capacidad de análisis para presentar las propuestas, y se dejan llevar por la publicidad y los conjuntos musicales que lo acompañan.
En ese nivel también están algunos candidatos, que en lugar de propuestas serias, llegan con unas peroratas insípidas intentando cautivar incautos. Entre esos están algunos que han desempeñado cargos de responsabilidades, y ahora cuando aspiran es que se muestran preocupados por las necesidades socioeconómicas y ambientales del departamento; pero cuando pudieron desde sus posiciones liderar procesos de gestión, fueron negligentes. En este nivel se ubican candidatos de aquí y varios aspirantes al Senado de otras regiones que vienen dizque a refrendar el compromiso con el Cesar. ¿Cuál compromiso? ¿Qué gestiones han hecho a favor del departamento? Aquí se ven cada cuatro años en épocas de elecciones, y cuando los invitan a parrandear en el Festival Vallenato.
En política se ve todo. Dicen los seudo filósofos que la política es una actividad sin memoria, es coyuntural. Los contrincantes de ayer que se lanzaron diatribas, hoy están unidos, “trabajando por la causa”. Los sindicalistas que hoy tienen sus candidatos propios, cuestionan con el verbo encendido a los candidatos de la oficialidad e invitan a las bases a ser leales a su condición de clase; pero cuando ellos hacen alianza con la oficialidad, todo está bien.
Los liberales de tradición añoran las gestas mayoritarias de ese movimiento en el país, pero la ausencia de líderes y de ideología, dejó expedito el boquete para que el presidente Álvaro Uribe, con su talante arrollador, cautivara cabezas visibles del liberalismo, y de paso del conservatismo, para sumarlas a su naciente grupo de la U.
La fragmentación de los partidos tradicionales se refleja aquí en el Cesar, pero dentro de esos acontecimientos, los comentaristas electorales hacen sus cábalas. Los más opcionados para la Cámara, son: Pedro Muvdi, por ser un representante activo con presencia en muchos municipios y porque recoge gran parte de los fieles seguidores del Partido Liberal. Por el lado de la U, Carmen Cecilia Gutiérrez Mattos, su condición de representante le da primacía, y hace tiempo viene en campaña; mientras que a Freddy Socarrás se ve en relativa desventaja porque comenzó tarde su labor proselitista. Juan Manuel Campo, representante de la casta pura conservadora del Cesar, cuenta con el apoyo de los tradicionales y de la juventud. Es casi seguro ganador por los azules. Ricardo Castro, de Alas, por ser cabeza de lista le lleva ventaja a William Herrera; aunque la inactividad temporal de su partido los obliga a trabajar con ahínco. Este grupo se estará disputando el cuarto puesto con Fernando De la Peña, del PIN. Rafael Escalona, el líder del sindicato de Educadores del Cesar va por el Polo en representación de docentes y de trabajadores, su carisma es importante, y también le favorece tener el nombre del compositor más famoso de Colombia.
Por el Senado, Félix Valera y Alfredo Cuello Baute. Los entendidos le dan ligera ventaja a Valera, porque además de Opción Verde, el partido del los Tres Tenores y del Gobernador, lo apoyan fracciones de otros grupos del Cesar; y a Cuello Baute le perjudican las divisiones de su colectividad azul.
EL TINAJERO Por: José Atuesta Mindiola ¿Por quién votar en el Cesar?, es la pregunta. Hay muchas razones; algunas de carácter personal y afectivo, en las que los electores anteponen sus intereses particulares frente a los beneficios generales. Otras, son de opinión, y los electores lo hacen pensando en las cualidades académicas de los aspirantes, […]
EL TINAJERO
Por: José Atuesta Mindiola
¿Por quién votar en el Cesar?, es la pregunta. Hay muchas razones; algunas de carácter personal y afectivo, en las que los electores anteponen sus intereses particulares frente a los beneficios generales. Otras, son de opinión, y los electores lo hacen pensando en las cualidades académicas de los aspirantes, en sus dimensiones humanas y en sus acciones en defensa del bienestar de las comunidades.
Todavía algunos de los electores, y tristemente duele decirlo, están en la etapa primaria de decidir por quién votar; les prestan poca atención al talante del candidato, a su capacidad de análisis para presentar las propuestas, y se dejan llevar por la publicidad y los conjuntos musicales que lo acompañan.
En ese nivel también están algunos candidatos, que en lugar de propuestas serias, llegan con unas peroratas insípidas intentando cautivar incautos. Entre esos están algunos que han desempeñado cargos de responsabilidades, y ahora cuando aspiran es que se muestran preocupados por las necesidades socioeconómicas y ambientales del departamento; pero cuando pudieron desde sus posiciones liderar procesos de gestión, fueron negligentes. En este nivel se ubican candidatos de aquí y varios aspirantes al Senado de otras regiones que vienen dizque a refrendar el compromiso con el Cesar. ¿Cuál compromiso? ¿Qué gestiones han hecho a favor del departamento? Aquí se ven cada cuatro años en épocas de elecciones, y cuando los invitan a parrandear en el Festival Vallenato.
En política se ve todo. Dicen los seudo filósofos que la política es una actividad sin memoria, es coyuntural. Los contrincantes de ayer que se lanzaron diatribas, hoy están unidos, “trabajando por la causa”. Los sindicalistas que hoy tienen sus candidatos propios, cuestionan con el verbo encendido a los candidatos de la oficialidad e invitan a las bases a ser leales a su condición de clase; pero cuando ellos hacen alianza con la oficialidad, todo está bien.
Los liberales de tradición añoran las gestas mayoritarias de ese movimiento en el país, pero la ausencia de líderes y de ideología, dejó expedito el boquete para que el presidente Álvaro Uribe, con su talante arrollador, cautivara cabezas visibles del liberalismo, y de paso del conservatismo, para sumarlas a su naciente grupo de la U.
La fragmentación de los partidos tradicionales se refleja aquí en el Cesar, pero dentro de esos acontecimientos, los comentaristas electorales hacen sus cábalas. Los más opcionados para la Cámara, son: Pedro Muvdi, por ser un representante activo con presencia en muchos municipios y porque recoge gran parte de los fieles seguidores del Partido Liberal. Por el lado de la U, Carmen Cecilia Gutiérrez Mattos, su condición de representante le da primacía, y hace tiempo viene en campaña; mientras que a Freddy Socarrás se ve en relativa desventaja porque comenzó tarde su labor proselitista. Juan Manuel Campo, representante de la casta pura conservadora del Cesar, cuenta con el apoyo de los tradicionales y de la juventud. Es casi seguro ganador por los azules. Ricardo Castro, de Alas, por ser cabeza de lista le lleva ventaja a William Herrera; aunque la inactividad temporal de su partido los obliga a trabajar con ahínco. Este grupo se estará disputando el cuarto puesto con Fernando De la Peña, del PIN. Rafael Escalona, el líder del sindicato de Educadores del Cesar va por el Polo en representación de docentes y de trabajadores, su carisma es importante, y también le favorece tener el nombre del compositor más famoso de Colombia.
Por el Senado, Félix Valera y Alfredo Cuello Baute. Los entendidos le dan ligera ventaja a Valera, porque además de Opción Verde, el partido del los Tres Tenores y del Gobernador, lo apoyan fracciones de otros grupos del Cesar; y a Cuello Baute le perjudican las divisiones de su colectividad azul.