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Columnista - 11 mayo, 2011

¡Cercados por la corrupción!

Por  Gustavo Cotes Medina La percepción de la corrupción ha empeorado en nuestro país y a comienzos de mayo llegó al 70%, 24 puntos más que la medición en octubre de 2010 y esa es una de las razones para que los colombianos se hayan vuelto mayoritariamente pesimistas, lo cual es muy inquietante porque se […]

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Por  Gustavo Cotes Medina

La percepción de la corrupción ha empeorado en nuestro país y a comienzos de mayo llegó al 70%, 24 puntos más que la medición en octubre de 2010 y esa es una de las razones para que los colombianos se hayan vuelto mayoritariamente pesimistas, lo cual es muy inquietante porque se está corriendo el peligro – después de todo lo avanzado  en años recientes- de estar retrocediendo en la generación de confianza e influyendo sobre el clima de inversión, la legitimidad de las instituciones y la actitud de los consumidores. Los escándalos de corrupción, además de preocupante, descorazonan, ¡pero esta es una de esas guerras que se tienen que ganar!

Esta situación de crisis estructural puede ser el producto de la falta de controles efectivos, de la permisividad y el fácil enriquecimiento. Quizás por atender la inmediatez de la lucha contra el narcotráfico y el terrorismo, los delitos contra la administración pública fueron pasando ocultos con altos niveles de organización, difíciles de combatir, y la corrupción- como un pulpo- se fue metiendo solapadamente en todas partes como en una tierra de nadie y sin dolientes.

La avalancha de escándalos- tasados en billones de pesos- nos hace pensar que el país se encuentra cercado por la corrupción donde el deterioro moral ha llegado a extremos intolerables, pero las denuncias y el rechazo de los ciudadanos de bien, no se ha hecho esperar.
La justicia colombiana en varios casos tiene la tendencia a cojear y da para pensar que no avanza a la velocidad que se requiere ante el destape de tantas ollas podridas. Al respecto, la Fiscal de la Nación tiene muy claro que “la libertad de las personas es un bien sagrado, y sería absolutamente monstruoso proceder con afán mediático, solo por darle respuesta a la opinión pública”.

Hoy, ya se empiezan a sentir aires frescos de renovación,  esperanza y de unidad entre el Estado, la Fiscalía, la Contraloría General y la Procuraduría que están dejando la impresión al país de estar realizando un trabajo en equipo, serio y armónico. Al mismo tiempo, están apretando y acelerando la marcha con la decidida voluntad de triunfar en esta enorme batalla.

Ante la emergencia moral que estamos sufriendo- sumada a la ola invernal- el temperamento de los colombianos se encuentra golpeado en su optimismo y en su alegría, pero es muy importante destacar la reciente aprobación por el Congreso del Estatuto Anticorrupción para proteger los fondos públicos. El Estatuto no es la panacea, pero hace más estricto el régimen de inhabilidades, le pone una talanquera al matrimonio contratistas-dirigentes políticos y les anuncia penas ejemplares a los administradores públicos. El Estado empieza a responder, pero el reto que se tiene es inmenso. Es necesario denunciar a los corruptos, desterrar la cobardía y administrar bien los miedos.

El sentido de compromiso del presidente Santos con el departamento del Cesar en la instalación de la edición número 44º del Festival de la Leyenda Vallenata, es un mensaje alentador para nuestra Región, los 25 alcaldes y el próximo gobernador del Cesar. Ejecutar obras y gerenciar proyectos del orden de los 12 billones de pesos, es una tarea descomunal que exige de nuestros gobernantes una gran preparación, honestidad a toda prueba y enorme capacidad de gestión. Es una tarea selectiva que tenemos que hacerla bien con la vigilancia e interventoría de un millón de personas que habitan en esta generosa tierra.

El Sistema Estratégico de Transporte Público de Valledupar, los tramos de la Ruta del Sol y la Transversal de las Américas, los mega colegios y macro proyectos de vivienda, la navegabilidad del Rio Magdalena, la recuperación de la Ciénaga de Zapotosa, el Centro de Convenciones de Valledupar y la Represa de los Besotes, son proyectos que necesitarán el impulso de los mejores prospectos del Cesar para ejecutarlos con calidad, sin sobrecostos, en los plazos propuestos y especialmente, con cero corrupción. ¿Seremos capaces? Personalmente, pienso que sí. Nuestros profesionales están esperando las oportunidades para responder con responsabilidad, orgullo y dignidad. De ninguna manera podemos ser inferiores a estas realidades. ¡Nuestros nietos y el Cesar no  perdonarán nuevas frustraciones!

