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Editorial - 10 marzo, 2010

¿Hasta cuándo el problema del agua en Valledupar?

Uno de los mayores orgullos de Valledupar hace algunos años era la calidad de sus servicios públicos; en efecto, la capital del Cesar tenía un buen servicio de acueducto y era famosa la calidad de su agua potable, otro tanto sucedía con el servicio de energía y en aseo en la ciudad. En el caso […]

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Uno de los mayores orgullos de Valledupar hace algunos años era la calidad de sus servicios públicos; en efecto, la capital del Cesar tenía un buen servicio de acueducto y era famosa la calidad de su agua potable, otro tanto sucedía con el servicio de energía y en aseo en la ciudad.
En el caso del agua, tema que nos ocupa, hoy es una tristeza lo que está sucediendo: cuando la gente abre la llave y no encuentra el preciado líquido, como se dice popularmente; y esto ocurre no sólo en los barrios populares y marginales de la ciudad, sino también en el norte y centro de la ciudad.
La escena es tan recurrente que ya muchos habitantes de Valledupar saben que si llueve mucho o si llueve poco, no importa, se va a suspender el servicio de agua.
Por supuesto, en la actual coyuntura buena parte del problema se debe al fenómeno del “niño”, como ha sucedido en otras zonas del país. El verano ha sido intenso, como en el resto del país y esto no se puede desconocer.
Pero tampoco se puede ocultar el deterioro de la cuenca del río Guatapurí, como lo advirtió recientemente la Contraloría Municipal de Valledupar. Ese deterioro es producto de la acción de los campesinos, de colonos, de indígenas, ganaderos y agricultores. Tema al cual nos tendremos que referir en otra oportunidad.
Pero, no obstante el verano y el deterioro de la cuenca del río Guatapurí, es evidente que en esta oportunidad no ha habido un manejo eficiente de la crítica situación; en primer lugar, no se le ha informado oportunamente a la comunidad sobre las suspensiones del servicio y estas cada vez son más recurrentes.
Es de destacar la acción de Corpocesar que viene liderando la recuperación de la cuenca del Guatapurí y en tal sentido ha convocado a la Gobernación del Cesar, a la Alcaldía de Valledupar, a Emdupar  y a otras entidades públicas con el fin de aumentar los recursos para esta urgente tarea. La recuperación del Guatapurí no da espera y requiere el concurso de todos y también la colaboración del sector privado.
Pero también es necesario que Corpocesar esté atenta a controlar el uso del agua para fines productivos, es decir para el sector agropecuario, principalmente; la prioridad la tiene  el consumo humano y así deben entenderlo los agricultores y ganaderos, quienes en caso de ser hallados abusando en el uso del líquido deben ser drásticamente sancionados, de acuerdo a las normas vigentes. Pero este es un tema a mediano y largo plazo.
A corto plazo, el problema es otro. Hay evidencias de que Emdupar no ha sido eficiente en el tratamiento del agua. Y a pesar de que los directivos de la empresa lo niegan, se ha conocido de la falta de suficiente de los insumos necesarios para tratarla, situación que ya ha sido conocida por la Procuraduría General de la Nación. Si ello ha sido así, estos hechos deben ser investigados hasta sus últimas consecuencias.
La ciudadanía de Valledupar merece y exige más respeto por parte de Emdupar. Esta empresa adolece de múltiples problemas de carácter financiero, administrativo y técnico, principalmente. Entre estos últimos están las cuantiosas fugas técnicas, los robos y el agua que se consume pero no se factura, entre otras ineficiencias.
Por supuesto que es claro que Valledupar necesita contar con un sistema de almacenamiento de agua, como el que se espera lograr con el embalse de Los Besotes, pero ¿mientras tanto qué?. ¿Tienen los habitantes de la ciudad que seguir padeciendo las constantes y abruptas suspensiones del servicio?. Por supuesto que no.
Emdupar debe explicar bien la gravedad de la situación y asumir un plan de emergencia, en coordinación con Corpocesar y otras entidades. Se debe insistir en la necesidad del ahorro y la racionalidad en el líquido y  controlar esas fugas técnicas y robos. Es imperdonable una eventual ineficiente en el proceso de tratamiento y tampoco se justifica la falta de divulgación oportuna sobre con las suspensiones del servicio para que la comunidad pueda prepararse.
De persistir esta situación se va hacer necesaria una intervención especial de la Superintendencia de Servicios Públicos Domiciliarios. Los habitantes de Valledupar pagan y se merecen un mejor servicio de acueducto.

