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Columnista - 3 marzo, 2010

¡Nuestra Constitución Política es soberana ¡

Desde mi cocina Por: Silvia Betancourt Alliegro El 26 de febrero de 2010 es fecha memorable en nuestra historia patria, a partir de ella somos una nación privilegiada ante el resto de naciones del mundo que no se ciñen a su Carta; lo que hombres colombianos de todas las tendencias ideológicas –unidos- lograron en reuniones […]

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Desde mi cocina

Por: Silvia Betancourt Alliegro

El 26 de febrero de 2010 es fecha memorable en nuestra historia patria, a partir de ella somos una nación privilegiada ante el resto de naciones del mundo que no se ciñen a su Carta; lo que hombres colombianos de todas las tendencias ideológicas –unidos- lograron en reuniones desde el 5 de febrero al 4 de julio de 1991, resistirá todas las pruebas –coyunturales- que los apetitos de poder de puñados de hombres pendencieros nos pongan por delante.

Para avivar el amor al estudio concienzudo de ella, voy a transcribir el preámbulo escrito a los ciudadanos del mundo:

“El pueblo de Colombia

En ejercicio de su poder soberano, representado por sus delegatarios a la Asamblea nacional Constituyente, invocando la protección de Dios, y con el fin de fortalecer la unidad de la nación y asegurar a sus integrantes la vida, la convivencia, el trabajo, la justicia, la igualdad, el conocimiento, la libertad y la paz, dentro de un marco jurídico, democrático y participativo, que garantice un orden político, económico y social justo, y comprometido a impulsar la integración latinoamericana, sanciona y promulga la siguiente

Constitución Política de Colombia”

Todo ciudadano colombiano debería portarla para, en ratos oportunos, estudiarla, citarla, promoverla.
Toda mujer colombiana debería leer a diario a sus hijos algún Artículo que le diga que debe ceñirse a las normas establecidas para ser un digno ser humano.
Cada profesor de cualquier área, debería hacer lo mismo que las mujeres, ampliando el estudio a los Actos Legislativos que la han modificado, desde el 01, decretado en agosto 27 de 1993, hasta febrero de 2010, para tomar notas que aporten luces a sus alumnos sobre las modificaciones efectuadas, si eran necesarias o no, si podrían ser ampliadas, o abolidas.
Todos los medios de comunicación en Colombia deberían establecer dentro de su programación diaria la difusión de sus alcances en el tiempo y el espacio, sin interpretaciones malignas que amparen los ‘derechos’ de los que pagan pauta.
Debería ponerse de moda obsequiar a los amigos nacionales y extranjeros- para que lean el Artículo 100 del Capítulo 3 – ¿y por qué no a los enemigos en fechas especiales? como cumpleaños, Navidad, Año nuevo, Amor y Amistad, además del obsequio tradicional, un ejemplar de la inmortal Constitución Política de Colombia, con dedicatoria que indique que conocemos el Articulo específico para el evento a cotejar, condenar o festejar. Personalmente imploro la primera edición de julio de 1991, de todas las editoriales.
A los editores quiero recordarles que es permitido reproducir la Constitución Política de Colombia, así que manos a la obra, que el lucro con honra sabe a bueno.

[email protected]

Columnista
3 marzo, 2010

¡Nuestra Constitución Política es soberana ¡

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Silvia Betancourt Alliegro

Desde mi cocina Por: Silvia Betancourt Alliegro El 26 de febrero de 2010 es fecha memorable en nuestra historia patria, a partir de ella somos una nación privilegiada ante el resto de naciones del mundo que no se ciñen a su Carta; lo que hombres colombianos de todas las tendencias ideológicas –unidos- lograron en reuniones […]


Desde mi cocina

Por: Silvia Betancourt Alliegro

El 26 de febrero de 2010 es fecha memorable en nuestra historia patria, a partir de ella somos una nación privilegiada ante el resto de naciones del mundo que no se ciñen a su Carta; lo que hombres colombianos de todas las tendencias ideológicas –unidos- lograron en reuniones desde el 5 de febrero al 4 de julio de 1991, resistirá todas las pruebas –coyunturales- que los apetitos de poder de puñados de hombres pendencieros nos pongan por delante.

Para avivar el amor al estudio concienzudo de ella, voy a transcribir el preámbulo escrito a los ciudadanos del mundo:

“El pueblo de Colombia

En ejercicio de su poder soberano, representado por sus delegatarios a la Asamblea nacional Constituyente, invocando la protección de Dios, y con el fin de fortalecer la unidad de la nación y asegurar a sus integrantes la vida, la convivencia, el trabajo, la justicia, la igualdad, el conocimiento, la libertad y la paz, dentro de un marco jurídico, democrático y participativo, que garantice un orden político, económico y social justo, y comprometido a impulsar la integración latinoamericana, sanciona y promulga la siguiente

Constitución Política de Colombia”

Todo ciudadano colombiano debería portarla para, en ratos oportunos, estudiarla, citarla, promoverla.
Toda mujer colombiana debería leer a diario a sus hijos algún Artículo que le diga que debe ceñirse a las normas establecidas para ser un digno ser humano.
Cada profesor de cualquier área, debería hacer lo mismo que las mujeres, ampliando el estudio a los Actos Legislativos que la han modificado, desde el 01, decretado en agosto 27 de 1993, hasta febrero de 2010, para tomar notas que aporten luces a sus alumnos sobre las modificaciones efectuadas, si eran necesarias o no, si podrían ser ampliadas, o abolidas.
Todos los medios de comunicación en Colombia deberían establecer dentro de su programación diaria la difusión de sus alcances en el tiempo y el espacio, sin interpretaciones malignas que amparen los ‘derechos’ de los que pagan pauta.
Debería ponerse de moda obsequiar a los amigos nacionales y extranjeros- para que lean el Artículo 100 del Capítulo 3 – ¿y por qué no a los enemigos en fechas especiales? como cumpleaños, Navidad, Año nuevo, Amor y Amistad, además del obsequio tradicional, un ejemplar de la inmortal Constitución Política de Colombia, con dedicatoria que indique que conocemos el Articulo específico para el evento a cotejar, condenar o festejar. Personalmente imploro la primera edición de julio de 1991, de todas las editoriales.
A los editores quiero recordarles que es permitido reproducir la Constitución Política de Colombia, así que manos a la obra, que el lucro con honra sabe a bueno.

[email protected]