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Columnista - 6 mayo, 2010

¡Qué semana!

DOS PUNTOS Por: Germán Piedrahíta R. Cumplió la Fundación por encima de querellas y malquerencias y el Festival sigue su camino hacia la historia. Como todo lo humano con cosas buenas, regulares, malas y hasta excelentes. Todo se inició en la biblioteca departamental con el foro sobre Rafael Escalona, “El hombre y el mito”. Conferencistas […]

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DOS PUNTOS

Por: Germán Piedrahíta R.

Cumplió la Fundación por encima de querellas y malquerencias y el Festival sigue su camino hacia la historia. Como todo lo humano con cosas buenas, regulares, malas y hasta excelentes.
Todo se inició en la biblioteca departamental con el foro sobre Rafael Escalona, “El hombre y el mito”. Conferencistas venidos de otras ciudades que nos contaron de la vida del compositor, sin sorprendernos, pues algunos se dedicaron al autoelogio por haberlo conocido, sin entrar en el verso o en el alma del grande, dejando por eso un gran vacío. Mejor los conversatorios en Bellas Artes por las anécdotas y los recuerdos, estos sí del alma del homenajeado.
A la vez y con poca resonancia se abrían tres exposiciones de pintura de dos viejos y conocidos vallenatos, Kajuma en la Cámara de Comercio y Walter Arlant en la misma biblioteca. Lienzos bien presentados y con temas regionales, cargados con el color propio del lenguaje de cada uno y con el espíritu que merecía el Festival.
También un argentivallenato, Francisco “Pancho” Ruiz, inauguraba la cueva de la Cone  con su Canto de Amor a Valle de Upar, de su sempiterna serie Los Espejos de América con la fabulación propia del soñador enamorado de su segunda patria. Todas se pueden visitar actualmente.

La étnica ministra de la Cultura Nacional acompañaba a músicos, compositores y seguidores del folclor en la propuesta de declaración como bien universal al vallenato como canto vallenato, como folclor vallenato o como música vallenata. El debate está abierto y la bendición llegará por la Unesco para engrandecer aún más las coronas de los únicos reyes de la paz.
Escalona, su vida en fotos en la Casa de la Cultura, fue otro altar más para el grande de la composición.
Los niños llenaron las calles con sus voces, sus bailes y sus guiños y los Piloneritos inscribieron las risas en las caras de propios y extraños que asombrados veían desfilar las semillas festivaleras con el garbo y la gracia de experimentados danzantes.
Jóvenes y mayores, “picados” por los pequeños y mojados por las alegres lágrimas de Serankua hicieron trepidar los corazones con sus giros y versos marcando el sendero de un futuro pleno de éxitos.
Antes, con el ocaso a cuestas, el fabulador de engaños abría en Sayco la puerta del pasado del insigne patillalero  en las gráficas logradas por su hijo y se dirigía a inaugurar la más grande fiesta popular del país y la ciudad se inundó de vallenato y el sol ya no se puso ante la síncopa de la caja, el rasguño de la guacharaca y el vivo respirar de los fuelles cantarinos de los acordeones.
El Festival no podrá morir mientras sigan llegando desde cualquier lugar del país esos polluelos, los príncipes del folclor, que iniciando a los 4 o 5 años ya llegan con nueve o diez de preparación y crean las mas grandes dificultades a los experimentados jurados como también viene pasando con los juveniles y aficionados que llegan con una carga de trabajo, de formación folclórica poco igualable en otros ámbitos.
El gran encuentro de los nueve candidatos, creo que no se repetirá, para hablar sobre la Región Caribe, nos permitió escuchar en directo al que será el próximo presidente y fue un triunfo total para los ocho gobernadores y un visto bueno para el anfitrión. Gracias a sus fallas que terminaron siendo ganancia, Telecaribe dejó en claro la necesidad del apoyo del gobierno a los canales regionales por encima de la disputa del tercero.
Todo Valledupar es un canto, una fiesta, una alegría y un reclamo o varios reclamos que nos llevan al humanismo que rompemos cuando queremos normatizar la alegría y la necesidad.
Si bien es cierto que el espacio público es de todos, también son todos, ciudadanos y seres humanos los que los ocupan ante la necesidad de no dejarse morir de hambre y ven la oportunidad de ganar unos meses de alimentos vendiendo baratijas, prendas, bebidas y comidas y el daño al quitar estos suministros por el baño en nuestro río de un solo ser, es poco menos que antisocial  como también ser mas papistas que el Papa al poner retenes para partes a la salida de ciertos sitios en donde, por la fiesta real, inevitablemente se consume algún tipo de licor y como si fuera poco querer hacer cumplir leyes sin lógica, como la de no permitir el ingreso de niños a los lugares con mucha gente y en donde se expendieran bebidas alcohólicas, se tendría que prohibir el Festival o encarcelar a la ciudad entera. Es claro que nadie se atrevió a intentar aplicar esa sesuda norma.
Reclamos hay y de muchos, como el peligroso aumento de los precios de todo. Cualquier cama es en oro y ya tuvimos el ejemplo en Santa Marta cuando los hoteleros decidieron morijerar los costos de sus habitaciones y salvaron sus economías.
Las casas y fincas se volvieron palacios medievales y cobraron para reyes y magnates corriendo el peligro de llevar al asador a la gallinita de los huevos de oro.
Para cerrar, el lunes, día universal de la libertad de expresión, fue un mudo y triste encuentro de la soledad ante la Procuraduría por la desidia y falta de pertenencia de los comunicadores ante la barbarie del país. Había más policía que manifestantes.
Por eso los falsos son positivos.
[email protected]

Columnista
6 mayo, 2010

¡Qué semana!