[email protected]

Columnista
11 mayo, 2011

¡Cercados por la corrupción!

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Gustavo Cotez Medina

Por  Gustavo Cotes Medina La percepción de la corrupción ha empeorado en nuestro país y a comienzos de mayo llegó al 70%, 24 puntos más que la medición en octubre de 2010 y esa es una de las razones para que los colombianos se hayan vuelto mayoritariamente pesimistas, lo cual es muy inquietante porque se […]


Por  Gustavo Cotes Medina

La percepción de la corrupción ha empeorado en nuestro país y a comienzos de mayo llegó al 70%, 24 puntos más que la medición en octubre de 2010 y esa es una de las razones para que los colombianos se hayan vuelto mayoritariamente pesimistas, lo cual es muy inquietante porque se está corriendo el peligro – después de todo lo avanzado  en años recientes- de estar retrocediendo en la generación de confianza e influyendo sobre el clima de inversión, la legitimidad de las instituciones y la actitud de los consumidores. Los escándalos de corrupción, además de preocupante, descorazonan, ¡pero esta es una de esas guerras que se tienen que ganar!

Esta situación de crisis estructural puede ser el producto de la falta de controles efectivos, de la permisividad y el fácil enriquecimiento. Quizás por atender la inmediatez de la lucha contra el narcotráfico y el terrorismo, los delitos contra la administración pública fueron pasando ocultos con altos niveles de organización, difíciles de combatir, y la corrupción- como un pulpo- se fue metiendo solapadamente en todas partes como en una tierra de nadie y sin dolientes.

La avalancha de escándalos- tasados en billones de pesos- nos hace pensar que el país se encuentra cercado por la corrupción donde el deterioro moral ha llegado a extremos intolerables, pero las denuncias y el rechazo de los ciudadanos de bien, no se ha hecho esperar.
La justicia colombiana en varios casos tiene la tendencia a cojear y da para pensar que no avanza a la velocidad que se requiere ante el destape de tantas ollas podridas. Al respecto, la Fiscal de la Nación tiene muy claro que “la libertad de las personas es un bien sagrado, y sería absolutamente monstruoso proceder con afán mediático, solo por darle respuesta a la opinión pública”.

Hoy, ya se empiezan a sentir aires frescos de renovación,  esperanza y de unidad entre el Estado, la Fiscalía, la Contraloría General y la Procuraduría que están dejando la impresión al país de estar realizando un trabajo en equipo, serio y armónico. Al mismo tiempo, están apretando y acelerando la marcha con la decidida voluntad de triunfar en esta enorme batalla.

Ante la emergencia moral que estamos sufriendo- sumada a la ola invernal- el temperamento de los colombianos se encuentra golpeado en su optimismo y en su alegría, pero es muy importante destacar la reciente aprobación por el Congreso del Estatuto Anticorrupción para proteger los fondos públicos. El Estatuto no es la panacea, pero hace más estricto el régimen de inhabilidades, le pone una talanquera al matrimonio contratistas-dirigentes políticos y les anuncia penas ejemplares a los administradores públicos. El Estado empieza a responder, pero el reto que se tiene es inmenso. Es necesario denunciar a los corruptos, desterrar la cobardía y administrar bien los miedos.

El sentido de compromiso del presidente Santos con el departamento del Cesar en la instalación de la edición número 44º del Festival de la Leyenda Vallenata, es un mensaje alentador para nuestra Región, los 25 alcaldes y el próximo gobernador del Cesar. Ejecutar obras y gerenciar proyectos del orden de los 12 billones de pesos, es una tarea descomunal que exige de nuestros gobernantes una gran preparación, honestidad a toda prueba y enorme capacidad de gestión. Es una tarea selectiva que tenemos que hacerla bien con la vigilancia e interventoría de un millón de personas que habitan en esta generosa tierra.

El Sistema Estratégico de Transporte Público de Valledupar, los tramos de la Ruta del Sol y la Transversal de las Américas, los mega colegios y macro proyectos de vivienda, la navegabilidad del Rio Magdalena, la recuperación de la Ciénaga de Zapotosa, el Centro de Convenciones de Valledupar y la Represa de los Besotes, son proyectos que necesitarán el impulso de los mejores prospectos del Cesar para ejecutarlos con calidad, sin sobrecostos, en los plazos propuestos y especialmente, con cero corrupción. ¿Seremos capaces? Personalmente, pienso que sí. Nuestros profesionales están esperando las oportunidades para responder con responsabilidad, orgullo y dignidad. De ninguna manera podemos ser inferiores a estas realidades. ¡Nuestros nietos y el Cesar no  perdonarán nuevas frustraciones!

[email protected]