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Columnista - 10 marzo, 2011

¿Dónde estamos y hacia dónde vamos?

Por: Luis Napoleón de Armas P Esta es la pregunta que todo aspirante a dirigir los destinos de un ente regional de cualquier nivel, debe hacerse; es la misma pregunta que nos hacemos cuando estamos en reposo y deseamos dirigirnos hacia algún lado; y, a menos que sea un orate o vago, nadie se mueve […]

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Por: Luis Napoleón de Armas P
Esta es la pregunta que todo aspirante a dirigir los destinos de un ente regional de cualquier nivel, debe hacerse; es la misma pregunta que nos hacemos cuando estamos en reposo y deseamos dirigirnos hacia algún lado; y, a menos que sea un orate o vago, nadie se mueve sin saber hacia dónde se dirige ni que cosas va a buscar.
Hay personas que hacen mejor sus actividades particulares que otras y por lo tanto son más exitosas. Quien no tenga un proyecto de vida personal, es difícil que lo tenga en el sector público. Pero un proyecto de vida no puede fundarse en el lessé passé ni en el “todo vale” para fungir de habilidosos. Así mismo pasa en la administración pública, con mucho más rigor, porque se manejarán recursos del erario, en sumas que pondrán a prueba todo principio. Es ahí, donde la mayoría sucumbe y mira todo lo que tiene en sus manos como una oportunidad irrepetible. ¡Un baloto no se gana todos los días!
Esa es la primera premisa del caminante público: saber donde está parado. Esto incluye, además del marco ético que lo define, el conocimiento actual de la situación de su ente, cuáles son sus necesidades críticas, cual es la etapa actual en comparación con otras regiones, cual es su crecimiento, cuales las prioridades, cómo anda el presupuesto, qué compromisos financieros tiene el ente, que tipo de recursos humanos se requieren. No se debe entrar a improvisar. La misión de un gobernador o alcalde es propiciar el desarrollo de sus asociados. En el caso de El Cesar, a los próximos mandatarios les tocará hacer grandes esfuerzos para mejorar algunos indicadores.; p.ej, según el DANE, tenemos un NBI de 44.5%, el puesto 23 dentro de los 33 departamentos del país, por debajo de regiones con menores posibilidades como Putumayo, Arauca, Casanare, Guaviare, San Andrés, Caquetá, Nariño y Amazonas; es una vergüenza. Igual ranking tenemos en mortalidad infantil, 38.7%, ¿Cuántos años y recursos necesitaremos para alcanzar los niveles de Bogotá, 9.2% en NBI, o el 19.9/mil, la media nacional en mortalidad infantil? Y esta de suyo, no es una tasa buena. Sería una proeza aproximarse al 2/mil que tiene Singapur. Realmente, son dos mundos antípodas, y en esa materia, somos tercermundistas. Además, no sabemos cuánto avanzamos por año porque  el DANE, en su encuesta nacional de hogares, no nos incluye y aquí, las estadísticas no existen. Tampoco es fácil conocer cuáles son las metas a lograr por año. Así no funciona la planificación.
En cuanto al municipio de Valledupar, podemos decir que no es la cenicienta, pero lo que falta por hacer es mucho. Se dice que el mal de muchos no debe ser el consuelo de pocos. Con cifras del DANE, 30/07/10, podemos contarle a nuestros lectores y candidatos que en lo único que es líder esta ciudad respecto a las demás capitales del Caribe, es en servicios públicos; en miseria ocupamos el cuarto lugar mas malo, somos terceros en la oferta de vivienda pero, en hacinamiento crítico somos los peores (4 o más personas/cuarto); en dependencia económica (4 o más personas que dependen de una misma persona) somos los antepenúltimos; este es un indicador de desempleo. En lo que sí sacamos la pelota del estadio fue en inasistencia escolar (niños de 7 a 11 años que no asisten a una escuela de educación formal), 5.35%, es el doble de la que tienen cada una de las otras regiones. ¿Por qué no asisten? ¿Qué hacen? ¿Quién se encarga de hacer esta vigilancia? Finalmente, tenemos el cuarto mas alto NBI de la región, 27.23%. Estos ejemplos son un espejo en el cual deberán mirarse todos los aspirantes y no crean que la administración pública es solo contratos. Si las transferencias nacionales y las regalías no alcanzan, ¿hacia dónde vamos?. [email protected]

Columnista
10 marzo, 2011

¿Dónde estamos y hacia dónde vamos?

