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Editorial - 11 abril, 2010

¿Cómo va, Valledupar cómo vamos?

Uno de los hechos más curiosos de la actual campaña presidencial fue el surgimiento de los llamados tres tenores, del Partido Verde, término periodístico con cual se hacía referencia a tres destacados ex alcaldes de Bogotá: Antanas Mockus, Enrique Peñaloza y Luis Eduardo Garzón. La gran coincidencia que tiene estos tres líderes es que lograron […]

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Uno de los hechos más curiosos de la actual campaña presidencial fue el surgimiento de los llamados tres tenores, del Partido Verde, término periodístico con cual se hacía referencia a tres destacados ex alcaldes de Bogotá: Antanas Mockus, Enrique Peñaloza y Luis Eduardo Garzón. La gran coincidencia que tiene estos tres líderes es que lograron transformar, cada uno a su manera, a Bogotá.
La capital es la ciudad más grande del país, tanto en extensión como en población y su administración no es cosa de poca monta; de allí que se considere que ha administrado bien a Bogotá, está en condiciones de administrar igual de bien el país. En ese orden de ideas, los colombianos eligieron presidente al liberal Virgilio Barco Vargas, y posteriormente a otro exalcalde, el conservador Andrés Pastrana Arango.
En esa transformación que ha tenido Bogotá, ha sido fundamental la labor de una Organización No Gubernamental (O.N.G.) Bogotá, cómo vamos?, creada por la Cámara de Comercio de Bogotá, el diario EL TIEMPO y la Fundación Corona, con el fin de hacerle seguimiento a la administración municipal en una diversidad de temas muy importantes todos: seguridad, servicios públicos, espacio público, salud, educación, lucha contra la pobreza, desarrollo económico, movilidad, participación ciudadana, medio ambiente, entre otros.
La labor de esa ONG que, insistimos, ha realizado una tarea fundamental, se ampara en la Constitución de 1991 que promueve la participación ciudadana, en desarrollo del concepto de democracia participativa y veeduría pública, en general, sobre la ejecución de los recursos y las políticas públicas.

Para nadie es un secreto la crítica situación por la cual pasa Valledupar, otrora ciudad promisoria del Caribe Colombiano, con eslogan como Valledupar Sorpresa Caribe, entre otros cuando contamos con buenas administraciones locales, como fueron la de Rodolfo Campo Soto y la de Aníbal Martínez Zuleta, que han quedado como referente en el imaginario colectivo de los raizales y de los habitantes de la ciudad, en general.
Hoy la realidad es otra, y muy dura; tenemos una ciudad con problemas de seguridad, con alto desempleo, con un crecimiento sin planeación y con falta de norte en muchos temas que tienen que ver con el desarrollo urbano y el desarrollo humano.
Las últimas administraciones de la ciudad, anteriores a la de Fernández Maestre, significaron un retroceso en muchos sectores y hoy en muchos aspectos la ciudad está sin Dios ni Ley; la norma es el dejar hacer dejar pasar, la falta de autoridad en el mejor sentido de la palabra y consecuentemente la falta de civismo, pertenencia y sentido de ciudadanía.
La administración de Luis Fabián Fernández está en su sexto mes y quizás aún es prematuro para hacer un balance de la misma, pero en muchos campos de la ciudad se siente una falta de dirección, de norte, de derroteros claros hacia donde se quiere ir. Es lo que sucede, para citar sólo dos ejemplos, con el tema del mototaxismo y la movilidad, y también con el tema de la inseguridad y los aspectos sociales.
Pero el problema no es sólo de la administración municipal, al Concejo también le cabe una gran responsabilidad en la crisis, en el mismo no se observa un grupo de líderes con capacidad de hacer una evaluación crítica, un control político a la administración de turno y –por el contrario- parecería que imperara un oportunismo complaciente y politiquero, por encima de los grandes intereses de la ciudad.
En ese orden de ideas, cuanta falta hace en Valledupar, un proyecto como de veeduría ciudadana similar a Bogotá Como Vamos. Y en este sentido, desde más de un año, un grupo de instituciones privadas, incluyendo empresas y organizaciones no gubernamentales, vienen trabajando en la consolidación de un proyecto similar y hace mucha falta en la ciudad de los Santos Reyes.
En efecto, la Cámara de Comercio de Valledupar, la Fundación Carboandes, Fenalco, Comfacesar, la Drummond, la UDES, la Fundación Universitaria del Área Andina y Comunicaciones Integrales S.A., entre otras, arrancaron con entusiasmo a madurar la idea y echar andar el proyecto, pero hasta ahí…
El proyecto pareciera estar detenido, nada que arranca y esta misma situación ha contribuido a aumentar el sentimiento de frustración y escepticismo sobre el futuro de la ciudad. Sería muy conveniente y oportuno que las instituciones que están detrás de Valledupar, cómo vamos?, le contaran a la ciudadanía cómo van las cosas y se designara, cuanto antes, un gerente de ese proyecto con un alto perfil de liderazgo, con aceptación en la ciudad y con una gran capacidad de convocatoria.
La capital del Cesar necesita urgentemente de ese proyecto Valledupar como vamos?, para realizarle una veeduría a la administración municipal en su conjunto y fomentar en la ciudad la cultura de la rendición de cuentas, el control social sobre los recursos y las políticas públicas y también la construcción de ciudadanía, factor necesario, pero no suficiente, para sacar a la ciudad del letargo en que se encuentra.