Editorial
10 marzo, 2010

¿Hasta cuándo el problema del agua en Valledupar?

Uno de los mayores orgullos de Valledupar hace algunos años era la calidad de sus servicios públicos; en efecto, la capital del Cesar tenía un buen servicio de acueducto y era famosa la calidad de su agua potable, otro tanto sucedía con el servicio de energía y en aseo en la ciudad. En el caso […]


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Uno de los mayores orgullos de Valledupar hace algunos años era la calidad de sus servicios públicos; en efecto, la capital del Cesar tenía un buen servicio de acueducto y era famosa la calidad de su agua potable, otro tanto sucedía con el servicio de energía y en aseo en la ciudad.
En el caso del agua, tema que nos ocupa, hoy es una tristeza lo que está sucediendo: cuando la gente abre la llave y no encuentra el preciado líquido, como se dice popularmente; y esto ocurre no sólo en los barrios populares y marginales de la ciudad, sino también en el norte y centro de la ciudad.
La escena es tan recurrente que ya muchos habitantes de Valledupar saben que si llueve mucho o si llueve poco, no importa, se va a suspender el servicio de agua.
Por supuesto, en la actual coyuntura buena parte del problema se debe al fenómeno del “niño”, como ha sucedido en otras zonas del país. El verano ha sido intenso, como en el resto del país y esto no se puede desconocer.
Pero tampoco se puede ocultar el deterioro de la cuenca del río Guatapurí, como lo advirtió recientemente la Contraloría Municipal de Valledupar. Ese deterioro es producto de la acción de los campesinos, de colonos, de indígenas, ganaderos y agricultores. Tema al cual nos tendremos que referir en otra oportunidad.
Pero, no obstante el verano y el deterioro de la cuenca del río Guatapurí, es evidente que en esta oportunidad no ha habido un manejo eficiente de la crítica situación; en primer lugar, no se le ha informado oportunamente a la comunidad sobre las suspensiones del servicio y estas cada vez son más recurrentes.
Es de destacar la acción de Corpocesar que viene liderando la recuperación de la cuenca del Guatapurí y en tal sentido ha convocado a la Gobernación del Cesar, a la Alcaldía de Valledupar, a Emdupar  y a otras entidades públicas con el fin de aumentar los recursos para esta urgente tarea. La recuperación del Guatapurí no da espera y requiere el concurso de todos y también la colaboración del sector privado.
Pero también es necesario que Corpocesar esté atenta a controlar el uso del agua para fines productivos, es decir para el sector agropecuario, principalmente; la prioridad la tiene  el consumo humano y así deben entenderlo los agricultores y ganaderos, quienes en caso de ser hallados abusando en el uso del líquido deben ser drásticamente sancionados, de acuerdo a las normas vigentes. Pero este es un tema a mediano y largo plazo.
A corto plazo, el problema es otro. Hay evidencias de que Emdupar no ha sido eficiente en el tratamiento del agua. Y a pesar de que los directivos de la empresa lo niegan, se ha conocido de la falta de suficiente de los insumos necesarios para tratarla, situación que ya ha sido conocida por la Procuraduría General de la Nación. Si ello ha sido así, estos hechos deben ser investigados hasta sus últimas consecuencias.
La ciudadanía de Valledupar merece y exige más respeto por parte de Emdupar. Esta empresa adolece de múltiples problemas de carácter financiero, administrativo y técnico, principalmente. Entre estos últimos están las cuantiosas fugas técnicas, los robos y el agua que se consume pero no se factura, entre otras ineficiencias.
Por supuesto que es claro que Valledupar necesita contar con un sistema de almacenamiento de agua, como el que se espera lograr con el embalse de Los Besotes, pero ¿mientras tanto qué?. ¿Tienen los habitantes de la ciudad que seguir padeciendo las constantes y abruptas suspensiones del servicio?. Por supuesto que no.
Emdupar debe explicar bien la gravedad de la situación y asumir un plan de emergencia, en coordinación con Corpocesar y otras entidades. Se debe insistir en la necesidad del ahorro y la racionalidad en el líquido y  controlar esas fugas técnicas y robos. Es imperdonable una eventual ineficiente en el proceso de tratamiento y tampoco se justifica la falta de divulgación oportuna sobre con las suspensiones del servicio para que la comunidad pueda prepararse.
De persistir esta situación se va hacer necesaria una intervención especial de la Superintendencia de Servicios Públicos Domiciliarios. Los habitantes de Valledupar pagan y se merecen un mejor servicio de acueducto.