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Luis Napoleón de Armas P.

Por: Luis Napoleón de Armas P Esta es la pregunta que todo aspirante a dirigir los destinos de un ente regional de cualquier nivel, debe hacerse; es la misma pregunta que nos hacemos cuando estamos en reposo y deseamos dirigirnos hacia algún lado; y, a menos que sea un orate o vago, nadie se mueve […]


Por: Luis Napoleón de Armas P
Esta es la pregunta que todo aspirante a dirigir los destinos de un ente regional de cualquier nivel, debe hacerse; es la misma pregunta que nos hacemos cuando estamos en reposo y deseamos dirigirnos hacia algún lado; y, a menos que sea un orate o vago, nadie se mueve sin saber hacia dónde se dirige ni que cosas va a buscar.
Hay personas que hacen mejor sus actividades particulares que otras y por lo tanto son más exitosas. Quien no tenga un proyecto de vida personal, es difícil que lo tenga en el sector público. Pero un proyecto de vida no puede fundarse en el lessé passé ni en el “todo vale” para fungir de habilidosos. Así mismo pasa en la administración pública, con mucho más rigor, porque se manejarán recursos del erario, en sumas que pondrán a prueba todo principio. Es ahí, donde la mayoría sucumbe y mira todo lo que tiene en sus manos como una oportunidad irrepetible. ¡Un baloto no se gana todos los días!
Esa es la primera premisa del caminante público: saber donde está parado. Esto incluye, además del marco ético que lo define, el conocimiento actual de la situación de su ente, cuáles son sus necesidades críticas, cual es la etapa actual en comparación con otras regiones, cual es su crecimiento, cuales las prioridades, cómo anda el presupuesto, qué compromisos financieros tiene el ente, que tipo de recursos humanos se requieren. No se debe entrar a improvisar. La misión de un gobernador o alcalde es propiciar el desarrollo de sus asociados. En el caso de El Cesar, a los próximos mandatarios les tocará hacer grandes esfuerzos para mejorar algunos indicadores.; p.ej, según el DANE, tenemos un NBI de 44.5%, el puesto 23 dentro de los 33 departamentos del país, por debajo de regiones con menores posibilidades como Putumayo, Arauca, Casanare, Guaviare, San Andrés, Caquetá, Nariño y Amazonas; es una vergüenza. Igual ranking tenemos en mortalidad infantil, 38.7%, ¿Cuántos años y recursos necesitaremos para alcanzar los niveles de Bogotá, 9.2% en NBI, o el 19.9/mil, la media nacional en mortalidad infantil? Y esta de suyo, no es una tasa buena. Sería una proeza aproximarse al 2/mil que tiene Singapur. Realmente, son dos mundos antípodas, y en esa materia, somos tercermundistas. Además, no sabemos cuánto avanzamos por año porque  el DANE, en su encuesta nacional de hogares, no nos incluye y aquí, las estadísticas no existen. Tampoco es fácil conocer cuáles son las metas a lograr por año. Así no funciona la planificación.
En cuanto al municipio de Valledupar, podemos decir que no es la cenicienta, pero lo que falta por hacer es mucho. Se dice que el mal de muchos no debe ser el consuelo de pocos. Con cifras del DANE, 30/07/10, podemos contarle a nuestros lectores y candidatos que en lo único que es líder esta ciudad respecto a las demás capitales del Caribe, es en servicios públicos; en miseria ocupamos el cuarto lugar mas malo, somos terceros en la oferta de vivienda pero, en hacinamiento crítico somos los peores (4 o más personas/cuarto); en dependencia económica (4 o más personas que dependen de una misma persona) somos los antepenúltimos; este es un indicador de desempleo. En lo que sí sacamos la pelota del estadio fue en inasistencia escolar (niños de 7 a 11 años que no asisten a una escuela de educación formal), 5.35%, es el doble de la que tienen cada una de las otras regiones. ¿Por qué no asisten? ¿Qué hacen? ¿Quién se encarga de hacer esta vigilancia? Finalmente, tenemos el cuarto mas alto NBI de la región, 27.23%. Estos ejemplos son un espejo en el cual deberán mirarse todos los aspirantes y no crean que la administración pública es solo contratos. Si las transferencias nacionales y las regalías no alcanzan, ¿hacia dónde vamos?. [email protected]