Editorial
11 abril, 2010

¿Cómo va, Valledupar cómo vamos?

Uno de los hechos más curiosos de la actual campaña presidencial fue el surgimiento de los llamados tres tenores, del Partido Verde, término periodístico con cual se hacía referencia a tres destacados ex alcaldes de Bogotá: Antanas Mockus, Enrique Peñaloza y Luis Eduardo Garzón. La gran coincidencia que tiene estos tres líderes es que lograron […]


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Uno de los hechos más curiosos de la actual campaña presidencial fue el surgimiento de los llamados tres tenores, del Partido Verde, término periodístico con cual se hacía referencia a tres destacados ex alcaldes de Bogotá: Antanas Mockus, Enrique Peñaloza y Luis Eduardo Garzón. La gran coincidencia que tiene estos tres líderes es que lograron transformar, cada uno a su manera, a Bogotá.
La capital es la ciudad más grande del país, tanto en extensión como en población y su administración no es cosa de poca monta; de allí que se considere que ha administrado bien a Bogotá, está en condiciones de administrar igual de bien el país. En ese orden de ideas, los colombianos eligieron presidente al liberal Virgilio Barco Vargas, y posteriormente a otro exalcalde, el conservador Andrés Pastrana Arango.
En esa transformación que ha tenido Bogotá, ha sido fundamental la labor de una Organización No Gubernamental (O.N.G.) Bogotá, cómo vamos?, creada por la Cámara de Comercio de Bogotá, el diario EL TIEMPO y la Fundación Corona, con el fin de hacerle seguimiento a la administración municipal en una diversidad de temas muy importantes todos: seguridad, servicios públicos, espacio público, salud, educación, lucha contra la pobreza, desarrollo económico, movilidad, participación ciudadana, medio ambiente, entre otros.
La labor de esa ONG que, insistimos, ha realizado una tarea fundamental, se ampara en la Constitución de 1991 que promueve la participación ciudadana, en desarrollo del concepto de democracia participativa y veeduría pública, en general, sobre la ejecución de los recursos y las políticas públicas.

Para nadie es un secreto la crítica situación por la cual pasa Valledupar, otrora ciudad promisoria del Caribe Colombiano, con eslogan como Valledupar Sorpresa Caribe, entre otros cuando contamos con buenas administraciones locales, como fueron la de Rodolfo Campo Soto y la de Aníbal Martínez Zuleta, que han quedado como referente en el imaginario colectivo de los raizales y de los habitantes de la ciudad, en general.
Hoy la realidad es otra, y muy dura; tenemos una ciudad con problemas de seguridad, con alto desempleo, con un crecimiento sin planeación y con falta de norte en muchos temas que tienen que ver con el desarrollo urbano y el desarrollo humano.
Las últimas administraciones de la ciudad, anteriores a la de Fernández Maestre, significaron un retroceso en muchos sectores y hoy en muchos aspectos la ciudad está sin Dios ni Ley; la norma es el dejar hacer dejar pasar, la falta de autoridad en el mejor sentido de la palabra y consecuentemente la falta de civismo, pertenencia y sentido de ciudadanía.
La administración de Luis Fabián Fernández está en su sexto mes y quizás aún es prematuro para hacer un balance de la misma, pero en muchos campos de la ciudad se siente una falta de dirección, de norte, de derroteros claros hacia donde se quiere ir. Es lo que sucede, para citar sólo dos ejemplos, con el tema del mototaxismo y la movilidad, y también con el tema de la inseguridad y los aspectos sociales.
Pero el problema no es sólo de la administración municipal, al Concejo también le cabe una gran responsabilidad en la crisis, en el mismo no se observa un grupo de líderes con capacidad de hacer una evaluación crítica, un control político a la administración de turno y –por el contrario- parecería que imperara un oportunismo complaciente y politiquero, por encima de los grandes intereses de la ciudad.
En ese orden de ideas, cuanta falta hace en Valledupar, un proyecto como de veeduría ciudadana similar a Bogotá Como Vamos. Y en este sentido, desde más de un año, un grupo de instituciones privadas, incluyendo empresas y organizaciones no gubernamentales, vienen trabajando en la consolidación de un proyecto similar y hace mucha falta en la ciudad de los Santos Reyes.
En efecto, la Cámara de Comercio de Valledupar, la Fundación Carboandes, Fenalco, Comfacesar, la Drummond, la UDES, la Fundación Universitaria del Área Andina y Comunicaciones Integrales S.A., entre otras, arrancaron con entusiasmo a madurar la idea y echar andar el proyecto, pero hasta ahí…
El proyecto pareciera estar detenido, nada que arranca y esta misma situación ha contribuido a aumentar el sentimiento de frustración y escepticismo sobre el futuro de la ciudad. Sería muy conveniente y oportuno que las instituciones que están detrás de Valledupar, cómo vamos?, le contaran a la ciudadanía cómo van las cosas y se designara, cuanto antes, un gerente de ese proyecto con un alto perfil de liderazgo, con aceptación en la ciudad y con una gran capacidad de convocatoria.
La capital del Cesar necesita urgentemente de ese proyecto Valledupar como vamos?, para realizarle una veeduría a la administración municipal en su conjunto y fomentar en la ciudad la cultura de la rendición de cuentas, el control social sobre los recursos y las políticas públicas y también la construcción de ciudadanía, factor necesario, pero no suficiente, para sacar a la ciudad del letargo en que se encuentra.