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Germán Piedrahíta R.

DOS PUNTOS Por: Germán Piedrahíta R. Cumplió la Fundación por encima de querellas y malquerencias y el Festival sigue su camino hacia la historia. Como todo lo humano con cosas buenas, regulares, malas y hasta excelentes. Todo se inició en la biblioteca departamental con el foro sobre Rafael Escalona, “El hombre y el mito”. Conferencistas […]


DOS PUNTOS

Por: Germán Piedrahíta R.

Cumplió la Fundación por encima de querellas y malquerencias y el Festival sigue su camino hacia la historia. Como todo lo humano con cosas buenas, regulares, malas y hasta excelentes.
Todo se inició en la biblioteca departamental con el foro sobre Rafael Escalona, “El hombre y el mito”. Conferencistas venidos de otras ciudades que nos contaron de la vida del compositor, sin sorprendernos, pues algunos se dedicaron al autoelogio por haberlo conocido, sin entrar en el verso o en el alma del grande, dejando por eso un gran vacío. Mejor los conversatorios en Bellas Artes por las anécdotas y los recuerdos, estos sí del alma del homenajeado.
A la vez y con poca resonancia se abrían tres exposiciones de pintura de dos viejos y conocidos vallenatos, Kajuma en la Cámara de Comercio y Walter Arlant en la misma biblioteca. Lienzos bien presentados y con temas regionales, cargados con el color propio del lenguaje de cada uno y con el espíritu que merecía el Festival.
También un argentivallenato, Francisco “Pancho” Ruiz, inauguraba la cueva de la Cone  con su Canto de Amor a Valle de Upar, de su sempiterna serie Los Espejos de América con la fabulación propia del soñador enamorado de su segunda patria. Todas se pueden visitar actualmente.

La étnica ministra de la Cultura Nacional acompañaba a músicos, compositores y seguidores del folclor en la propuesta de declaración como bien universal al vallenato como canto vallenato, como folclor vallenato o como música vallenata. El debate está abierto y la bendición llegará por la Unesco para engrandecer aún más las coronas de los únicos reyes de la paz.
Escalona, su vida en fotos en la Casa de la Cultura, fue otro altar más para el grande de la composición.
Los niños llenaron las calles con sus voces, sus bailes y sus guiños y los Piloneritos inscribieron las risas en las caras de propios y extraños que asombrados veían desfilar las semillas festivaleras con el garbo y la gracia de experimentados danzantes.
Jóvenes y mayores, “picados” por los pequeños y mojados por las alegres lágrimas de Serankua hicieron trepidar los corazones con sus giros y versos marcando el sendero de un futuro pleno de éxitos.
Antes, con el ocaso a cuestas, el fabulador de engaños abría en Sayco la puerta del pasado del insigne patillalero  en las gráficas logradas por su hijo y se dirigía a inaugurar la más grande fiesta popular del país y la ciudad se inundó de vallenato y el sol ya no se puso ante la síncopa de la caja, el rasguño de la guacharaca y el vivo respirar de los fuelles cantarinos de los acordeones.
El Festival no podrá morir mientras sigan llegando desde cualquier lugar del país esos polluelos, los príncipes del folclor, que iniciando a los 4 o 5 años ya llegan con nueve o diez de preparación y crean las mas grandes dificultades a los experimentados jurados como también viene pasando con los juveniles y aficionados que llegan con una carga de trabajo, de formación folclórica poco igualable en otros ámbitos.
El gran encuentro de los nueve candidatos, creo que no se repetirá, para hablar sobre la Región Caribe, nos permitió escuchar en directo al que será el próximo presidente y fue un triunfo total para los ocho gobernadores y un visto bueno para el anfitrión. Gracias a sus fallas que terminaron siendo ganancia, Telecaribe dejó en claro la necesidad del apoyo del gobierno a los canales regionales por encima de la disputa del tercero.
Todo Valledupar es un canto, una fiesta, una alegría y un reclamo o varios reclamos que nos llevan al humanismo que rompemos cuando queremos normatizar la alegría y la necesidad.
Si bien es cierto que el espacio público es de todos, también son todos, ciudadanos y seres humanos los que los ocupan ante la necesidad de no dejarse morir de hambre y ven la oportunidad de ganar unos meses de alimentos vendiendo baratijas, prendas, bebidas y comidas y el daño al quitar estos suministros por el baño en nuestro río de un solo ser, es poco menos que antisocial  como también ser mas papistas que el Papa al poner retenes para partes a la salida de ciertos sitios en donde, por la fiesta real, inevitablemente se consume algún tipo de licor y como si fuera poco querer hacer cumplir leyes sin lógica, como la de no permitir el ingreso de niños a los lugares con mucha gente y en donde se expendieran bebidas alcohólicas, se tendría que prohibir el Festival o encarcelar a la ciudad entera. Es claro que nadie se atrevió a intentar aplicar esa sesuda norma.
Reclamos hay y de muchos, como el peligroso aumento de los precios de todo. Cualquier cama es en oro y ya tuvimos el ejemplo en Santa Marta cuando los hoteleros decidieron morijerar los costos de sus habitaciones y salvaron sus economías.
Las casas y fincas se volvieron palacios medievales y cobraron para reyes y magnates corriendo el peligro de llevar al asador a la gallinita de los huevos de oro.
Para cerrar, el lunes, día universal de la libertad de expresión, fue un mudo y triste encuentro de la soledad ante la Procuraduría por la desidia y falta de pertenencia de los comunicadores ante la barbarie del país. Había más policía que manifestantes.
Por eso los falsos son positivos.
[email protected]